"La novela latinoamericana se acerca mucho a la toxicoman¨ªa literaria"
Entrevista con el escritor chileno Guillermo Atias
?He intentado que la literatura llegue a los lectores marginados y la ¨²nica manera de conseguirlo ha sido utilizando su propio lenguaje, es decir, un lenguaje popular.? Guillermo Atias, escritor chileno, refugiado pol¨ªtico en Francia desde 1973, se considera un escritor realista al margen y en alg¨²n sentido frente al boom de la novela latinoamericana. Hasta el golpe de Estado de Pinochet era redactor-jefe de la revista de cultura Plan y presidente de la Uni¨®n de Escritores Chilenos. Ha escrito novelas como El tiempo banal, A la sombra de los d¨ªas, Y corr¨ªa el billete, y la m¨¢s reciente, La sangre en la calle, que acaba de ser editada en franc¨¦s. Es autor tambi¨¦n de peque?as obras de teatro y de numerosos ensayos.?He sido fiel a una l¨ªnea literaria que tiene mucho que ver con un compromiso social y pol¨ªtico, alejado, por tanto, de las tendencia l¨ªricas que tanto se han desarrollado ¨²ltimamente en Latinoamerica.? Los cr¨ªticos han dicho que Guillermo At¨ªas es un escritor preocupado por el realismo chileno, cuya m¨¢xima cota quiz¨¢ la al canza en la novela Y corr¨ªa el billete, experimento de investigaci¨®n sobre el lenguaje popular, especialmente el de los obreros.
Ese realismo lo enfrenta al boom de la novela latinoamericana, con la que no est¨¢ de acuerdo. ?Gran parte de estos novelistas han ca¨ªdo en la trampa del oscurantismo, d¨¢ndose la curiosa paradoja de que perd¨ªan lectores a medida que se glorificaban.
El escritor chileno, que ahora da clases de espa?ol en la Universidad de Nanterre, cree que, adem¨¢s del problema de los lectores, existe otro de responsabilidad de los escritores ante los pueblos que son sus testigos. ?Estos pueblos necesitan ser expresados y conocerse a s¨ª mismos, tarea que la novela cumple cada vez menos. Ahora la moda es escribir libros rompecabezas para iniciados, es decir, para ser le¨ªdos por unos cuantos y por los propios escritores. Es, como se ve, un c¨ªrculo demasiado vicioso, cercano a la toxicoman¨ªa literaria. Podr¨ªa decirse que ?la novela es el opio de los pueblos.?
?Tomemos el ejemplo -dice- de uno de los tantos dictadores que se pintan en las recientes novelas latinoamericanas. La personificaci¨®n es genial, pero de dudosa eficacia y realidad. A este dictador se le toma como un motivo de rica especulaci¨®n literaria o est¨¦tica, se le colma de barroquismos que terminan por hacerlo un ente de ficci¨®n, monstruo goyesco que poco tiene que ver con la efectividad de un dictador de carne y hueso, como son estos generales que nada tienen de pintoresco y son de una sencillez siniestra e imperturbable la tortura no es barroca, aunque aparentemente lo parezca, y tentadora para la especulaci¨®n literaria.?
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