El nuevo impuesto sobre la renta modificar¨¢ los h¨¢bitos de negociaci¨®n salarial
La entrada en vigor, a partir del d¨ªa 1 de enero pr¨®ximo, del nuevo impuesto sobre la renta, supondr¨¢ la desaparici¨®n del actual IRTP (impuesto sobre el rendimiento del trabajo personal), que gravaba todas las rentas del trabajo de forma lineal pr¨¢cticamente, introduciendo un sistema diferente en la tributaci¨®n del trabajo personal, de forma que los tipos impositivos variar¨¢n seg¨²n los diversos estratos de ingresos salariales.
Esta modificaci¨®n en el tratamiento fiscal de los salarios est¨¢ siendo manejada estos d¨ªas en las negociaciones que el Gobierno mantiene con sindicatos y empresarios, con la finalidad, sobre todo de cara a los primeros, de ofrecer un aliciente adicional a la limitaci¨®n de los salarios monetarios. En efecto, si se acepta finalmente una limitaci¨®n al crecimiento de los salarios del 12% o del 13%, el impacto de los nuevos tipos impositivos sobre los rendimientos del trabajo ser¨¢ menor para los niveles de renta m¨¢s bajos y superior para los m¨¢s elevados.Un ejemplo servir¨¢ para aclarar esta modificaci¨®n. Para unos ingresos que en 1978 fueran equivalentes al doble del salario m¨ªnimo, el salario el a?o pr¨®ximo, con una hip¨®tesis de aumento del 12%, ser¨ªa de unas 515.000 pesetas, lo que supondr¨ªa un aumento de la retribuci¨®n l¨ªquida del orden del 15%. Si la hip¨®tesis que se escoge es la de un aumento del 13% para los salarios, los ingresos en 1979 ser¨ªan de 521.000 pesetas, lo que equivale a un aumento de la percepci¨®n l¨ªquida del orden del 16%.
En el nuevo impuesto sobre la renta, la retenci¨®n no ser¨¢, como suced¨ªa hasta la fecha, de tipo lineal, con un gravamen del 11,5% (aunque en realidad no exist¨ªa un tipo ¨²nico, pues una parte estaba exenta y la ponderaci¨®n final se ve¨ªa modificada), sino que estar¨¢ proporcionalmente ajustada al nivel de ingresos de cada trabajador. Por este motivo, las retenciones en el futuro ser¨¢n diferentes para cada trabajador y la empresa descontar¨¢ del salario, para su ingreso en Hacienda, una cantidad que estar¨¢ en funci¨®n del nivel de ingresos del trabajador y del n¨²mero de hijos, que son los dos factores que determinan los diversos tipos impositivos.
La eliminaci¨®n del IRTP rompe, por otra parte, con la pr¨¢ctica de ?impuestos a cargo de la empresa?, ya que los salarios se negociar¨¢n en el futuro en t¨¦rminos brutos y no netos. La retenci¨®n que haga la empresa, en proporci¨®n al salario bruto y al n¨²mero de hijos, tendr¨¢ el car¨¢cter de pago a cuenta. Si a la hora de hacer la declaraci¨®n del impuesto sobre la renta las cantidades pagadas resulten superiores a las que el trabajador debe abonar, el Tesoro deber¨¢ devolver al contribuyente la diferencia, y viceversa. De todas formas, fuentes pr¨®ximas a Hacienda han se?alado que estas diferencias, tanto en un sentido como en otro, ser¨¢n m¨ªnimas por la propia configuraci¨®n de la escala de tipos impositivos.
Para el a?o pr¨®ximo, primer ejercicio en el cual deber¨¢ funcionar el nuevo sistema, el efecto fiscal sobre los salarios producir¨¢, seg¨²n las estimaciones realizadas por los autores de la reforma fiscal, una mejor¨ªa para los niveles de renta inferiores y una mayor carga fiscal para las rentas m¨¢s elevadas. En el cuadro que reproducimos junto a estas l¨ªneas se comparan los dos sistemas, el actual y el nuevo, para nueve casos diferentes de distintas situaciones familiares, hasta una familia con ocho hijos. Las l¨ªneas separan las dos situaciones creadas por la aplicaci¨®n del nuevo sistema de retenciones, de forma que los casos que se encuentran por debajo de la misma experimentar¨¢n un tratamiento fiscal m¨¢s progresivo a partir del a?o pr¨®ximo y los que se encuentran por encima se beneficiar¨¢n te¨®ricamente del nuevo enfoque tributario.
Desde el punto de vista de la negociaci¨®n salarial, este nuevo enfoque deber¨ªa provocar una ampliaci¨®n del abanico salarial. Durante el a?o en curso, el abanico de los salarios (es decir, las diferencias que separan los salarios m¨¢s altos de los m¨¢s bajos) se ha estrechado de forma importante, extremando incluso las recomendaciones que hizo el Gobierno en materia salarial hace un a?o, cuando se?al¨® que el 50% al menos del aumento de la masa salarial deber¨ªa repartirse de forma lineal. En realidad se ha producido una ampliaci¨®n de este porcentaje, proliferando de forma que algunos juzgan exagerado el estrechamiento de los niveles salariales. Con la nueva pr¨¢ctica de retenci¨®n en forma mucho m¨¢s proporcional sobre los niveles de salarios, los aumentos lineales de los mismos perjudicar¨ªan a los salarios m¨¢s elevados y el sistema tender¨ªa a estrechar a¨²n m¨¢s los abanicos salariales, por lo que es de suponer que la pr¨¢ctica de aumentos salariales lineales sea cada vez m¨¢s contestada en algunos sectores y en algunos niveles empresariales.
Finalmente, la incidencia de la supresi¨®n del IRTP sobre la negociaci¨®n salarial para el a?o pr¨®ximo, contemplada en dos hip¨®tesis -aumento salarial del 12 ¨® del 14%- se puede deducir de los dos cuadros en los que se barajan varios ejemplos de diferentes niveles de ingresos para cada uno de los dos casos de tope salarial.
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