La lluvia desluci¨® la primera jornada electoral de Adolfo Su¨¢rez
La lluvia torrencial que cay¨® ininterrumpidamente sobre Le¨®n desde primeras horas de la ma?ana de ayer desluci¨® lo que promet¨ªa ser la primera ?jornada triunfal? de Adolfo Su¨¢rez por provincias. Los cerebros de UCD hab¨ªan descartado de antemano el mitin como ?plato fuerte? y fijaban todas sus esperanzas en el ba?o de multitud que previsiblemente iban a recibir los esposos Su¨¢rez en el paseo programado por las calles c¨¦ntricas de la ciudad, con final en la catedral. Pero la lluvia lo chaf¨® todo, y se puede afirmar que, salvo el mot¨ªn que provoc¨® su presencia en una taberna de la plaza Mayor y la reuni¨®n que mantuvo en la ma?ana con una representaci¨®n de pensionistas, lo dem¨¢s se redujo a un caluroso encuentro con los entusiastas iniciados de UCD, llegados de toda la provincia. Era justo el momento en que dejaba de llover.
Tanto en la breve rueda de prensa que mantuvo al final de la ma?ana, como en los diversos momentos en que hizo uso de la palabra, Adolfo Su¨¢rez -y lo mismo cabe decir de Rodolfo Mart¨ªn Villase esforz¨® por presentar una imagen deliberadamente antidemag¨®gica de UCD. ?Prometo que estudiar¨¦ su problema con atenci¨®n, pero no que lo vaya a solucionar a corto plazo?, dec¨ªa una y otra vez a los pensionistas que le planteaban la insuficiencia de sus rentas; ?Somos un partido de reflexi¨®n, ?Hablamos demasiado de derechos, hay que empezar a hablar de deberes?, ?Hay que ponerse a trabajar m¨¢s?.Por la ma?ana, en la conferencia de prensa, Adolfo Su¨¢rez no a?adi¨® nada nuevo a lo declarado el viernes sobre temas como previsiones electorales, coaliciones posibles, terrorismo, etc¨¦tera. En todo caso se?al¨® que en el supuesto improbable, seg¨²n ¨¦l, de tener que formar un Gobierno de coalici¨®n, ser¨ªa siempre con una fuerza pol¨ªtica capaz de asumir el programa de UCD, con menci¨®n expresa de las bases doctrinales, esto es, ?los valores del humanismo cristiano?.
Respecto a si los obispos le hab¨ªan echado un cable a UCD con su reciente declaraci¨®n, Adolfo Su¨¢rez manifest¨® que no cre¨ªa que en la intenci¨®n de los obispos estuviera beneficiar.o perjudicar a nadie, sino m¨¢s bien orientar el voto de los cristianos.
Especial ¨¦nfasis tuvieron los elogios dedicados en dos ocasiones al ministro del Interior y primer candidato al Congreso por la provincia de Le¨®n, Rodolfo Mart¨ªn Villa. Ante la prensa, primero, y ante los militantes de UCD, en la comida de hermandad y concienciaci¨®n, Adolfo Su¨¢rez expres¨® su confianza en Mart¨ªn Villa, por quien confes¨® sentir una ?admiraci¨®n impresionante? y para quien tiene un puesto en Gobiernos que ¨¦l presida, ?siempre que se deje convencer?.
Como iba de elogios, el se?or Mart¨ªn Villa se despach¨® a gusto con el presidente, al que, por medio de un circunloquio de largo recorrido, compar¨® a Guzni¨¢n el Bueno, del que tom¨® prestado el calificativo para aplic¨¢rselo. ?Le tildan de h¨¢bil, y lo ser¨¢; de inteligente, y lo ser¨¢; de osado, y lo ser¨¢; de bueno, y lo es. ?
Por lo dem¨¢s, la estancia de Adolfo Su¨¢rez en Le¨®n no estuvo exenta de pintoresquismo. Pintoresco era, a primera hora de la ma?ana, contemplar a la representaci¨®n de pensionistas de la provincia -m¨¢s de cien- ocupando los salones del hostal de San Marcos, que jam¨¢s hab¨ªan pisado la mayor¨ªa de ellos. Y entre los que lo hab¨ªan hecho no faltaban los que hab¨ªan prestado en estas instalaciones el servicio militar -el edificio del hostal era un regimiento de caballer¨ªaCon el ?Guillermo Tell?, de Rossini, como fondo musical, comentaban dos hombres mayores: ??Te acuerdas de las guardias que nos hac¨ªamos?? Sonaba ?Finlandia?, de Sibelius, cuando un pensionista dec¨ªa a la salida de la reuni¨®n con Su¨¢rez: ?Habl¨® bien, pero mejor estuvo el que le dijo lo de la pensi¨®n de 1.200 pesetas. ?
El recorrido de los esposos Su¨¢rez por la catedral fue, continuamente interrumpido por monjas y damas que, promet¨ªan oraciones; su entrada en la plaza del mercado produjo un abandono de puestos generalizado. Se?oras y se?ores, m¨¢s de las primeras que de los segundos, corrieron hacia el bar de la esquina para saludar a Adolfo Su¨¢rez y a su esposa. ?Su¨¢rez, eres el m¨¢s grande?, gritaban las se?oras. ?No tanto, no tanto?, dec¨ªa ¨¦l.
Con todo, el momento m¨¢s euf¨®rico fue la comida de hermandad con los militantes llegados de toda la provincia: todo un show a la americana, aunque con aditamentos propios de la raza.
Inc¨®modo viaje a Vigo
Desde Le¨®n, el presidente se traslad¨® a Vigo, por carretera, ya que las desfavorables condiciones meteorol¨®gicas impidieron el previsto desplazamiento en avi¨®n. Durante el camino se detuvo en un bar de carretera de la localidad orensana de Udina, para tomarse un caf¨¦ y un bocadillo, y posteriormen.te se detuvo de nuevo al entrar en la provincia de Pontevedra, para atender a doscientos miembros de UCD que le aguardaban desde hac¨ªa dos horas bajo el temporal. Su¨¢rez lleg¨® cansado a la ciudad viguesa, despu¨¦s de un inc¨®modo viaje, y se dirigi¨® directamente al hotel donde le esperaban sus partidarios.
Gonz¨¢lez Seara dijo en su discurso que la democracia puede estar en peligro si no gana UCD, y Su¨¢rez destac¨® la idea de que es necesario experiencia para gobernar.
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