Una sobredosis, termina con la vida de Sid Vicious
Durante la noche del viernes al s¨¢bado, el cantante brit¨¢nico punk John Richtie, m¨¢s conocido como Sid Vicious, fue encontrado sin vida en su apartamento de Greenwich Village, de Nueva York. Seg¨²n versi¨®n de la polic¨ªa, la muerte le sobrevino por sobredosis de droga, posiblemente de hero¨ªna. El cantante, que se hiciera famoso, entre otras cosas, por pertenecer al grupo Sex Pistols, hab¨ªa organizado una fiesta para celebrar su puesta en libertad, que se hab¨ªa producido unas horas antes. El cantante fue acusado y juzgado por presunto asesinato de su novia, Nancy Spungen, el pasado mes de octubre.
Todo empieza cerca de King's Road, en Londres, cuando una de tantas pandillas desesperadas encuentran en el sex-shop de un tal Malcolm McLaren un lugar gratuito donde estar a cubierto. Son los Swankers, grupo formado por un fan nost¨¢lgico de los Beatles, Gleen Mattlock; un ladr¨®n de coches aficionado, Steve Jones; un electricista y camarero ocasional, Paul Cook, y un tipo extra?o llamado Wallis. Este tipo es, en principio, el cantante, pero McLaren (un visionario que ven¨ªa de ser manager del grupo neoyorquino New York Dolls) piensa con raz¨®n que Wallis no da el tipo.De cuando en cuando aparece por la tienda un tal John Lyndon. Perfecto hasta sus m¨¢s m¨ªnimos detalles, dientes sucios, pelo en aura ti?osa, camiseta mutilada, infecci¨®n sinusoidal y un terrible car¨¢cter. Este es el tipo. Tras una prueba ante un juke-box, John Lydon se convierte en Johnny Rotten (podrido) y comienza a escribir letras para las melod¨ªas de Mattlock, dispuestas ya para ser ensayadas en el equipo de sonido que los antiguos Swankers (ahora Sex Pistols) hab¨ªan ido robando pieza a pieza.
Conciertos
El primer acto de McLaren (que se ve a s¨ª mismo como un nuevo Brian Epstein) consiste en endilgar al grupo en el party anual que prepara la intelligentsia enrollada de Londres y sus sat¨¦lites. Los P¨ªstols, borrachos como cubas, sueltan tres canciones anfetam¨ªnicas, irreverentes y despiadadas, pero la audiencia es la justa, el grupo salta de boca a o¨ªdo por todo Londres.Y comienzan los conciertos... Una tras otra, las salas destrozadas por sus fans, les iban cerrando las puertas; un d¨ªa tras otro, su nombre se inflaba hasta extremos inimaginables, arrastrando tras de s¨ª buenos y nuevos grupos como Clash, Jam, Dammed, Buzzcocks y muchos m¨¢s. En esto la pudibunda compa?¨ªa EMI les firma un contrato, les graba un single y les lanza a su primer show en televisi¨®n.
Posteriormente, Gleen Mattlock se va por blando y entra Sid Vicious, un amiguete de Rotten que a¨²n no sabe tocar el bajo. Su madre, apellidada Beweley, era una antigua hippy, y el chaval es un pedazo de pan terriblemente desequilibrado, pero con una imagen magn¨ªfica.
Mientras Mattlock forma un nuevo grupo, los Sex Pistols son prohibidos por autoridades locales, sus giras terminan en cat¨¢strofes, pero finalmente firman por la empresa progre de las islas: Virgin.
Conoce a Nancy
Todos sus singles y su ¨²ltimo ¨¢lbum llegan a ser ¨¦xitos. Parece que la cosa empieza a marchar. Pero no, es ahora cuando comienzan los problemas. Sid Vicious conoce a Nancy Spungen, en palabras de Rotten ?una ni?a bien?, metida a groupie, que le sorbe el seso as¨ª, cambi¨¢ndole por completo. Su primera gira americana es interferida de manera constante por un FBI alarmado que exige las m¨¢s absurdas nimiedades t¨¦cnicas para dejarles actuar. Vicious queda solo, en manos de McLaren, y prepara con ¨¦l una pel¨ªcula con retazos de actuaciones de los Sex Pistols: The great rock and roll swindle, y da tumbos de un lado a otro, junto a Nancy y su adicci¨®n a la metadona, fruto de una cura anti heroina. Acude a todos los conciertos de rock, compra navajas y un d¨ªa, a las cuatro de la ma?ana, llama a la polic¨ªa para explicar c¨®mo Nancy estaba muerta en el ba?o acuchillada en la tripa.McLaren vuela a Nueva York, paga todas las fianzas con el apoyo de Virgin (alrededor de quince millones de pesetas) y mueve todos los hilos para sacarle rentabilidad a tan fausto suceso. Todo es malsano, corrupto, innoble. Pero, mientras, la prensa amarilla nutre sus p¨¢ginas con la historia del joven-punk-drogadicto-asesino-de-su-novia. Los Sex Pistols, o mejor, lo que a¨²n queda de ellos, es decir, Sid Vicious, todav¨ªa pueden dar otra bofetada tr¨¢gica a un tinglado imb¨¦cil. Al d¨ªa siguiente de salir de la c¨¢rcel, en la fiesta en que se celebra este hecho, Sid Vicious muere de una sobredosis
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