S¨ª
Me lo dijo tu padre, querido Jaime Salinas, me lo dijo don Pedro cuando yo gozaba esa alegr¨ªa tan alta de vivir en los pronombres:-Un no da miedo. El no va destejiendo la trama sutil de los s¨ªes.
Y eso es lo que me pasa a m¨ª ahora, lo mismo que a don Pedro. Un no da miedo, lo mismo en amor que en pol¨ªtica, y me ha dado miedo, m¨¢s que rabia o decepci¨®n, cuando he recibido un no en amor, y por eso me da, -me ha dado miedo el no impl¨ªcito de don Marcelo Gonz¨¢lez, el cardenalazo de don Marcelo, porque los cardenalazos suelen terminar en Santa Cruzada, como la de Franco, y todos estamos ya un poco o. un mucho acardenalados, encardenalados, con moratones y moraduras en las nalgas del alma, por el no/homil¨ªa de don Marcelo, cura de Valladolid que pasaba leyendo su libro de horas, indiferente (bobos cincuenta) por delante de mi cama de ni?o t¨ªsico, y viendo la majestad de aquel cura perd¨ª yo la fe.
S¨ª, s¨ª, un si un¨¢nime a la papela, donde los s¨ªes sean un¨¢nimes como los cisnes de Rub¨¦n, porque el cisne es un s¨ª a Ja vida, un blanco s¨ª, con blancura electoral de papeleta, un armonioso s¨ª, y mejor eso que la muerte del cisne de la democracia, trocado en seguida por el patito feo de la dictadura negra de brillantina. S¨ª, un blanco s¨ª, una nevada de s¨ªes, ma?ana, sobre Madrid, sobre Espa?a, la primera nevada que Dios env¨ªa, porque un no da miedo, don Pedro, como nos lo ha dado a todos -a m¨ª, de vuelta de Am¨¦rica- el no solapado de don Marcelo, santo y sabio en su piedra o pedregal de Pedro toledano.
No he ido a Am¨¦rica a propagar el s¨ª, ni a sembrarlo como semilla en el coraz¨®n remoto de otros espa?oles, sino que he ido a ver c¨®mo triunfaban o fracasaban -que de todo ha habido- los pol¨ªticos del s¨ª, y quiero que esta cr¨®nica valga m¨¢s que ninguna de las m¨ªas, valga ella sola entre los miles de art¨ªculos que he escrito, porque, aunque el s¨ª convalida una papela deficiente, esa papela es nuestra barricada de letra impresa contra el irracionalismo con piedras del no.
S¨ª, por favor, s¨ª, aunque no creamos ya demasiado en el s¨ª/no quienes tenemos el coraz¨®n cansado de pol¨ªtica y el amor puesto en el amor, no en la Constituci¨®n. Pero entre todos hemos levantado una barricada de letra impresa, entre todos hemos cavado una zanja de leyes, hemos erigido una bandera de papel que irrita a los enterizos de la patria mucho m¨¢s que las banderas bicolores o tricolores. Que la letra de la Constituci¨®n no entre con sangre, sino con palabras. Que Espa?a, la centenaria analfabeta, aprenda a leer. Eso es lo que yo quiero.
Ma?ana se vota, ma?ana sale, se?orito, ll¨¦veme ust¨¦ este ramito, que no vale m¨¢s que un real; ma?ana, a partir de ma?ana, podemos, podremos llevar todos los espa?oles en el ojal el ramo breve de la constitucionalidad, de la racionalidad, de la libertad. Ya s¨¦ que no est¨¢ bien hecha. la Constituci¨®n, ya s¨¦ que es un poco ¨¦l adefesio de Alberti, pero despu¨¦s del Adefesio viene la Noche de guerra en el museo del Prado, y eso si que es peor. ?Parachutistas, guerracivilistas, galactistas, qui¨¦nes van a dar el golpe de mano del Estado, el golpe de Estado por la mano? No lo s¨¦, pero, ya que no hemos hecho una revoluci¨®n, levantemos esta trinchera de papel como barricada de la reforma revolucionaria, que otras defensas no tenemos -para qu¨¦ enga?arse- frente al viejo que ha confundido los quinquenios con los luceros, frente a la vieja que no entiende nada, frente, a la melancol¨ªa financiera de los que dejan aqu¨ª mujer, hijos, familia, obreros, f¨¢brica, y se van a Brasil a vender gr¨²as o motores, declarando en quiebra una econom¨ªa que no marcha porque ellos no quieren. He visto en las rep¨²blicas hispanoamericanas bancos espa?oles embozados de nacionales, como aqu¨ª hacen las multiyanquis:
-Trabajan m¨¢s que nada en la evasi¨®n de capitales.
Me lo tem¨ªa. Por eso hay que disparar ma?ana, desde las almenas improvisadas de una Constituci¨®n de papel y cart¨®n piedra -como todas las Constituciones-, la ballester¨ªa de los s¨ªes contra el San Sebasti¨¢n medievalista, oscurantista, tenebrista, que se ofrece -falso cordero de Cristo- como cuerpo eucar¨ªstico de la Espa?a eterna. Pero la Espa?a eterna est¨¢ en Suiza, bajo cuenta corriente. S¨ª a la Espa?a real y peatonal, que es la que aqu¨ª nos queda para todos. S¨ª.
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