El Madrid perdi¨® un punto en Vallecas
El Madrid, superior en entidad y juego, pese a sus fallos, perdi¨® un punto en Vallecas ante el Rayo. Tuvo m¨¢s ocasiones de gol, algunas muy claras, pero no puede achacar a la mala suerte, ni al ¨¢rbitro, que le priv¨® de dos penalties, lo ocurrido. No se puede entender que un equipo con m¨¢s entidad, l¨ªder de la Liga y necesitado de ganar para no verse m¨¢s acosado por el Sp¨®rting gijon¨¦s o para separarse de los otros ?grandes?, no marque el ritmo que le interesa. S¨®lo forz¨® cuando marc¨® el Rayo y lleg¨® al empate mediante: un gol ?legal. El partido, jugado sobre un terreno pesad¨ªsimo y malo, sin cuidar, fue muy aceptable por la fuerza de .ambos equipos, especialmente tambi¨¦n del Madrid.El Rayo, seg¨²n era de esperar, tom¨® toda clase de precauciones, y su entrenador, Eduardo Gonz¨¢lez, sac¨® un equipo totalmente defensivo. Incluso Ciares, uno de los dos hombres punta, baj¨® muchas veces al centro del campo para buscar balones y se convirti¨® en el mejor ?pasador? rayista. Delante, frente a un Benito magn¨ªfico, no hizo nada. Marian, te¨®rico extremo derecho, sali¨® con el ?11? y tampoco puso en apuros a Sol . Lo curioso es que con esa penuria atacante el Rayo lleg¨® a dar m¨¢s sensaci¨®n de peligro en ciertos momentos por el desconcierto defensivo del ?azul? Madrid. Eso sucedi¨®, sin embargo, en la primera parte y s¨®lo por la falta de velocidad de los centrocampistas ?azules? para regresar a su zona tras los ataques. La suerte de l¨ªder fue la nulidad rival ante el gol, salvo el acierto de Land¨¢buru, ya en la segunda parte, servido precisamente por un fallo de Sol.
Antes del descanso e1juego lleg¨® a aburrir, pues el Rayo s¨®lo se dedic¨® a tratar de sorprender al contrario en un contraataque, cosa para la que se mostr¨® incapaz, y el Madrid, en lugar de apretar el acelerador como pod¨ªa y deb¨ªa, practic¨® la misma t¨¢ctica conservadora. Todo un l¨ªder, como casi siempre en este raqu¨ªtico f¨²tbol de hoy, no quiso arriesgar lo m¨¢s m¨ªnimo, porque ahora antes de intentar ganar se intenta no perder. El empacho de centrocampismo volvi¨® a ser due?o y se?or de un partido. Mariano sali¨® para dedicarse a Stielike Y cumpli¨® aceptablemente; Puig Solsona lo pas¨® peor ante Del. Bosque, el ¨²nico hombre con ideas de buen f¨²tbol que pis¨® -o guard¨® el equilibrio- en el p¨¦simo terreno de juego; San Jos¨¦ fren¨® a Land¨¢buru, solitario ?cerebro? rayista, al preferir Gonz¨¢lez sustituir a Ferm¨ªn por un Mariano marcador, y Wolf no luci¨® ante Francisco, en su oscuridad habitual. Sorprendentemente, el centrocampista m¨¢s defensivo del Madrid, San Jos¨¦, fue el que m¨¢s veces atac¨®, en un ejemplo del miedo restante, aunque los ?pares? rayistas, m¨¢s defensivos, pod¨ªan permitir un ataque continuo.
Pero si el Rayo no tuvo apenas ataque, s¨ª funcion¨® en defensa, favorecido, adem¨¢s, por la nula aportaci¨®n de Aguilar, que debi¨® ser sustituido antes. Para colmo, el equipo local tuvo en Hierro a un valladar, aliado con la siempre necesaria suerte. Salv¨® con el pie dos tiros a bocajarro de Jensen y Stielike y envi¨® a c¨®rner un libre directo de Pirri. Incluso el larguero le ayud¨® en un centro tiro de Aguilar -su ¨²nico acierto-. El Madrid no hab¨ªa forzado y aun as¨ª merec¨ªa ir por delante, pero el f¨²tbol es un juego y vino el acierto de Land¨¢buru, lo que le oblig¨® a hacer las cosas contra reloj, quiz¨¢ peor. Desde luego, tuvo el m¨¦rito de no desmoralizarse, reaccionando con coraje. El partido se anim¨® y el Rayo fue ya desbordado, sin posibilidad de aprovechar alg¨²n contraataque. Pirri se fue al ataque y Hierro se confirm¨® como el salvador de su equipo. Envi¨® al poste un cabezazo de Santillana. y salv¨® otro tiro de Pirri y un cabezazo equivocado de Tanco. El Rayo encaj¨® el empate en falta, pero debi¨® perder. A esas ocasiones blancas cabe a?adir los penalties. El Madrid debi¨® resolver antes y al final no pudo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.