"Pasar" de todo

El verbo ?pasar? ha tomado, en la jerga cotidiana de la Espa?a actual, un curioso sentido ant¨ªpoda en relaci¨®n con el pasado. Pasar, en los a?os pret¨¦ritos, significaba movimientos ascendentes de conquista de la realidad, o sea, buscar -por medio de acciones biol¨®gicas como el crecimiento, docentes como la escolaridad y afectivas como el encuentro con una chica oyendo crispadamente a Paul Anka- el propio agujero o, dicho m¨¢s ben¨¦volamente, el llamado ?puesto en la vida?.Todo fue, pues, pasar, haciendo cosas: pasar el ingreso, pasar el arroyo sin desnucarse en la excursi¨®n del colegio a La Pedriza, pasar a tener novia, pasar a la Universidad, pasar la tarde en un caf¨¦, pasar a ser titulado superior, pasar la mili, pasar las pruebas psicot¨¦cnicas para ingresar en la banca, pasar la frontera francesa con una gabardina gris, pasar de andar alucinado por las aceras a la situaci¨®n estable de marido-padre-asegurado- automovilista en la entonces s¨®lida Espa?a del desarrollo.

Ahora, hoy, en el momento que escribo, pasar es precisamente no hacer nada de eso. Pasar es no hacer. El ?pasota? -que muchos reprueban- no tiene una actitud negativa, sino indiferente o m¨¢s todav¨ªa: es un militante del nihilismo. Pasa de todo. Incluso ?pasa? de pasar.

Pero con este colectivo humano -por emplear un t¨¦rmino de moda- habr¨¢ que contar tambi¨¦n para mover la dinamo de esta Espa?a que -tantas veces jadeantemente- anhelamos.