El fin del Concordato

?El Estado espa?ol se desconfesionaliza hoy -a falta de ratificaci¨®n por parte de las Cortes- con la firma en Roma de los acuerdos con la Santa Sede que sustituir¨¢n al Concordato de 1953. Se trata, ciertamente, de un momento no por esperado de menor contenido hist¨®rico: despu¨¦s de la larga e ¨ªntima -y, a la larga, embarazosa y poco operante- relaci¨®n jur¨ªdica establecida entre el franquismo y la Iglesia, llega de forma efectiva la separaci¨®n Iglesia-Estado, ya prevista en nuestra nueva Constituci¨®n.El entramado de estrecha cooperaci¨®n -y ampl¨ªsima protecci¨®n, establecido entre el Estado y la Iglesia hace veintis¨¦is a?os, a cambio del mantenimiento de un riguroso control -el privilegio de presentaci¨®n-, por parte estatal, del nombramiento de obispos, era un entramado desgastado, paulatinamente desvirtuado y privado de contenido, que no respond¨ªa a la evoluci¨®n de la sociedad espa?ola, creyente o no, laica y religiosa. Hoy se rubrican unos nuevos acuerdos de car¨¢cter moderno, con las caracter¨ªsticas de mutuo respeto y colaboraci¨®n. ( ... )

A estos acuerdos se ha llegado mediante un amplio y destacable consenso entre todas las fuerzas pol¨ªticas espa?olas, que han encontrado un eco positivo en el Vaticano. Permanecen, sin embargo, algunos puntos de fricci¨®n entre esas fuerzas pol¨ªticas, en particular en lo relacionado a la pervivencia de la religi¨®n como asignatura no obligatoria en los niveles primario y medio de la ense?anza p¨²blica. Los partidos de izquierda se oponen a ello, pese a la no obligatoriedad estipulada. Parece, en principio, que el sistema previsto en los acuerdos que hoy se rubrican es aceptable, aunque ser¨ªa aconsejable que el Estado previera tambi¨¦n, como alternativas para la elecci¨®n de los alumnos y de sus padres, que se impartan igualmente cursos facultativos de las otras religiones existentes en Espa?a.

Otro cap¨ªtulo importante de los nuevos acuerdos, el de la financiaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica, se resuelve con un impuesto eclesi¨¢stico incorporado al de la renta, con la posibilidad de que el contribuyente ordene a qu¨¦ confesi¨®n o instituci¨®n desea que vaya destinada la porci¨®n de sus impuestos dedicada a ese cap¨ªtulo. Se trata de una innovaci¨®n progresiva, que va, como el conjunto de estos nuevos acuerdos, encaminada a la paulatina instauraci¨®n de unas relaciones realistas, civiles y sin interferencias entre Iglesia y Estado; se trata, justamente, del tipo de relaciones cuya inexistencia ha propiciado tantos de los males seculares de Espa?a.

3 enero