Washington comunica a Mosc¨² que no intenta aliarse con China contra la URSS
Ante la irritaci¨®n del Kremlin por la referencia a la ?hegemon¨ªa? contenida en el comunicado conjunto chino-estadounidense publicado el jueves, el Gobierno norteamericano ha dado seguridades a Mosc¨² de que no tiene intenci¨®n de aliarse con la Rep¨²blica Popular China frente a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El secretario de Estado, Cyrus Vance, recibi¨® el mismo jueves al embajador sovi¨¦tico en Washington, Anatoli Dobrinin, y le explic¨® el ?alcance exacto? del comunicado, seg¨²n inform¨® el portavoz de la Casa Blanca, Jody Powell. La versi¨®n oficial es que la entrevista Vance-Dobrinin ya estaba programada con anterioridad y no se produjo como consecuencia del comunicado.Pero otras versiones se?alan que el embajador sovi¨¦tico acudi¨® a pedir explicaciones s¨®lo unas horas despu¨¦s de que Teng Hsia-ping abandonara Washington con destino a Atlanta. Incluso hay rumores de que Dobrinin visit¨® a Vance el d¨ªa anterior a la publicaci¨®n del comunicado y que intent¨® que no apareciera en el documento la palabra ?hegemon¨ªa?.
Desde hace a?os, China viene refiri¨¦ndose indirectamente a la URSS como una potencia que busca la hegemon¨ªa mundial, y las alusiones a los ?hegemonistas? aparecen pr¨¢cticamente en todas las declaraciones oficiales del r¨¦gimen de Pek¨ªn.
El comunicado, suavizado
Aunque los norteamericanos eran conscientes de que la inclusi¨®n de ese t¨¦rmino en el comunicado podr¨ªa molestar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica e incluso poner en peligro la firma del nuevo acuerdo de limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas (SALT II), ten¨ªan pocos argumentos para negarse. En efecto, la referencia la ?hegemon¨ªa? apareci¨® ya en el comunicado de Shanghai, firmado por Nixon en 1972 y estaba tambi¨¦n en el anuncio oficial del establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Washington y Pek¨ªn, del pasado 15 de diciembre.
Funcionarios de la Administraci¨®n Carter declararon que, a cambio de la palabra ?hegemon¨ªa?, los norteamericanos colocaron en el comunicado el t¨¦rmino ?dominaci¨®n?, con la idea de suavizar el impacto, lo que no parecen haber logrado. Por otra parte, se rehus¨® llamarlo ?comunicado oficial conjunto? y se opt¨® por emitir un ?comunicado de prensa conjunto?.
Pese a la airada reacci¨®n sovi¨¦tica, en medios gubernamentales se cre¨ªa ayer que el incidente del comunicado y la visita de Teng Hsiao-ping en general no influir¨¢n en la firma del nuevo acuerdo SALT. El propio Jimmy Carter record¨® en su mensaje al Congreso sobre el ?estado de la Uni¨®n?;que la limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas es algo que las dos superpotencias buscan por su ?propio inter¨¦s?.
M¨¢s norteamericanos contra Mosc¨² que contra Pekin
Una encuesta de opini¨®n realizada por el diario New York Times y la cadena de televisi¨®n CBS mostraba ayer que hay m¨¢s norteamericanos contrarios a la Uni¨®n Sovi¨¦tica que a China, con porcentajes del 41% contra la URSS y s¨®lo del 24% contra Pek¨ªn. Pero la Administraci¨®n Carter quiere mantener una ?pol¨ªtica de equilibrio? frente a los dos gigantes comunistas, y en las ¨²ltimas semanas ha dado repetidas garant¨ªas a Mosc¨² de que el reconocimiento diplom¨¢tico de China no es una acci¨®n antisovi¨¦tica.
Por otra parte, Teng Hsiao-ping, si se excluyen sus explosivas declaraciones al semanario Times, ha guardado respeto a la pol¨ªtica de sus anfitriones y nunca ha citado por su nombre a la URSS, lo que s¨ª hubiera creado problemas a -Washington. El l¨ªder chino lleg¨® incluso a declararse no opuesto al nuevo acuerdo SALT II, aunque, eso s¨ª, a?adi¨® sus serias reservas sobre la utilidad del tratado.
Apenas apagado el eco de la gira de Teng por Estados Unidos, la Administraci¨®n Carter conf¨ªa en que se complete el tratado sobre limitaci¨®n de armas estrat¨¦gicas y que Le¨®nidas Brejnev venga a firmarlo a Washington. Y de creer a los especialistas, ninguna de las dos superpotencias puede permitirse el lujo de rechazar este acuerdo por muchas referencias a la ?hegemon¨ªa? que se contengan en los comunicados.
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