Dos parlamentarios organizaron el secuestro de Moro, revela la revista "L'Espresso"
?En las Brigadas Rojas hay dos grupos: los que como yo no quer¨ªan matar a Aldo Moro y los otros, los que han ordenado su muerte, que quer¨ªan eliminarle. En la calle Fani -donde fueron ametrallados los guardaespaldas de Aldo Moro- dispararon carabineros que tem¨ªan ser reconocidos por sus colegas de la escolta de Moro.? Estas son las desconcertantes revelaciones sobre el no todav¨ªa resuelto caso Moro publicadas ayer en Roma por el semanario L'Espresso y atribuidas a un brigadista bueno dispuesto a hablar si se abriera una investigaci¨®n parlamentaria.
El largo art¨ªculo firmado por Gian Luigi Mellega (uno de los periodistas que particip¨® en la campa?a contra el antiguo presidente Giovanni Leone) reabri¨® ayer una herida que jam¨¢s se hab¨ªa cerrado en Italia. El momento, por otra parte, es particularmente dif¨ªcil: el presidente designado del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, est¨¢ consultando a los l¨ªderes de los partidos con la esperanza de lograr la formaci¨®n de un nuevo Gobierno.La historia de L'Espresso comienza en la primavera pasada, poco despu¨¦s de la muerte del presidente de la DC, es en el verano pasado cuando Ernesto Viglione, periodista de una radio privada, hombre vinculado a la derecha dem¨®cratacristiana fue a ver al senador de la DC Vittorio Cervone para que escuchara una cinta magnetof¨®nica con la voz de un brigadista, el cual afirmaba, precisamente, que no hab¨ªan sido sus companeros de la misma tendencia en las Brigadas Rojas los que quer¨ªan asesinar a Moro. Viglione dec¨ªa haber entrado en contacto con el presunto brigadista a trav¨¦s de otro periodista, compa?ero suyo en la radio. El encuentro entre el hombre dispuesto a hablar y el senador Cervone no tiene lugar, por distintas circunstancias, hasta el final del mes de julio. Es en aquella ocasi¨®n en que el brigadista descrito como meridional, de fuerte complexi¨®n y unos 45 a?os, afirm¨® que toda la operaci¨®n hab¨ªa sido guiada por dos parlamentarios y por una persona muy cercana al Vaticano. Al senador democratacristiano el brigadista le habr¨ªa contado que ya no se pod¨ªa fiar de nadie, ni de la Magistratura, ni de la polic¨ªa, ni de los carabineros, porque todos estaban infiltrados en las BR. ?Los otros brigadistas que piensan como yo y yo -le habr¨ªa dicho- estamos dispuestos a decir la verdad, pero no podemos fiarnos de nadie. Abran una encuesta parlamentaria y hablaremos.?
A su interlocutor, el senador Cervone les habr¨ªa prometido la inmunidad y la posibilidad de rehacer sus vidas en el exterior si colaboraban a la detenci¨®n de los que hab¨ªan matado a Moro. ?Ser¨¢ posible hacerlo el 11 de agosto -dec¨ªa antonces el brigadista- en una villa cerca de Salice Terme (una localidad entre Mii¨¢n y G¨¦nova), donde se reunir¨ªan los dos parlamentarios y el personaje vinculado al Vaticano.?
Cervone habla con los jefes de la DC, con el ministro del Interior, Rognoni. ?Se prepara -cuenta siempre L'Espresso- una operaci¨®n militar. Va a producirse un hecho imprevisible.? El 6 de agosto muere Pablo VI, y el personaje del Vaticano no puede alejarse de Roma. El encuentro -hacen saber los brigadistas buenos- se aplaza indefinidamente. Viglione comunica al senador democratacristiano que el brigadista pide para s¨ª y para sus compa?eros dinero y armas.
De pronto, el silencio se cierne nuevamente sobre el caso. Mientras tanto ha sido designado el jefe del antiterrorismo, Carlos Alberto de la Chiesa, general de los carabineros. El senador Cervone deja de pedir la investigaci¨®n parlamentaria. Tambi¨¦n Viglione afirma haber perdido sus contactos.
La historia del caso
Esta es, brevemente narrada por la revista, la historia del caso, que ha provocado ayer la detenci¨®n del periodista Ernesto Viglione por reticencia y favoritismo y un largo interrogatorio por parte de Magistratura de Gian Luigi Mellega, autor del art¨ªculo, y todos los l¨ªderes democratacristianos, Piccoli, Zcagnini, Rognoni, Cervone, Calfaro y otros.
En el Parlamento, la historia de L'Espresso, naturalmente, ha desencadenado interrogantes. Los comunistas, por su parte, sin dudar de la importancia de las revelaciones, se preguntan por qu¨¦ todos los descubrimientos se producen en los peores momentos para el pa¨ªs y si estos hallazgos no ser¨¢n advertencias para los verdaderos implicados en el caso Moro.
Por su lado, Rognoni y Zacagnini han confirmado la autenticidad de las declaraciones de Cervone.
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