Protagonistas de la evoluci¨®n
La Iglesia espa?ola ha sido, hasta el Concilio, el grupo disidente-reaccionario del catolicismo. En 1931, mientras el Vaticano alentaba a los cat¨®licos a participar en la nueva Rep¨²blica, el cardenal Segura organizaba una cruzada mon¨¢rquica que dividi¨® a los espa?oles. Terminada la guerra, Roma mostr¨® reticencias ante la dictadura franquista, y m¨¢s a¨²n ante la jerarqu¨ªa espa?ola, malmaridada con el r¨¦gimen. Los radiomensajes de P¨ªo XII se le¨ªan aqu¨ª censurados y manipulados con toda desfachatez. A pesar de todo, el Vaticano intent¨® la v¨ªa del di¨¢logo y no mand¨® los tanques de la excomuni¨®n contra el episcopado disidente.El Concilio puso muchas cosas en su sitio: entre ellas, al franquismo en fuera de juego. La jerarqu¨ªa espa?ola fue tomando conciencia de su verdadera misi¨®n y trat¨® de sacudirse lastres pol¨ªticos y temporales. Se cuestion¨® la confesionalidad del Estado y la intervenci¨®n de Franco en los nombramientos episcopales. La asamblea conjunta de obispos y sacerdotes pidi¨® perd¨®n p¨²blicamente por su beligerancia en la guerra civil. En 1967, el r¨¦gimen tuvo que proclamar la Iibertad religiosa, pero las negociaciones para corregir o anular el Concordato fueron frenadas continuamente desde El Pardo.
El cambio lo inicia la Iglesia con un comentario de la radio vaticana al testamento de Franco: ?... en nombre de una reconciliaci¨®n entre todos los espa?oles, incluidos los m¨¢s ardorosos partidarios del franquismo, quisi¨¦ramos moderasen el tono de sus elogios, y que no enarbolasen como bandera de combate la funesta, aunque noble, ilusi¨®n de quien ha cre¨ªdo y esperado identificarse con el propio pa¨ªs, no reconociendo a los dem¨¢s el derecho de amar y servir a Espa?a con intenciones y m¨¦todos diversos al suyo. ? Antes de emitirse el programa se quit¨® la palabra ?funesta?
Como si el Vaticano no fuera con ¨¦l, monse?or Gonz¨¢lez Mart¨ªn, en la plaza de Oriente, hace el elogio f¨²nebre de Franco sin ninguna moderaci¨®n. Es la fisura derechista de la Conferencia Episcopal junto con Guerra, Cast¨¢n, etc¨¦tera. Todos, enemigos de que el clero se meta en pol¨ªtica; pero, entre ellos, el que no tuvo un esca?o en las Cortes estrech¨® filas con los que estuvieron siempre a punto de salvanos otra vez. Todos, opuestos a que sus curas politizasen las homil¨ªas, pero dispuestos a obligarles a leer el testamento de Franco
A pesar de este sector integrista, la Conferencia Episcopal, presidida por el cardenal Enrique y Taranc¨®n, no vari¨® el rumbo de libertad e independencia iniciado en el Concilio. La pastoral Reconciliaci¨®n en la Iglesia y en la sociedad fue un buen comienzo, seguido por la renuncia del Rey al privilegio de presentaci¨®n.
La Iglesia y el Estado se plantean tambi¨¦n el tema de la financiaci¨®n
Ante las elecciones de 1977, la jerarqu¨ªa declar¨® su independencia pol¨ªtica y destac¨® la conveniencia de apoyar a partidos no totalitarios que defendiesen los derechos de la persona humana. Tambi¨¦n expres¨® su opini¨®n sobre la educaci¨®n, el divorcio y el aborto en la Constituci¨®n, y no puso reparos religiosos para el voto afirmativo en el refer¨¦ndum. Al final ha sonado el cornet¨ªn de los nueve obispos trabucaires. No parece que se acaben.
La prensa
Durante la etapa final del franquismo, las revistas pol¨ªticas fueron la punta de lanza de la Oposici¨®n. La prensa diaria ten¨ªa un control m¨¢s estricto, ya que la ley Fraga no daba para muchas alegr¨ªas.
La transici¨®n es quiz¨¢ la ¨¦poca de mayor movimiento en el registro de empresas y fracasos period¨ªsticos. Desaparece Nuevo Diario. Salen EL PAIS y Diario 16. Diario Libre dura unas semanas. Avui es el primer peri¨®dico editado ¨ªntegramente en catal¨¢n. Otros diarios de Catalu?a empiezan a publicar secciones fijas en lengua vern¨¢cula. En el Pa¨ªs Vasco nacen Egin y Deia, tambi¨¦n con p¨¢ginas en euskera. El Imparcial y El Peri¨®dico son las publicaciones m¨¢s j¨®venes, junto con Mundo Obrero, que inaugura la prensa diaria de partido.
Los semanarios corren suerte m¨¢s desigual, con buen n¨²mero de revistas ef¨ªmeras. S¨®lo se afianzan Opini¨®n e Intervi¨² entre las m¨¢s recientes, y cabe destacar la desaparici¨®n de Dobl¨®n, Guadiana, Posible y Cuadernos. Surgen tambi¨¦n los semanarios de partido y de grupos marginales. Proliferan las publicaciones er¨®ticas, muy pocas de verdadera calidad.
La profesi¨®n period¨ªstica estren¨® el intento de huelga con el fracaso, en febrero de 1976, a ra¨ªz del procesamiento de V¨¢zquez de Prada por negarse a facilitar las fuentes de su informaci¨®n sobre la UMD, invocando el secreto profesional.
La importancia de la prensa en el proceso democr¨¢tico tiene un claro term¨®metro: la violencia reaccionaria desatada contra todo lo relacionado con la profesi¨®n period¨ªstica: Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Soler es torturado en la sierra madrile?a y se le conmina a abandonar el pa¨ªs. Numerosos periodistas sufren agresiones cuando acuden a cubrir la informaci¨®n callejera. Varios quioscos son destrozados por los ultras y reciben continuas amenazas si venden determinadas publicaciones. Se mandan o se ponen bombas en Cambio 16, Diario 16, Punto y Hora de Euskal Herr¨ªa, etc¨¦tera. El atentado contra El Papus ocasiona un muerto y provoca la primera huelga total de prensa en Madrid y Barcelona.
En junio de este a?o asesinan a Jos¨¦ Mar¨ªa Portell, director de Hoja del Lunes de Bilbao. Y hace unas semanas, EL PAIS sufre un atentado mortal.
Los que nos quieren matar o amedrentar saben muy bien que, como dijo Orwell, la cobard¨ªa es una amenaza tan grande para la libertad como la autocensura; y la libertad es tambi¨¦n el derecho a decirle a la gente lo que no quiere o¨ªr.
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