La Federaci¨®n mentiene una pol¨ªtica autoritaria
Dos temas han vuelto a poner en candelero a la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, que sigue actuando con total y absoluto autoritarismo y clara discriminaci¨®n, merced a los prejuicios que tiene en su seno, al mismo tiempo que ?ignora? los temas que no le interesan porque lo ¨²nico que le preocupa es mantener su pol¨ªtica en vez de hacer la que al f¨²tbol espa?ol le conviene. La prohibici¨®n al Huelva de jugar la jornada en que est¨¢ sancionado en el Benito Villamar¨ªn y sus ¨²ltimos contactos con la AFE vuelven a dejar claro el caciquismo que impera en Alberto Bosch.
El evidente tono patriarcal y autoritario de Pablo Porta, que ya en su largo ?veraneo-78? ignor¨® despectivamente los problemas de los jugadores, ha alcanzado ¨²ltimamente l¨ªmites insospechados, cuando, despu¨¦s de recibir a Robi y Pacheco, no sin antes al morzar con Vicente Calder¨®n, como advertencia amenazante, y escuchar los planteamientos que dichos jugadores le hicieron, todo lo que se le ocurri¨® decir fue que ?eran buenos chicos?, confundi¨¦ndolos con colegiales y olvidando que se trata de profesionales hechos y derechos, con sus deberes y obligaciones, a los que tiene que tomar en serio, humana y jur¨ªdicamente.Pablo Porta se ha decidido abiertamente por defender a los estamentos de altura antes que a los futbolistas, verdaderos protagonistas, que lamentablemente se han visto obligados a jugar un papel antag¨®nico ante la Espa?ola.
Por otro lado, se pone de nuevo sobre el tapete, primero, la discriminaci¨®n de que hace gala el Comit¨¦ de Competici¨®n aljuzgar a los clubs poderosos y a los humildes con motivo de la clausura del terreno de juego del Recreativo de Huelva. Evidentemente hace falta mano dura para acabar de una vez por todas con el salvajismo que rodea el f¨²tbol, pero nadie ignora que en otros campos hubo incidentes m¨¢s graves. Entonces, al tratarse de clubs poderosos, con clara influencia pol¨ªtica a todos los niveles, pero sobre todo en la Federaci¨®n, el Comit¨¦ no se atrevi¨® a aplicar el reglamento con exactitud. El Huelva ve perjudicada con esta medida una de sus mejores taquillas en su partido con el Sevilla. La FEF, sin dar mayores explicaciones, se niega a que sea el Benito Villamar¨ªn el terreno en el que se dispute el encuentro, aunque cumple perfectamente con los requisitos que el reglamento exige. L¨®gicamente, el club onubense, una vez que se vio discriminado, utiliz¨® todos los recursos a su alcance para llevar el partido a un campo que le ?salvase econ¨®micamente? del percance. Pero el Sevilla no quiere jugar en el campo del Betis, y la Federaci¨®n accedi¨® a esta petici¨®n, sin duda, porque el club sevillano tiene m¨¢s influencia en la FEF que el onubense.
Todo esto vuelve a poner de actualidad el tan tra¨ªdo y llevado asunto de que los clubs no deben tener ninguna participaci¨®n en la Espa?ola por aquello de que no se puede ser juez y parte. Algo misterioso encierra este tema, cuando quien lo intent¨® en baloncesto -Enrique Menor- fue injustamente cesado, y ¨²ltimamente, en una feliz propuesta, lo intent¨® en f¨²tbol el Atl¨¦tico de Madrid, y la propuesta fue ol¨ªmpicamente despreciada.
Si losjugadores (AFE) est¨¢n en contra o, al menos, en desacuerdo con la Federaci¨®n, y los clubs -en este caso el Huelva-, no se ven protegidos ni defendidos por ella, cabr¨ªa preguntarse los intereses de quien defiende el organismo federativo. En un caso -presentaci¨®n de conflicto colectivo por parte de la AFE, as¨ª como en su d¨ªa amenaza de huelga-y en otro -el Recreativo tambi¨¦n amenaza con dimitir en pleno, porque no est¨¢ dispuesto a cambiar de campo-, las medidas de fuerza han llegado hasta la Federaci¨®n que, se mire por donde se mire, no queda, evidentemente, bien librada una vez m¨¢s. Y son todas.
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