Ma?ana comienzan las negociaciones para la adhesi¨®n de Espa?a a la CEE
Espa?a inicia ma?ana el proceso negociador para su plena integraci¨®n en el seno de las Comunidades Europeas, dieciocho, meses despu¨¦s de que presentara oficialmente su solicitud para el ingreso formal en el organismo europeo. Aunque las negociaciones propiamente dichas no comenzar¨¢n hasta el oto?o, la presencia ma?ana en Bruselas del ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y del ministro para las Relaciones con la CEE, Leopoldo Calvo Sotelo, para el acto de apertura supone un hito decisivo en la marcha de nuestro pa¨ªs hacia Europa.Ma?ana se celebra en Bruselas la apertura formal de las negociaciones para la adhesi¨®n de Espa?a a las comunidades europeas. Marcelino Oreja y Leopoldo Calvo Sotelo representar¨¢n al Gobierno espa?ol en la sesi¨®n de apertura que se realizara en presencia del Consejo de Ministros y de la Comisi¨®n de la CEE. Sobre el alcance pol¨ªtico de este acto reproducimos la opini¨®n de los principales partidos pol¨ªticos que obtuvieron representaci¨®n parlamentaria en la ¨²ltima legislatura.
Ma?ana lunes, a las seis de la tarde, se celebrar¨¢ en Bruselas el acto oficial de apertura para las negociaciones que, en el curso de unos tres a?os, deber¨ªan concluir con el ingreso de Espa?a en las Comunidades Europeas a principios de 1982. Dos ministros del Gobierno espa?ol, el titular de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y el responsable de Relaciones con la CEE, Leopoldo Calvo Sotelo, acuden a la capital belga para el acto de apertura.Jean Fran?ois Poncet, ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores y presidente en funciones del Consejo de la CEE para el semestre en curso, pronunciar¨¢, junto con Roy Jenkins, presidente de la Comisi¨®n Europea, la alocuci¨®n por parte comunitaria. Una cena en el castillo de Santa Ana cerrar¨¢ el corto acto protocolario -no m¨¢s de una hora-, que tiene, sin embargo, un alto significado pol¨ªtico e hist¨®rico. Con este nuevo paso se abre, en realidad, un proceso irreversible -excepto rechazo de los acuerdos negociados en el futuro por parte de parlamentos o por refer¨¦ndum p¨²blico en Espa?a, como ocurri¨® en Noruega en 1972- que culminar¨¢ con el ingreso de Espa?a en el club de pa¨ªses comunitarios.
Si los a?os de la dictadura impidieron una part¨ªcipacl ¨®n activa de Espa?a en el club europeo -a pesar de los intentos de Castiella, en 1962, y del limitado acuerdo comercial de 1970, negociado por Ullastres-, la recuperaci¨®n de las instituciones democr¨¢ticas. a partir de las elecciones legislativas de junio de 1977, permitieron al nuevo Gobierno espa?ol presentar, el 28 de julio de 1977, la petici¨®n oficial para negociar el ingreso total de Espa?a en las Comunidades Europeas, m¨¢s popularmente conocidas como el Mercado Com¨²n.
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Ma?ana se inician las negociaciones para la adhesi¨®n de Espa?a a las Comunidades Europeas
Gracias a la llave democr¨¢tica -y sin prejuzgar los l¨®gicos problemas de adaptaci¨®n econ¨®mica, que afectan incluso a los mismos Estados miembros- se abri¨® el camino hacia una integraci¨®n apoyada por todos los partidos pol¨ªticos espa?oles presentes en el Parlamento. Una v¨ªa que tiene cuatro etapas capitales, dos de ellas superadas: la presentaci¨®n de demanda de adhesi¨®n y el inicio de las negociaciones. Y otras dos a realizar: las negociaciones hasta la firma, ratificaci¨®n de los tratados y su entrada en vigor.Los mecanismos desencadenados hasta ahora -solicitud y apertura de negociaciones- han sido criticados, en algunas ocasiones, desde otros ¨¢ngulos distintos al Gobierno. En realidad se dio curso a un proceso imprescindible donde la iniciativa correspond¨ªa a los comunitarios. Despu¨¦s de la presentaci¨®n de demanda de adhesi¨®n, el Consejo de Ministros de la CEE encarg¨® un dictamen presentado y aprobado por el Consejo de la CEE el 17 de diciembre de 1978, junto con la decisi¨®n del acto oficial de apertura de ma?ana lunes en Bruselas.
Pr¨®ximas etapas a rebasar
Las pr¨®ximas etapas, negociaci¨®n, firma, ratificaci¨®n y entrada en vigor, ser¨¢n ya m¨¢s decisivas. El Gobierno espa?ol deber¨¢ contar con un apoyo de las principales fuerzas pol¨ªticas, econ¨®micas y sociales del Estado espa?ol ante un tema de inter¨¦s general para el conjunto del pueblo espa?ol. Las negociaciones propiamente dichas no comenzar¨¢n hasta oto?o, dicen y repiten en medios comunitarios de Bruselas. Calendario l¨®gico si se tiene en cuenta el ambiente general de los pr¨®ximos meses, tanto en Espa?a (elecciones generales, municipales, formaci¨®n de nuevo Gobierno), como en Europa (campa?a electoral para el Parlamento Europeo). No quiere decir ello que se entre en un per¨ªodo de inactividad completa durante seis o siete meses. ?Hay que preparar muy bien los temas para ir a una negociaci¨®n seria?, declara Lorenzo Natali, vicepresidente de la comisi¨®n responsable de las negociaciones de ampliaci¨®n.
Gesti¨®n y posible ampliaci¨®n del actual acuerdo comercial Espa?a-CEE, en vigor desde 1970, negociaciones sectoriales (siderurgia y pesca, en particular) formar¨¢n el temario de los pr¨®ximos meses. Sin olvidar que, desde ahora, Espa?a estar¨¢ informada por los nueve de la CEE de sus reuniones y decisiones en materia de ?cooperaci¨®n pol¨ªtica?. Vendr¨¢, a continuaci¨®n, la negociaci¨®n sector por sector de las modalidades de entrada de Espa?a al Mercado Com¨²n. Agricultura, industria, energ¨ªa, fiscalidad, regiones, transporte, social, etc¨¦tera, ser¨¢n objeto de negociaciones con intento, por ambas partes, de que el impacto de la integraci¨®n sea m¨ªnimo para cada bando. La CEE teme, con raz¨®n, la competencia espa?ola en exportaciones agr¨ªcolas y algunas de origen industrial; Espa?a peligra de pagar un precio alto para ciertas industrias que no podr¨¢n soportar la competencia.
Definir un calendario de ?periodos transitorios?, como arma de doble filo, tanto para Espa?a como para la CEE, destinada a reducir los sobresaltos del proceso integrador, ser¨¢ la principal tarea que pondr¨¢ a dura prueba la habilidad de los negociadores espa?oles. Se exagera en algunos medios, que quiz¨¢s a?oran tiempos pasados, al hablar de ?per¨ªodos transitorios?. Se comenta que la CEE no nos quiere tampoco ahora, a pesar de contar con estructuras democr¨¢ticas. Visi¨®n, cuanto menos, muy parcial del problema si se recuerda que los propios seis Estados fundadores de la CEE necesitaron doce a?os de ?per¨ªodo transitorio? para homologar su uni¨®n aduanera. Fueron imprescindibles otros cinco durante el proceso de entrada de Gran Breta?a, Irlanda y Dinamarca. Se habla de un m¨¢ximo de diez para el caso de Espa?a, aunque su definici¨®n exacta depende de las negociaciones. A lo mejor ciertos sectores econ¨®micos espa?oles necesitar¨ªan todav¨ªa una transici¨®n m¨¢s larga para adaptarse a una libre competencia.
Despu¨¦s de las negociaciones se proceder¨¢ a la firma de los tratados, hacia primeros de 1981, necesitando otro a?o m¨¢s para su ratificaci¨®n en cada uno de los Parlamentos nacionales. A partir de la entrada en vigor de los tratados de adhesi¨®n -se cita con frecuencia primeros de 1982-, los espa?oles entrar¨¢n a formar, parte ¨ªntegra en las instituciones comunitarias. Con sus funcionarios en la Comisi¨®n, sus parlamentarios en el debate pol¨ªtico y sus ministros en los consejos de la CEE para defender con voz y voto en la mesa de negociaciones los intereses espa?oles, dentro del conjunto general europeo. S¨®lo a partir de la entrada en vigor de los tratados de adhesi¨®n, se cerrar¨¢ un ciclo hist¨®rico dentro del cual el acto de ma?ana lunes en Bruselas no es m¨¢s que un importante eslab¨®n.
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