La inversi¨®n de "M¨ªster Marshall"
Ford y General Motors mantienen activas negociaciones con el Gobierno espa?ol, con vistas a la posible plasmaci¨®n de dos proyectos inversores: la ampliaci¨®n de la planta de Ford en Almusafes y la instalaci¨®n de un nuevo complejo del primer constructor mundial de autom¨®viles en este pa¨ªs. Ambos proyectos son sumamente atractivos por los beneficios que reportar¨ªan a la econom¨ªa espa?ola, precisamente en estos momentos.La ampliaci¨®n de Almusafes permitir¨ªa multiplicar las cifras de exportaci¨®n -Ford Espa?a es ya el l¨ªder nacional-, aumentar¨ªa los puestos de trabajo y consolidar¨ªa la industria auxiliar. El proyecto de General Motors se perfila como alternativa a la cr¨ªtica situaci¨®n de los astilleros y por ello se plantea su posible ubicaci¨®n en C¨¢diz -aunque tambi¨¦n opte Ferrol-. Ser¨ªa absurdo que el Gobierno mantuviera una postura indiferente ante los planteamientos de los norteamericanos si sus proyectos interesan colectivamente, pero ello no supone pactar a cualquier precio, ni mucho menos.
A estas alturas de las negociaciones, los dirigentes americanos -especialmente los de Ford- han evidenciado cierta falta de realismo, al se?alar que ?se les hac¨ªa poco caso?. El grado de desarrollo de Espa?a no permite ya planteamientos tercermundistas a la hora de ofrecer una inversi¨®n. Si Ford y General Motors acuden a Espa?a es, en buena medida, porque no les sobran alternativas. Hallar un pa¨ªs con moneda blanda que propicie la exportaci¨®n, mano de obra abundante, barata y cualificada, una red de comunicaciones aceptable y la industria auxiliar suficiente no es f¨¢cil. Por concurrir estas condiciones y dado que Espa?a se encuentra a las puertas de Europa, acuden los inversores. No por otra cosa.
Ni General Motors, ni mucho menos Ford, vienen a regalar nada. La experiencia de Almusafes, con unas cifras de beneficios espectaculares y un reducid¨ªsimo plazo de amortizaci¨®n, convierter¨ª al proyecto en el m¨¢s rentable que Ford haya acometido en su historia. Los tiempos del ?Bienvenido Mister Marshall? han pasado y debe quedar claro que las multinacionales buscan, aqu¨ª como en cualquier parte, extraer beneficios.
El Gobierno espa?ol debe ser cauteloso porque los recursos son limitados. Prestar apoyo a estas inversiones puede ser conveniente, siempre que el saldo sea favorable a los intereses de la colectividad. En ning¨²n caso, objetivos coyunturales -entre los que no se descartan las ansias electoralistas de que hace gala UCD- justificar¨ªan un apoyo a la inversi¨®n extranjera por encima de su coste l¨®gico. Adem¨¢s, Espa?a corre ya peligro de convertirse en el pol¨ªgono industrial de Europa, con una gran concentraci¨®n de plantas productivas, pero con la decisi¨®n que les afecta lejos de su influencia. Pensar que los dirigentes multinacionales lleguen a cercenar la capacidad de autogobierno de este pa¨ªs suena hora mismo a ciencia-ficci¨®n. Pero puede dejar de serlo, antes de lo que muchos piensan.
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