Estados Unidos reconoce a China y rompe con Taiwan, en un cambio hist¨®rico de su pol¨ªtica internacional
En una ruptura hist¨®rica con tres d¨¦cadas de pol¨ªtica norteamericana hacia Asia, y admitiendo que al reconocer al Gobierno de Pek¨ªn se reconoce simplemente ?una realidad?, el presidente Jimmy Carter anunci¨® en la madrugada de ayer el establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas plenas con la Rep¨²blica Popular China y puso fin. a la tradicional alianza de Washington con el reducto nacionalista de Taiwan.
Carter se dirigi¨® al pa¨ªs a trav¨¦s de la televisi¨®n en una hora de m¨¢xima audiencia, las nueve de la noche de un viernes, hora local, y de forma totalmente inesperada. El presidente dio lectura al comunicado conjunto, publicado simult¨¢neamente en Pek¨ªn, y dijo que este cambio en la pol¨ªtica norteamericana ?ser¨¢ beneficioso para los pueblos de Estados Unidos y China y para todos los pueblos del mundo?, y contribuir¨¢ ?al bienestar de nuestra naci¨®n y a la estabilidad de Asia?.La normalizaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas entre Washington y Pek¨ªn tendr¨¢ efecto el pr¨®ximo d¨ªa 1 de enero y se proceder¨¢ al intercambio de embajadores en los primeros d¨ªas de marzo, anunci¨® tambi¨¦n el presidente Carter. El viceprimer ministro de la Rep¨²blica Popular China, Teng Hsiao-ping, visitar¨¢ Estados Unidos a finales de enero, a?adi¨® Carter. Informaciones posteriores concretan la fecha de esta visita en el 29 de enero y se prev¨¦ que Jimmy Carter viaje a China dentro de 1979.
El espectacular giro en la pol¨ªtica norteamericana fue el resultado de intensas negociaciones celebradas en las ¨²ltimas semanas e iniciadas con las visitas a China de los presidentes Nixon y Ford y, m¨¢s recientemente, con los viajes de Zbigniew Brzezinski y James Schlesinger. De hecho, Washington ha aceptado las tres condiciones impuestas por los chinos para la normalizaci¨®n diplom¨¢tica: ruptura de relaciones con el r¨¦gimen nacionalista de Taiwan, retirada de las fuerzas estadounidenses de la isla y abrogaci¨®n del Tratado de Defensa Mutua con China nacionalista.
?Estados Unidos reconoce al Gobierno de la Rep¨²blica Popular China como el ¨²nico Gobierno legal de China?, se dice en el comunicado conjunto, aunque se reconoce en el documento que Washington podr¨¢ mantener ?relaciones comerciales y culturales de manera no oficial con el pueblo de Taiwan.?.
Carter, en su intervenci¨®n televisada de diez minutos de duraci¨®n, dijo que su Gobierno ha puesto especial atenci¨®n en que la normalizaci¨®n diplom¨¢tica con Pek¨ªn ?no ponga en peligro el bienestar del pueblo de Taiwan?.
Violenta reacci¨®n conservadora
La reacci¨®n de los conservadores norteamericanos no se hizo esperar y el senador Barry Goldwater, conocido por sus ideas ultraderechistas, declar¨® que la normalizaci¨®n de relaciones con Pek¨ªn era ?uno de los actos m¨¢s cobardes jam¨¢s realizados por un presidente? y que supon¨ªa ?una pu?alada en la espalda? para el r¨¦gimen de Taiwan. En t¨¦rminos similares se manifestaron otros pol¨ªticos conservadores y no faltaron las acusaciones de que Washington ha cedido en todo y Pek¨ªn en nada.
El anuncio hecho por el presidente Carter, aunque previsible a m¨¢s o menos largo plazo, caus¨® un impacto en Estados Unidos s¨®lo comparable al que produjo el anuncio del viaje a China del presidente Nixon, en 1972. Con el espectacular montaje, la Casa Blanca consigui¨® tambi¨¦n desviar la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica estadounidense del dif¨ªcil punto muerto en que se encuentran las conversaciones de paz de Oriente Pr¨®ximo, auspiciadas por Jimmy Carter.
El embajador sovi¨¦tico en Washington, Anatoli Dobrynin, fue informado en la Casa Blanca unas horas antes de que el presidente apareciese en las pantallas de televisi¨®n. Los expertos en relaciones sovi¨¦tico-norteamericanas piensan que el reconocimiento de Pek¨ªn no afectar¨¢ al tratado SALT H, que est¨¢ a punto de firmarse con la URSS. Aunque es evidente que al Kremlin no le har¨¢ demasiada gracia el establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Washington y Pek¨ªn, se cree que los sovi¨¦ticos tienen garant¨ªas verbales de Estados Unidos de que no vender¨¢n armas a China Popular, que es lo que realmente les preocupa y podr¨ªa deteriorar las relaciones entre los norteamericanos y la URSS.
Los aproximadamente mil soldados norteamericanos que est¨¢n basados en Taiwan ser¨¢n retirados pr¨®ximamente, mientras que el tratado defensivo entre Talpeh y Washington quiz¨¢ siga existiendo sobre el papel hasta su fecha de expiraci¨®n, en 1980. El r¨¦gimen de Pek¨ªn habr¨ªa dado garant¨ªas no escritas a la Administraci¨®n Carter de que no intentar¨¢ ocupar la isla por la fuerza para unificar el pa¨ªs y poner fin al r¨¦gimen de Chiang Ching-kuo, hijo del fallecido dictador Chiang Kai-shek.
Nueva era pol¨ªtica internacional
Los intercambios comerciales entre Estados Unidos y la Rep¨²blica Popular China, que hab¨ªan alcanzado ya un volumen considerable en los ¨²ltimos a?os, se ver¨¢n incrementados tras la visita a Norteam¨¦rica del poderoso Teng Hsiao-ping, y se anuncia ya una gira por China del secretario del Tesoro norteamericano, Michael Blumenthal.
Mientras que la normalizaci¨®n diplom¨¢tica entre Pek¨ªn y Washington confirma las tendencias de apertura a Occidente del nuevo Gobierno chino, supone tambi¨¦n el inicio de una nueva era para la pol¨ªtica norteamericana. Las alianzas creadas tras la segunda guerra mundial desaparecen ante la realidad del momento pol¨ªtico. La guerra de Corea, en los a?os, cincuenta, donde los norteamericanos se enfrentaron directamente a los chinos, el veto de Estados Unidos al ingreso de Pek¨ªn en la ONU y las acusaciones de ?tigres de papel? del presidente Mao a los ?imperialistas norteamericanos? quedaron borrados de un plumazo.
Han sido necesarios siete a?os y tres presidentes para lograr el reconocimiento de esa ?realidad? a que se refiri¨® Jimmy Carter en su discurso televisado, desde la ?diplomacia del ping-pong? y la visita de Richard Nixon, con el comunicado de Shanghai, hasta los recientes intercambios culturales y comerciales. La nueva era de la pol¨ªtica norteamericana hacia Asia se inicia poco despu¨¦s del no menos hist¨®rico tratado entre Jap¨®n y China, y en un momento en que la tensi¨®n entre Vietnam y China, por un lado, y el conflicto entre Camboya y Vietnam, por otro, amenazan la estabilidad del subcontinente.
Pese a algunas protestas y a algunos elogios del r¨¦gimen nacionalista de Taiwan, el pueblo norteamericano acept¨® el establecimiento de lazos diplom¨¢ticos con Pek¨ªn como algo l¨®gico e inevitable. Un reciente sondeo del Instituto Harris mostraba que el 62% de los norteamericanos deseaba la normalizaci¨®n de relaciones con la Rep¨²blica Popular y s¨®lo un 17% se declaraba contrario.
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