El cardenal Benelli, acusado de insultos al Parlamento italiano
La pol¨¦mica italiana sobre el aborto, que fue el tema de actualidad en estas Navidades y que tuvo como protagonistas al Papa y al cardenal Benelli con sus discursos de fuego, ha llegado hasta la Magistratura. El cardenal Giovanni Benelli, que fue uno de los papables en el ¨²ltimo c¨®nclave, y de quien se habla como futuro secretario de Estado de Wojtyla, deber¨¢ presentarse ante los jueces de Florencia acusado de ?ultraje al Parlamento?.La denuncia la ha presentado nada menos que un magistrado de casaci¨®n, presidente del tribunal de Camerino. Se trata de Giovanni Sabalich, de 63 a?os, que se define como ?creyente no cat¨®lico?.
Seg¨²n el magistrado, las palabras del cardenal Benelli pronunciadas en la homil¨ªa de Navidad ?contra la ley italiana sobre el aborto? van contra las normas concordatorias, que ?imponen a los eclesi¨¢sticos que act¨²an en el territorio del Estado el respeto de su soberan¨ªa?. Seg¨²n Sabalich, las palabras del cardenal que presentaban la actual ley italiana como un ?tumor engangrenado? que es necesario extirpar con todos los medios posibles, ?incitan al ciudadano no s¨®lo al desprecio de la ley, sino tambi¨¦n del legislador?.
El magistrado piensa que las palabras de Benelli ten¨ªan mayor gravedad porque no las pronunci¨® un simple pol¨ªtico, sino una ?autoridad eclesi¨¢stica que en este pa¨ªs ejerce un poder directo sobre las conciencias de los ciudadanos?.
No se trata, seg¨²n Sabalich, de una ?manifestaci¨®n de sectarismo anticlerical?, sino m¨¢s bien de una ?exigencia de claridad y de orden en el delicado sector de las relaciones entre el Estado italiano y el poder eclesi¨¢stico?.
De seis meses a tres a?os de c¨¢rcel
La pena por el delito del que el magistrado italiano acusa a Benelli es de seis meses a tres a?os de c¨¢rcel. Todo el mundo supone claro, que el cardenal ser¨¢ absuelto, pero la decisi¨®n de procesarlo ha causado honda impresi¨®n.
El diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, ha respondido inmediatamente afirmando que un cardenal no deja de ser un ciudadano como los dem¨¢s y que, por tanto, tiene tambi¨¦n el derecho de criticar una ley del Parlamento.
De todo el mundo cat¨®lico est¨¢n lloviendo al arzobispado de Florencia telegramas de solidaridad al cardenal Benelli. Por su parte, la redacci¨®n del Diario Mujer, una publicaci¨®n autogestionada por periodistas, ha hecho tambi¨¦n una denuncia a la Fiscal¨ªa de la Rep¨²blica contra los miembros del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal por ?violencia privada agravada o amenaza agravada contra las mujeres, y por abuso de la credulidad popular?. La denuncia trata del documento emanado por esta Comisi¨®n de Obispos sobre el aborto y en el cual se amenaza con la excomuni¨®n a las mujeres que lo practican. Seg¨²n la redacci¨®n de este diario, esta excomuni¨®n no s¨®lo castiga espiritualmente, sino que ?discrimina socialmente a estas mujeres?.
En el mundo pol¨ªtico se sigue diciendo que la actual ley italiana sobre el aborto es una de las mejores de Europa. Pero lo cierto es que esta ley fue el fruto de un compromiso para evitar un refer¨¦ndum abrogativo de un art¨ªculo del C¨®digo Penal, que castigaba con la c¨¢rcel a cuantos practicasen el aborto. El refer¨¦ndum hubiese creado un gran vac¨ªo legislativo, y por eso se hizo r¨¢pidamente la ley actual. Las aguas parec¨ªan ya calmadas cuando comenz¨® esta campa?a de la Iglesia italiana, a la cual se uni¨® el Papa estas Navidades, desencadenando las cr¨ªticas de todo el mundo laico italiano. El cardenal Benelli lleg¨® a decir que la ley actual hab¨ªa creado ya ?m¨¢s v¨ªctimas que la guerra mundial?, y que era una autorizaci¨®n del Estado ?para matar?.
En este momento, el Partido Radical, que era quien desde el principio deseaba el refer¨¦ndum, ha vuelto a la carga y ha presentado ayer oficialmente la petici¨®n de un refer¨¦ndum que abrogue casi toda la ley actual, sobre todo las restricciones que pone a la fecha en la que se puede abortar (tres meses), a la edad de la mujer (mayor de diecis¨¦is a?os) y a la necesidad de pasar a trav¨¦s de las estructuras p¨²blicas de los hospitales.
Si se llega a recoger el medio mill¨®n de firmas necesario, el refer¨¦ndum se har¨¢ en 1980.
Por su parte, las fuerzas pol¨ªticas est¨¢n preocupadas. ?Y si los cat¨®licos, como al parecer deseaba Benelli, piden tambi¨¦n un refer¨¦ndum para abrogar la ley, no porque la consideran demasiado blanda, sino porque la juzgan inmoral? ?No se crear¨¢ una gran confusi¨®n?
Las fuerzas de la izquierda piensan que la ley actual es lo m¨¢ximo que se puede obtener en Italia sin una cruzada religiosa, que es mejor que la ley francesa y que, a pesar de que el 72 % de los m¨¦dicos se han declarado objetores de conciencia, en los ocho meses de vigencia de la ley se han podido ya practicar en Italia, en los hospitales, y gratuitamente, m¨¢s de 100.000 abortos, los cuales, sin la ley, hubiesen sido clandestinos, hubiesen costado dinero o, lo que es peor, qui¨¦n sabe cu¨¢ntas vidas de mujeres pobres.
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