Las memorias de Agatha
Tras unos iniciales escarceos con la literatura, interesada por los relatos protagonizados por Sherlock Holmes e impresionada por la lectura de El misterio del cuarto amarillo, de Gaston Leroux, Agatha Christie decide escribir una novela policiaca. Hija de padre norteamericano y madre inglesa, perteneciente a una buena familia, la primera guerra mundial lleva a Agatha a trabajar como enfermera en la farmacia de un hospital. El aburrimiento y el estar diariamente rodeada de t¨®xicos le hacen escribir una historia que gira en torno a una muerte por envenenamiento. En 1920 se publica El misterioso caso de Styles, donde ya aparece su personaje m¨¢s popular, el detective belga, oficial de polic¨ªa jubilado, Hercules Poirot.Es la primera de una larga serie de novelas a trav¨¦s de la cual crea su particular visi¨®n del tradicional esquema del relato policiaco ingl¨¦s. Una y otra vez, un grupo de representantes de las m¨¢s selectas capas de la sociedad victoriana permanecen reunidos en un lugar donde uno de ellos muere asesinado, mientras un barroco e irracional detective descubre que todos tienen alg¨²n motivo para haberlo matado, hasta llegar a la conclusi¨®n de que el asesino es aquel que aparentemente ten¨ªa la mejor coartada.
Autobiograf¨ªa
Agatha Christie. Editorial Molino. Barcelona, 1978.
Ante el relativo ¨¦xito de su primer libro, cuya edici¨®n de 2.000 ejemplares se vende en poco tiempo, la acuciante necesidad de dinero y las dificultades que en la ¨¦poca encuentra una mujer para encontrar trabajo deciden a Agatha Christie a escribir de forma regular y llegar a convertirse en una profesional.
?Me hab¨ªa acostumbrado a escribir en lugar de bordar fundas de cojines o figuras copiadas de las porcelanas de Dresden. No estoy de acuerdo con quien piense que sit¨²o muy bajo la escritura creativa. La creatividad se demuestra de muchas formas: bordando, cocinando platos especiales, dibujando y esculpiendo, componiendo m¨²sica y escribiendo libros y cuentos. La ¨²nica diferencia es que se logra m¨¢s fama de una forma que de otra.? (P¨¢g. 197). ?Poco a poco ganaba seguridad en mis escritos. Estaba convencida de que no me ser¨ªa muy dif¨ªcil escribir un libro cada a?o... Lo m¨¢s agradable de aquellos d¨ªas era lo que se relacionaba directamente con el dinero. Si decid¨ªa redactar una historia sab¨ªa que me dar¨ªa sesenta libras o lo que fuera; deduc¨ªa impuestos... y sab¨ªa que obten¨ªa limpias 45 libras. Esto estimulaba mucho mi producci¨®n. Me dec¨ªa a mi misma: ?Me gustar¨ªa derribar el invernadero y hacer en su lugar una galer¨ªa en la que podamos sentarnos. ?Cu¨¢nto costar¨ªa?? Hac¨ªa mis c¨¢lculos, me iba a la m¨¢quina de escribir, me sentaba, pensaba, planeaba y, al cabo de una semana, hab¨ªa fraguado una historia. A su debido tiempo la escrib¨ªa y ya ten¨ªa mi historia.? (P¨¢g. 428.)
A lo largo de 56 a?os de actividad creadora, Agatha Christie (1890-1976) escribe 81 novelas policiacas que, traducidas a multitud de idiomas, con m¨¢s de trescientos millones de ejemplares vendidos, la sit¨²an entre los escritores m¨¢s comerciales del mundo. Tambi¨¦n escribe algunas novelas sentimentales con el pseud¨®nimo Mary Westmacott, un libro de recuerdos bajo el nombre de Agatha Christie Malowan, y adapta varias de sus novelas al teatro, entre las que destaca La ratonera por alcanzar un ¨¦xito escepcional. Varias de sus novelas son el origen de pel¨ªculas tan conocidas como Testigo de cargo (Billy Wilder, 1958), Asesinato en el Oriente Express (Sidney Lumet, 1974) y Muerte en el Nilo (John Guillermin, 1978).
Entre 1950 y 1965 escribe una larga autobiograf¨ªa, que s¨®lo se ha publicado recientemente por expresa prohibici¨®n suya de que no apareciera hasta despu¨¦s de su muerte. A pesar de lo que esto pueda hacer pensar, la autobiograf¨ªa es lo menos sensacionalista y lo m¨¢s victoriana que pueda pensarse. Se reduce a unos cuantos incidentes dom¨¦sticos, descripciones de sus m¨²ltiples casas, relatos de problemas con sus criados, recuerdos de viaje, entremedias de la narraci¨®n de sus relaciones familiares, sus matrimonios con el coronel de aviaci¨®n Archibald Christie y con el conocido arque¨®logo Max Malowan, y las expediciones realizadas con este ¨²ltimo a Mesopotamia, Egipto y Siria. S¨®lo muy de cuando en cuando se refiere con una excesiva modestia a su trabajo literario, a los ¨¦xitos logrados, y s¨®lo habla de sus famosos personajes Hercules Poirot y miss Marple de pasada y en un tono un tanto despectivo.
Sin muertes violentas, sin sospechosos, sin coartadas y sin descubrimiento final del asesino, la autobiograf¨ªa de Agatha Christie, tanto o m¨¢s que sus famosas novelas policiacas, es la confirmaci¨®n de su mentalidad victoriana, el retrato de una Inglaterra de principios de siglo, hoy completamente desaparecida. Escrita a gran velocidad, esta ¨²ltima obra publicada de la m¨¢xima representante de la literatura policiaca inglesa tiene muy poco que ver con el resto de su producci¨®n y s¨®lo gustar¨¢ a quienes est¨¦n m¨¢s interesados por su extinguida concepci¨®n del mundo que por sus facilones y divertidos trucos literarios.
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