Las Palmas, vencedor en Sevilla, otra amenaza para el l¨ªder

El mal terreno de juego, debido a las lluvias ca¨ªdas, perjudic¨® sobre todo al Sevilla, al que correspondi¨® atacar, y favoreci¨® al conjunto canario, al actuar a la defensiva. Los sevillistas se encontraron con un muro dificil de superar entre los centrocampistas y los defensas canarios. La mayor parte del dominio correspondi¨® al Sevilla, pero sin efectividad alguna. El equipo canario, por su parte, jug¨® peligrosamente al contraataque, favorecido por la situaci¨®n adelantada de sus contrarios. Precisamente en un contraataque surgi¨® la oportunidad del gol canario, favorecida con la. suerte, al desviar el bal¨®n Gallego y descolocar a su portero. El gol canario lleg¨® en los ¨²ltimos minutos, cuando apenas quedaba tiempo para intentarla igualada, como m¨ªnimo.

El Barcelona se encontr¨® con un dif¨ªcil enemigo, un Santander que nunca dio por perdido el partido. Los santanderinos opusieron a la mayor t¨¦cnica azulgrana una entrega total y una lucha sin cuartel. El terreno de jueg¨®, algo embarrado, no fue obst¨¢culo para imponer su dominio. Los barcelonistas se limitaban a contener al contrario en el centro del campo y aprovechar cualquier ocasi¨®n de peligro que se presentara. El Santander consigui¨® adelantarse en el marcador y la respuesta catalana surgi¨® inmediatamente. Neeskens cabece¨® un bal¨®n al palo y minutos despu¨¦s Sa?udo le derrib¨® dentro del ¨¢rea. El penalti es lanzado por Krankl y se produce el empate. El Santander nunca se entreg¨® y consigui¨® el gol del triunfo cuando el Barcelona no ten¨ªa tiempo de evitar la derrota.

La mala situaci¨®n de juego por la que atraviesa el Espa?ol fue f¨¢cilmente aprovechada por el colista, el Celta. Los espa?olistas consiguieron su gol cuando apenas hab¨ªa transcurrido un minuto de juego. Parec¨ªa que el encuentro estaba encarrilado, adem¨¢s, si se tiene en cuenta que enfrente ten¨ªa a un Celta que cierra la clasificaci¨®n. Pero el Espa?ol no jug¨® bien y le falt¨® coordinaci¨®n a su juego. Los vigueses, seg¨²n iba transcurriendo el juego, consegu¨ªan imponer su dominio y el nerviosismo de los espa?olistas era notorio. No hubiera sido injusto, despu¨¦s de todo, que el triunfo sonriera a los vigueses. Jugaron mejor que el Espa?ol, que se encuentra en alarmante baja de juego.

El Huelva sorprendi¨® al Zaragoza en La Romareda. El empate con el que finaliz¨® el partido es un resultado justo. Posiblemente el mal estado del terreno de juego, embarrado por las lluvias, favoreciera a los onubenses, sobre todo para defenderse del intenso dominio que impusieron los zaragocistas. El Zaragoza se vio superado por el Huelva en la segunda parte, posiblemente por exceso de confianza. El Zaragoza no realiz¨® un buen partido; le falt¨® conexi¨®n entre sus hombres y a punto estuvo de perder el encuentro.

La Real Sociedad, con un gran primer tiempo, pr¨¢cticamente resolvi¨® su partido ante el Burgos. Los burgaleses se encontraron r¨¢pidamente con dos goles en contra, y en ning¨²n momento llegaron a inquietar la porter¨ªa de Arconada. Los donostiarras se lanzaron desde el primer minuto en un continuado ataque y se encontraron con algunas facilidades burgalesas. La superioridad de la Real en la primera parte fue manifiesta y desarbol¨® totalmente cualquier t¨¢ctica empleada por los burgaleses.

Trabajo le cost¨® al Salamanca conseguir su triunfo sobre el H¨¦rcules, aunque el dominio del partido correspondi¨® casi en su totalidad al conjunto charro. El terreno de juego no favoreci¨® las acciones salmantinas. El H¨¦rcules, por su parte, se mostr¨® flojo y careci¨® de juego ofensivo. Es posible que los alicantinos no supieran amoldarse perfectamente a las malas condiciones del terreno de juego. El triunfo salmantino es justo a todas luces y se puede decir que un poco corto para sus merecimientos.