Un "naif" ruso
Una de las cinematograf¨ªas m¨¢s desconocidas en nuestro pa¨ªs es la sovi¨¦tica. Lo poco que conocemos del reciente cine ruso es como para quitarle a cualquiera las ganas de conocer m¨¢s. Las sorpresas escasean. Pr¨¢cticamente, no existen. Una de ellas es Pirosmani. Sin ser nada del otro mundo, se trata de un filme curioso, bello y contemplativo, una recreaci¨®n de la vida y la ¨¦poca de Nicolai Pirosmanisvili, pintor georgiano perteneciente -aunque ¨¦l nunca lo supo- a esa escuela universal que es el arte naif. El estilo de Pirosmani est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo del vigor infantil de Camille Bombois que del virtuosismo del aduanero Rousseau.La puesta en escena de Gue¨®rgui Shenguelaia imita las composiciones planas y la ingenua concepci¨®n espacial del biografiado, lo cual, por cierto, no supone ning¨²n alarde de imaginaci¨®n u originalidad, aunque est¨¢ ejecutado con una correcci¨®n y una pulcritud notables. Esta misma concepci¨®n ha sido aplicada tanto al montaje como a la direcci¨®n de actores, lo cual salva a la pel¨ªcula de caer en el costumbrismo folkl¨®rico-ejemplarizante al que el cine sovi¨¦tico nos tiene tan acostumbrados.
Pirosmani
Director: Gue¨®rgui Shenguelaia. Gui¨®n: Erlom Ajvlediani y Gue¨®rgui Shenguelaia. Fotograf¨ªa: Konstantin Apriatin. M¨²sica: V Jujianidze. Int¨¦rpretes: Avtandel Varazi, David Abashidzey Zurab Kanianidze. URSS, 1969-72. Local de estreno: AIphaviIle 3.
Aparte la importancia de su obra, la vida de Pirosmani posee una serie de caracter¨ªsticas que ilustran bastante claramente el inter¨¦s y las intenciones de Shenguelaia: Pirosmani es el ejemplo mismo del hombre libre, del artista no-oficial, que jam¨¢s perdi¨® el contacto con el pueblo, con su tierra y su gente. Los temas de sus obras son simples: animales, figuras humanas, fiestas, ritos... En sus lienzos no hay rastro de ning¨²n tipo de pretensi¨®n intelectual en ello radica gran parte de su magia. Pirosmani fue un rebelde sereno, un hombre bueno y sencillo para quien lo m¨¢s valioso era la independencia, a cualquier precio. Pirosmani se negaba a trabajar en otra cosa que no fuera su pintura, se neg¨® a tener una familia, una casa... Se convirti¨® en un vagabundo, eligi¨® la marginaci¨®n, la libertad, la soledad y el vodka. Y llen¨® con sus cuadros las casas de sus amigos y las paredes de las tabernas de Tiflis. S¨®lo tuvo un amor, una vedette francesa, fue su Lily Gantry, su Dulcinea.
Shenguelala prefiere la ilustraci¨®n a la psicolog¨ªa, su filme es como un ¨¢lbum de bellas im¨¢genes, no exento de cierta frialdad acad¨¦mica. Pirosmani es uno de los Poqu¨ªsimos filmes digeribles de una cinematograf¨ªa que parece haber perdido hasta la pasi¨®n necesaria para hacer un panfleto y, junto con Andrei Rublev, la aportaci¨®n del cine ruso al apartado de vida de pintores, cuyas indiscutibles obras maestras siguen siendo Moulin Rouge, de Huston, y Montparnasse 19, de Becker.
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