Desgravaci¨®n fiscal por los ancianos

Al igual que se hace por la esposa y los hijos, deber¨ªa existir un beneficio en el impuesto fiscal para el que, en su casa, tiene a su cargo un anciano.Creo que es hora de que la Administraci¨®n y los ilustres economistas piensen en lo que para el Estado supone fomentar una convivencia familiar para la tercera edad, dada la falta de plazas en los asilos, hoy llamados residencias.

Seg¨²n declaraciones de la Diputaci¨®n madrile?a publicadas en un diario de la capital con fecha 26 de agosto de 1977, ?el mantenimiento de un anciano le supone a la Diputaci¨®n un gasto de veinticinco a 30.000 pesetas mensuales?. Esto hace m¨¢s de un a?o, por lo que, actualmente, ser¨¢ mucho m¨¢s.

En infinidad de casos, nuestros mayores no disfrutan de pensi¨®n, y en otros ¨¦sta es insuficiente para una alimentaci¨®n que tiene que ser especial y la medicaci¨®n, casi siempre, costosa. Hay que considerar a la hermana mayor, que siempre cuid¨® de la casa y, por eso mismo, por haber vivido entregada a la familia, no tiene jubilaci¨®n. Los padres que quedaron al amparo del hijo soltero y, cuando ¨¦ste forma su hogar contin¨²an viviendo con ¨¦l. Y, en fin, tantas y tantas situaciones diversas.

Su vida en familia no deber¨ªa representar nunca una carga, pero, desgraciadamente, muchas veces lo supone.

Los hijos, los hermanos, incluso los sobrinos, tienen derecho a que se piense en su abnegada labor, a disponer de algo que suponga un est¨ªmulo y un reconocimiento por la sociedad para estos cuidados, que no se pagan con nada al mantener en estos seres, en los ¨²ltimos a?os de su existencia, el calor de una vida familiar.