Jeremy Thorpe ser¨¢ juzgado por conspiraci¨®n para el asesinato
El ex l¨ªder liberal brit¨¢nico Jeremy Thorpe y los otros tres inculpados junto con ¨¦l de conspirar para dar muerte al antiguo modelo masculino Norman Scott, ser¨¢n juzgados en Old Bailey, el Tribunal Central de lo criminal, en una fecha sin determinar del a?o pr¨®ximo. Hasta entonces, los cuatro acusados, que se han declarado inocentes, seguir¨¢n en libertad bajo fianza, pero su pasaporte ser¨¢ retenido por la polic¨ªa.
Los magistrados de Minehead -una mujer dedicada a la asistencia social, un granjero retirado y un arquitecto jubilado, que durante tres semanas han escuchado la evidencia presentada por la acusaci¨®n p¨²blica- decidieron ayer que hay caso para un juicio formal. Thorpe inculpado de conspiraci¨®n e incitaci¨®n al asesinato, puede ser sentenciado a un m¨¢ximo de diecisiete a?os de c¨¢rcel. Sus tres compa?eros, sobre los que s¨®lo pesa el primero de los cargos, hasta a siete a?os de prisi¨®n.Los dos ¨²ltimos d¨ªas de los preliminares judiciales del caso Thorpe (v¨¦ase EL PAIS de 3 de diciembre), han estado dedicados a la intervenci¨®n final de la acusaci¨®n p¨²blica y de la defensa. El abogado del pol¨ªtico liberal, y todav¨ªa diputado del partido, afirm¨® en un discurso de tres horas que el sistema legal ingl¨¦s est¨¢ siendo puesto en tela de juicio por la opini¨®n p¨²blica mundial. Sir David Napley calific¨® de inveterados mentirosos a los testigos del fiscal, de desequilibrado mental al ex modelo Norman Scott, presunto amante de Thorpe, y de amarillo al estilo period¨ªstico con que se ha seguido el caso por parte de numerosos medios informativos.
El se?or Napley se escandaliz¨® de que los testimonios contra Thorpe sirvan a sus autores para embolsarse grandes sumas de dinero, mediante la venta exclusiva de sus historias a peri¨®dicos y editoriales, y acab¨® alegando la inverosimilitud de una trama de conspiraci¨®n que, seg¨²n sus propios participantes, ha durado m¨¢s de nueve a?os, ?algo nunca visto en la historia de los tribunales ingleses?. En t¨¦rminos parecidos, pero menos vehementes, se ha pronunciado la defensa de los restantes acusados, que est¨¢ dispuesta a conceder ?indicios de complot para asustar a Scott?, pero nada m¨¢s.
La acusaci¨®n ha sostenido hasta el final que Thorpe ha mentido a la polic¨ªa y tratado de interferir el curso de la justicia. Su evidencia se ha centrado en tres puntos funda mentales. El primero, el testimonio del ex diputado liberal Peter Bessell, un residente en Estados Unidos, por irregularidades econ¨®micas que, bajo inmunidad, declar¨® en Minchead, que a finales de los a?os sesenta discuti¨® con Jeremy Thorpe y David Holmes, otro de los inculpados, la manera de eliminar a Norman Scott para que no contara su relaci¨®n homosexual con Thorpe. El segundo, las declaraciones del antiguo piloto Andrew Gino Newton, autor de la muerte a tiros del perro de Scott y que reconoci¨® haber sido contratado como sicario, por tres millones de pesetas, para matar al modelo.
Finalmente, los testimonios del millonario Jack Hayward, beneficiario del Partido Liberal brit¨¢nico y del hombre de negocios Nadir Dinshaw. Seg¨²n ellos, parte de las donaciones enviadas por el primero en 1975 y 1976 desde las Bahamas y a petici¨®n de Thorpe a la cuenta bancaria de Dinsahw en Inglaterra, fueron utilizadas, de nuevo a petici¨®n de Thorpe, para que David Holmes pagara a Newton por el trabajo incumplido de eliminar a Scott.
El final del primer acto del caso Thorpe ha tenido la virtud de desatar una pol¨¦mica, restringida pero nacional, sobre si las actuales leyes brit¨¢nicas proporcionan a los acusados en circunstancias como estas el tratamiento m¨¢s justo, un tema que ya ha pasado a la agenda de la comisi¨®n real que se encarga de la reforma de los procedimientos penales. Cualquiera que sea la sentencia final que caiga sobre sus protagonistas, el hecho es que durante las casi tres semanas que han precedido a la decisi¨®n de los magistrados de entablar un juicio criminal, las vidas de Thorpe (sobre todo y por motivos obvios) y las de los otros tres inculpados han sido, quiz¨¢ innecesariamente, expuestas a la m¨¢s cruda explotaci¨®n informativa de sus detalles.
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