Bolivia, como esquema
EL ESQUEMA de lo que est¨¢ sucediendo en Bolivia tiene el inter¨¦s de que representa un modelo -con las l¨®gicas diferencias anecd¨®ticas y de situaci¨®n local- que se viene repitiendo desde que en Occidente se favorece la sustituci¨®n de reg¨ªmenes dictatoriales por unas democracias comedidas, controladas y aun de car¨¢cter experimental. Una dictadura con fuerza militar, y con el nombre personal de Hugo Banzer, debe abrir unas elecciones que resuelvan la situaci¨®n en favor de la democracia; los tenedores de ese poder y de los antiguos privilegios consideran que las elecciones les pueden legitimar y convertir la dictadura en democracia, pero siempre en manos de las mismas personas; la oposici¨®n se modera, acepta, las condiciones no revolucionarias de la democracia controlada; cuando las elecciones se celebran -mes de julio-, los resultados van a aparecer en favor de esa oposici¨®n que puede cambiar los privilegios; el poder en activo fuerza los resultados ilegalmente -seg¨²n las denuncias- en su favor, cambia el nombre presidencial -Hugo Banzer cede ante el general Juan Pereda- y se dispone a gobernar bajo el mismo reparto de riqueza y dominio. No ha comprendido bien que la fuerza de Estados Unidos y la decisi¨®n, por tanto, superior de sustituir las dictaduras le sobrepasa. Esta fuerza se presenta el d¨ªa 24 de noviembre, representada por otros militares, que en un breve y f¨¢cil golpe de Estado colocan en la presidencia otro general -David Padilla-, que emprende una campa?a llamada de ?institucionalizaci¨®n? o de ?constitucionalizaci¨®n? para recuperar los objetivos iniciales. Su clave es la anulaci¨®n de las elecciones de julio pasado y la convocatoria de otras en julio de 1979; en el mes de agosto se entregar¨¢ el poder a los civiles que representen los partidos pol¨ªticos vencedores en dichas elecciones.Inmediatamente se abren tres frentes: uno, del actual poder, para ir limpiando progresiva y suavemente la oposici¨®n de los elementos considerados m¨¢s a la izquierda y, desde luego, de los comunistas, para que la sustituci¨®n civil y democr¨¢tica se efect¨²e dentro de los l¨ªmites convenientes. Inmediatamente se produce una respuesta del PCB -por su dirigente Marcos Domic- denunciando que su partido est¨¢ siendo v¨ªctima de una campa?a ?del imperialismo, la derecha y los sectores aventuristas? para que se le separe de la Unidad Democr¨¢tica y Popular -dirigida por el ex presidente Siles Suazo, que ser¨ªa el candidato a la presidencia por la Unidad- Otro, de los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos, para ser garantes ante los militares y ante la fuerza de Occidente de que su democracia se establecer¨¢ seg¨²n las reglas admitidas y no tendr¨¢ un car¨¢cter revolucionario, revanchista o neutralista en pol¨ªtica exterior. La mayor parte de las reuniones de los partidos democr¨¢ticos se celebran en el seno de la comisi¨®n que prepara la nueva ley electoral, y que re¨²ne a aquellos que tuvieron mayor n¨²mero de votos en las elecciones anuladas: la UDP -en la que todav¨ªa est¨¢n incluidos los comunistas-, el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario, de Paz Estenssoro) y la Democracia Cristiana. No participa el partido de la Uni¨®n Nacionalista del Pueblo: era el del presidente Pereda, derribado, y ha sido disuelto.
El tercer frente es el de los defensores del antiguo r¨¦gimen, que se enfrentan con la ?constitucionalizaci¨®n? por todos los medios a su alcance. Son los ?desestabilizadores?, seg¨²n el nuevo lenguaje europeo. Desde sus medios de expresi¨®n anuncian continuamente que Bolivia camina hacia el comunismo y propugnan la candidatura de Hugo Banzer como una defensa contra esta comunistizaci¨®n (Hugo Banzer hab¨ªa sido enviado como embajador a Buenos Aires, desde donde organizaba conspiraciones con la anuencia de Videla; ha sido destituido. Su candidatura no ser¨ªa v¨¢lida, puesto que la nueva ley prohibe presentarse a los militares; pero Banzeralega que est¨¢ en la reserva y tiene derecho a ser elegible). Un cierto n¨²mero de industriales y financieros que fueron beneficiarlos del r¨¦gimen de Banzer forman un frente importante que, seg¨²n el periodista Juan Pereyra, ?alcanza las puertas de los cuarteles? para organizar un golpe de Estado que impidiera la constitucionalizaci¨®n. Su propa ganda estar¨ªa dirigida principalmente a inquietar a los altos mandos sobre la reforma militar del Gobierno, que, por una serie de cambios de puesto, retiros obligatorios y ascensos, est¨¢ tratando de modificar la composici¨®n conservadora del Ej¨¦rcito. Banzer, a¨²n desde Buenos Aires, denuncia al actual Gobierno de realizar maniobras de divisi¨®n en las fuerzas armadas. Y el peri¨®dico El D¨ªa -de su misma l¨ªnea pol¨ªtica- acusa a los militares j¨®venes y a los miembros de la Junta de pertenecer a la ?Logia Villarroel? (por el presidente general Gualberto Villarroel, protector de los pobres, los indios y los ?cholos?: la derecha del Ej¨¦rcito, en 1946, le hiri¨® a balazos en palacio; le arrojaron despu¨¦s por la ventana y, como estaba vivo todav¨ªa, lo colgaron de un farol, que es todav¨ªa objeto de veneraci¨®n).
El Gobierno responde a esta Campa?a desmintiendo los rumores de golpe militar, asegurando que el Ej¨¦rcito est¨¢ unido en torno a la Junta Militar y decidido a proseguir la constitucionalizaci¨®n, y preparando ya un proceso contra Banzer y sus m¨¢s fieles secuaces, acus¨¢ndoles de corrupci¨®n y de atrocidades durante el per¨ªodo de su mandato. El relevo repentino de mando de cuatro regimientos en La Paz -donde los generales han sido sustituidos por j¨®venes tenientes coroneles- puede indicar que hab¨ªa algo m¨¢s que rumores en el anuncio de un golpe de Estado.
Quiz¨¢ esta gran derecha no pretende realmente apoderarse del poder por la v¨ªa de la fuerza, lo cual ser¨ªa una aventura muy peligrosa y de dudosos resultados en una Bolivia que comienza a entrever otras posibilidades democr¨¢ticas. Es posible que toda la fuerza de la campa?a est¨¦ destinada a contrarrestar el ?izquierdismo? del Gobierno de David Padilla, acus¨¢ndole de procomunismo y de masoner¨ªa internacional, de influencias sovi¨¦ticas y cubanas, para conseguir que el control de la democracia que va a llegar sea m¨¢s r¨ªgido y que sus intereses contin¨²en siendo defendidos por la actual Junta: es decir, una forma de presi¨®n cl¨¢sica para buscar un pacto personal. La idea de que Bolivia podr¨ªa ser un nuevo Ir¨¢n est¨¢ destinada a advertir a Washington de que su presi¨®n democratizadora puede despertar unas fuerzas a las que ser¨¢, despu¨¦s, imposible contener y que llegar¨¢ un d¨ªa en que se arrepientan de su pol¨ªtica blanda de apertura.
Pero no puede excluirse la acci¨®n violenta antes del mes de julio. El Gobierno se ha fijado un plazo demasiado largo para las elecciones que deben producir la ?constitucionalizaci¨®n?. Es el plazo que necesitan para que su control posterior de los civiles dem¨®cratas que han de gobernar sea efectivo y para que Bolivia fuese por ese camino cl¨¢sico del bipartidismo (democracia cristiana-socialdemocracia) que parece estar tambi¨¦n en el modelo universal. Pero es un plazo, tambi¨¦n, que permite todas las maniobras de la extrema derecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.