"Otra vez domingo", de Garc¨ªa Pav¨®n, inaugura una colecci¨®n de novela policial
Otra vez domingo, una nueva aventura de Plinio, el popular personaje de Francisco Garc¨ªa Pav¨®n, es la novela que abre la colecci¨®n El Club del crimen, de la editorial Sedmay. Se trata de una idea de alg¨²n modo ins¨®lita, la de promover la novela polic¨ªaca entre los escritores espa?oles e hispanoamericanos, como se sabe, menos adictos al g¨¦nero que los anglosajones, que gozan ya de una envidiable tradici¨®n. Garc¨ªa Pav¨®n es una excepci¨®n: aunque, como dir¨¢ en la entrevista que concedi¨® a EL PAIS, no se considera propiamente un escritor policial, s¨ª est¨¢ satisfecho de ?dos cosas: haber creado el personaje Plinio, el tipo de polic¨ªa y detective espa?ol, y el patrioterismo de haber hecho popular mi pueblo, Tomelloso?.
Tiene Garc¨ªa Pav¨®n esa especie de humildad que caracteriza de alguna manera a los escritores de su generaci¨®n: ?No s¨¦ si es una virtud -dice- o si han sido las circunstancias. Durante todo este tiempo, ser escritor, a no ser que se fuera muy adicto al r¨¦gimen, no daba una posici¨®n muy lucida. Por eso nosotros tomamos la actitud de pasar inadvertidos. Est¨¢bamos en delito, y la nuestra era una profesi¨®n heterodoxa.??En mi caso, adem¨¢s, el ¨¦xito me ha llegado tarde. Cuando en 1945, por ejemplo, mi novela Cerca de Oviedo, que era la primera, qued¨® finalista del Nadal, me la tuvo que publicar mi padre. Entonces se arm¨® el circo en Oviedo... La verdad es que yo, que soy hombre independiente, de familia liberal, republicana, nunca pod¨ªa estar cerca de la situaci¨®n pol¨ªtica, y nopor ser perseguido ni nada: simplemente, ellos no me iban y yo no les iba a ellos. Creo que nunca fui bien visto. Y en el reemplazo, como no soy pol¨ªtico, me he quedado un poco como un hombre de otro tiempo. Ha habido gente, mucha, que se ha asomado al escaparete de la nueva situaci¨®n. Yo no. Aunque creo que tengo detr¨¢s el sacrifico de toda la vida por la dictadura, no se me ocurri¨® presentarme a senador o apuntarme a un partido pol¨ªtico. No lo digo como un m¨¦rito, sino, simplemente, como definici¨®n de mi manera de ser.?
Otra vez domingo aprovecha una ligera trama policial, divertida y cargada de suspense, para hacer una reflexi¨®n, a menudo amarga, sobre la vida y sobre la muerte, al tiempo que hace un minucioso retiato de la vida, mon¨®tona y provinciana de una peque?a localidad, que, como siempre, es Tomelloso. ?Ya he explicado en alguna conferencia por ah¨ª c¨®mo la mayor parte de los personajes son seres de mi biograf¨ªa, empezando por Plinio. Plinio es la recreaci¨®n inconsciente de mi abuelo paterno, que fue, en mi infancia, ese h¨¦roe iniborrable que todos los ni?os tienen. M¨¢s tarde me he dado cuenta.?
?La verdad -sigue Francisco Garcia Pav¨®n- es que la mayor parte de mi literatura, y sobre todo la no policial, es autobiogr¨¢fica, tratada en los cuentos y en las otras novelas, de una manera m¨¢s o menos proustiana. La diferencia est¨¢ en que las novelas de Plinio son invenciones, aunque los recuerdos siempre intervengan y aunque se desarrollan en medios y geograf¨ªas autobiogr¨¢ficas.?
La diferencia entre la producci¨®n de un texto policial y de una novela de otro tipo, la explica Garc¨ªa Pav¨®n: ?Creo que se parecen; quiz¨¢ la diferencia est¨¢ en el trabajo de la memoria. Yo, en realidad, no he sido muy lector de novelas polic¨ªacas, quiz¨¢ porque en mi formaci¨®n acad¨¦mica se la calific¨® un poco como una subesepcie, como un subg¨¦nero. Y la verdad, creo que en muchos casos lo es... Lo que intento realmente es conseguir el retrato de tipos y ambientes, que tiene el pretexto en la trama policial. Y el suspense se consigue mas que por la dificultad del asunto, por la manera de contarlo. Supongo, no s¨¦ por qu¨¦, que los escritores cl¨¢sicos de novela polic¨ªaca fabricar¨¢n un ajedrez de notas y ah¨ª ir¨¢n encajando la historia. Yo no. La verdad es que una ficci¨®n peque?ita me sirve para empezar y ni yo mismo s¨¦ qui¨¦n va a ser el asesino..., que va apareciendo a medida que el libro avanza. Muchas veces, la historia de la que parto es real. Por ejemplo, en El reinado de Witiza, yo vi realmente c¨®mo se pulveriz¨® el cad¨¢ver del carlista y de ah¨ª naci¨® la novela. En esta ¨²ltima, en Otra vez domingo, hasta el final no supe el desenlace. Yo pensaba en otro todo el tiempo, pero las cosas se me pusieron de tal manera que...?
Las aventuras de Plinio fueron llevadas a Televisi¨®n Espa?ola hace unos a?os: ?Pues me result¨® muy mal. La televisi¨®n siempre aumenta las ventas, menos esta vez, que me las cort¨® radical. La verdad es que en el programa resultaba un rollo. F¨ªjate que en la Feria del Libro estaba yo firmando ejemplares en una caseta y o¨ª a alguien que dec¨ªa: "Este es el del tost¨®n de Plinio. V¨¢monos." As¨ª que los lectores de unas novelas que yo cre¨ªa que eran divertidas, tras la tele dejaron de leerlas... Que la gente se re¨ªa con ellas es verdad. Un m¨¦dico me cont¨® que tuvo que prohibir a un enfermo card¨ªaco la lectura de El reinado de Witiza, porque se ahogaba de risa... En fin: yo en las novelas polic¨ªacas, que la cr¨ªtica ha dicho que tienen la virtud de haber espa?olizado el g¨¦nero, tengo dos satisfacciones: la de haber creado el tipo del detective provinciano y espa?ol y la de haber popularizado a Tomelloso, mi pueblo.?
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