La crisis de la justicia
MagistradoMientras instituciones trascendentales para la vida social de Espa?a, como Cortes, sindicatos, partidos y tantas m¨¢s est¨¢n recuperando su sentido popular e hist¨®rico y con ello su verdadera sustancia, otra, no menos importante, como la justicia, incapaz de resolver sus propias contradicciones, se deteriora a ojos vista ante la indiferencia de todos.
Dejando aparte la justicia beligerante de la inmediata posguerra, en los a?os largos y silenciosos que siguieron, inmersa en tina sociedad estratificada, empobrecida e inm¨®vil, la justicia, en la reducida parcela de actuaci¨®n que le dejaron, tuvo un aire de honradez que lleg¨® a inspirar cierta confianza al pueblo; los ciudadanos encontraban en ella alg¨²n amparo frente al arbitrismo reinante.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo y ante el cambio econ¨®mico, pol¨ªtico, social y ¨¦tico que se iba produciendo en la vida espa?ola, la justicia no pudo, no quiso o no quisieron que fuera adapt¨¢ndose a la nueva realidad naciente y aquella confianza m¨¢s o menos inconsciente que el pueblo ten¨ªa se est¨¢ perdiendo lentamente.
La resignada aceptaci¨®n de los desmanes legislativos de la dictadura, la creaci¨®n de tribunales pol¨ªticos, el temor a todo cambio, a todo progresismo -cuando progresismo y cambio eran el si no de los tiempos y la ¨²nica posibilidad de amparo de los derechos humanos en una sociedad que quer¨ªa ser libre y civilizada-, la negativa a todo di¨¢logo interno que hubiera podido propiciar el necesario agiornamento, el integrismo ideol¨®gico como doctrina, su dependencia del Poder... han sido factores determinantes de este deterioro.
Pero quiz¨¢ la causa principal fuera el no haberse dado cuenta a tiempo de que el ?Injusto? se hab¨ªa extendido a otros campos. Que ya las gentes no se interesan s¨®lo por la subsistencia y que para los problemas que llenan hoy sus vidas -educaci¨®n, vivienda, contaminaci¨®n, relaciones laborales, econom¨ªa, etc¨¦tera- la justicia lo tiene respuesta adecuada. Ante la especulaci¨®n insaciable, la contaminaci¨®n culpable, la evasi¨®n de capitales, la defraudaci¨®n fiscal, los grandes esc¨¢ndalos econ¨®micos, el enga?o en la construcci¨®n de viviendas, la urbanizaci¨®n ilegal, el delito social y tantos otros, los tribunales est¨¢n casi inermes pues carecen de los medios adecuados y con ello de la posibilidad de dar soluciones operativas.
Las armas de la justicia -casi id¨¦nticas a las de siglos pasados-. por buena que sea la voluntad no tienen la eficacia que hoy se requiere y con ello se pierde la funci¨®n moralizadora y ejemplarizante que le es propia.
Es, pues, necesario y uraente -no puede haber Estado democr¨¢tico de derecho sin una justicia para la democracia- emprender una reforma a fondo de la Administraci¨®n dejusticia.
Y para que la reforma no sea alicorta, para que no se trate de una nueva e in¨²til revisi¨®n t¨¦cnica -y no hay s¨ªntomas de otra cosa- habr¨¢ de tenderse con imaginaci¨®n creadora a conseguir, entre otras, las siguientes metas: Una organizaci¨®n judicial internamente democratizada que permita, con la consiguiente libertad asociativa, una aut¨¦ntica representatividad en el Consejo de la Magistratura y un constructivo, abierto y permanente di¨¢logo que impida cualquier veleidad autocr¨¢tica.
Una justicia democratizada tambi¨¦n hacia el exterior. para lo que habr¨¢ de potenciarse al m¨¢ximo todas las formas de participaci¨®n popular que reconozca la Constituci¨®n. Ha de tenerse presente para ello que todo poder emana del pueblo y que la justicia que se hace ?es la suya?. Nadie, por aprobar unas oposiciones, se inviste de poderes carism¨¢ticos.
Una justicia eficaz con procedimientos r¨¢pidos y sencillos basados en la confianza en el juez que permita a ¨¦ste con inmediaci¨®n, si posible conciliadora, dirimir las contiendas entre partes.
Una justicia con medios id¨®neos, con una polic¨ªa judicial moderna y tecnificada y con los asesoramientos profesionales retribuidos que cada caso requiera y sean precisos para resolver los problemas actuales del ?injusto?.
Una justicia digna con instalaciones y sueldos adecuados a sus servidores -los que sean precisos para la r¨¢pida atenci¨®n del trabajo- que hagan desaparecer las indignas ?astillas?, que pueden acabar definitivamente con el prestigio que a¨²n le queda a la instituci¨®n.
Una justicia ¨²nica, formada por un solo cuerpo de jueces que integre de una vez en su seno a la juridiscci¨®n laboral y a las que todav¨ªa subsisten dependientes de extra?os organismos civiles, lo que nada ha a?adido a su prestigio. aunque quiz¨¢ s¨ª a la econom¨ªa particular de sus miembros, pues una incuria parecida a la del Ministerio de Justicia en lo que debiera ser una de sus principales funciones, es impensable. Una justicia, en fin, independiente, o lo que es lo mismo, libre, para hombres libres, a los que habr¨¢ que rendir-cuentas p¨²blicas de la gesti¨®n y que sea signo de humanidad, de progreso y de cultura, encarnando en sus ¨¦esoluciones los valores de una sociedad en permanente evoluci¨®n hacia formas de vida m¨¢s ¨¦ticas e igualitarias. Si esto no se hace as¨ª, si se mantiene de forma m¨¢s o menos encubierta su organizaci¨®n autocr¨¢tica y su dependencia del Poder, si no se crean procedimientos ¨¢giles y r¨¢pidos y si no se la dota de los medios de toda ¨ªndole precisos, la justicia acabar¨¢ siendo en el mejor de los casos un constante freno al dinamismo social y la ¨²ltima reliquia viva de los malos tiempos pasados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.