El "secuestro a la italiana", una industria floreciente
Decir a la italiana, significa que en este pa¨ªs las cosas se colorean siempre con unas fintas particulares, que las cosas nunca son completamente dram¨¢ticas, o si lo son, pueden serlo en manera diversa. Aqu¨ª son distintos los comunistas, los curas, los militares. Es distinto hasta el amor. Ahora, por si faltara poco, es distinto, tambi¨¦n, el Papa.De lo que no cabe duda es de que aqu¨ª son distintos los famosos secuestros de personas. En primer lugar, es el pa¨ªs en el que se producen mayor n¨²mero de ellos. Ya casi es imposible seguir el ritmo nacional. Se cuentan por regiones, y en cada una de ellas las caracter¨ªsticas son diversas. La gente teme, por ejemplo, ser secuestrada en la regi¨®n toscana, porque all¨ª muchos de los secuestros, casi todos, han acabado mal, es decir, con el asesinato del secuestrado, incluso despu¨¦s de haber sido cobrado el rescate.
Hay economistas que afirman que hoy, en Italia, los secuestros son la mayor industria que existe. Y se las han inventado todas para enternecer a las familias. Por eso secuestran ni?os, ancianos, jovencitas, mujeres embarazadas. Falta s¨®lo que sean secuestrados los muertos.En este esc¨¢ndalo de los secuestros de personas han intervenido todos. Hasta los papas. Sobre todo en el caso de ni?os secuestrados hab¨ªan intervenido el papa Montini y el papa Luciani, y hace unos d¨ªas, el papa Wojtyla lleg¨® a recordar a los bandidos que ?Dios podr¨¢ vengarse de sus acciones?.
?Habr¨¢n sido estas palabras tan duras del Papa las que han creado una historia in¨¦dita en esta tragicomedia de los secuestros? Es casi un cuento de Navidad, un cuento rosa para contarlo a los ni?os junto al fog¨®n, mientras se espera que nazca el ni?o Jes¨²s. Es, de verdad, una historia a la italiana.
El comerciante toscano Gaetano Manzoni fue secuestrado, el 25 de septiembre, en su chalet de San Donato, en Poggio. Los bandidos lo tuvieron con los ojos vendados durante casi tres meses. Fue liberado la pasada semana a diez kil¨®metros de Florencia, a dos pasos de su casa. Se trataba de un secuestro en esa regi¨®n donde, generalmente, secuestro es igual a muerte. Por eso Gaetano lo primero que dijo fue: ?He resucitado, porque me consideraba condenado a muerte.? Por su rescate hab¨ªan pedido doscientos millones de pesetas. Pero le dejaron libre sin que la familia pagase una lira. ?Qu¨¦ hab¨ªa pasado? Lo cont¨® el propio interesado, que a¨²n no se cree lo que le ha sucedido. El d¨ªa antes de liberarle, los bandidos le dijeron: ?Has tenido suerte. Te vamos a dejar libre sin rescate. Tienes s¨®lo que prometernos una cosa: hay una ni?a de cinco a?os que necesita operarse del coraz¨®n. La operaci¨®n cuesta medio mill¨®n de pesetas y sus padres no pueden pagarla. Ir¨¢s t¨² mismo en persona al pueblo de esta ni?a a llevarles el dinero de la operaci¨®n, es este el precio de tu liberaci¨®n.?
El comerciante ha dicho que los bandidos hab¨ªan le¨ªdo la historia de esta ni?a en una revista y que ?se hab¨ªan conmovido tanto que hab¨ªan decidido ayudarla?. La justicia que tendr¨¢ que intervenir en este secuestro esta vez no tendr¨¢ tentaciones de pensar que los bandidos puedan ser ?extranjeros?
La ni?a se llama Milena Dorigo. Es la hija ¨²nica del camionero Celso y de la mujer de casa Daniela Clauzzo. Tienen 52 a?os y son de Udine. La ni?a naci¨® con cuatro defectos card¨ªacos. Necesitaba dos operaciones dif¨ªciles. El catedr¨¢tico Azzolina le hizo la primera el 4 de abril. El medio mill¨®n de pesetas lo recogieron entre los habitantes del pueblo en una colecta. Ahora la ni?a deb¨ªa sufrir la segunda operaci¨®n y los padres se avergonzaban de pedir dinero otra vez a la gente. La historia la cont¨® una revista que lleg¨® a las manos de los bandidos que secueitraron al comerciante. Y quisieron hacer ?un sacrificio al Ni?o Jes¨²s?, ya que le pidieron a Gaetano que hiciera esta buena obra ?antes de Navidades?.
La Magistratura afirma que se ha tratado m¨¢s bien de un gesto de astucia, porque una parte de la banda hab¨ªa ca¨ªdo en manos de la polic¨ªa y se halla en la c¨¢rcel. Los carceleros se hab¨ªan quedado aislados, dejando escapar el bot¨ªn. Si ca¨ªan tambi¨¦n ellos en manos de la justicia recibir¨ªan penas muy inferiores, ya que la nueva ley sobre los secuestros condena a cadena perpetua a los bandidos si la v¨ªctima muere o es asesinada, mientras asegura una disminuci¨®n grande de la pena si la dejan en libertad.
Pero la gente del pueblo de Milena prefiere pensar que se ha tratado de un gesto de bondad de los bandidos hacia la peque?a enferma de coraz¨®n. Es como si quisieran convencerse que incluso en aquellos bajos fondos del crimen puede brillar de cuando en cuando un rayo de humanidad. Algunos escritores han dicho que es como el miedo a que la bondad pueda desaparecer completamente, que todo sea diab¨®lico, crimen y cinismo. Otros piensan que la Navidad, que es ya totalmente pagana, mantiene a¨²n rescoldos del cristianismo primitivo, cuando todos se sent¨ªan un poco m¨¢s buenos en unos d¨ªas en los cuales hasta las peleas y los conflictos familiares se dejaban para un italiano cuyo ?mamismo? es conocido en todo el mundo. Tocar a un ni?o es como cometer un sacrilegio; salvar a un ni?o, y m¨¢s a¨²n si est¨¢ enfermo del coraz¨®n a los cinco a?os, es como un pasaporte de bondad que no hay juez que lo anule. Es algo que se saben muy bien hasta los bandidos, a quienes m¨¢s que las amenazas divinas del Papa les interesa el clima psicol¨®gico que se crea en la opini¨®n p¨²blica hacia quienes se ?conmueven ante un ni?o enfermo?.
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