Cien muertos en Teher¨¢n en un clima de insurrecci¨®n civil
El ayatollah Jomeini, el hombre fuerte de Ir¨¢n, advirti¨® anoche con desatar una ?guerra santa? en el ?pa¨ªs si se repiten ataques como el lanzado anteanoche por la Guardia Imperial, nost¨¢lgica del sha, contra los cadetes de la aviaci¨®n, pr¨®ximos a la Rep¨²blica Isl¨¢mica. En los combates registrados durante el d¨ªa de ayer en Teher¨¢n participaron civiles pro Jomeini armados por el Ej¨¦rcito del Aire. Anoche, hogueras y barricadas se levantaban por todo Teher¨¢n, mientras los j¨®venes segu¨ªan cantando, en desaf¨ªo de la ley marcial, Ala jo akbar (Al¨¢ es grande).
Teher¨¢n vive un clima de guerra civil. Al menos un centenar de personas han muerto a consecuencia de los acontecimientos sangrientos que se iniciaron a las once de la noche de anteayer.Todo comenz¨® cuando la divisi¨®n de los inmortales de la Guardia Imperial acudi¨® a la base a¨¦rea de Doshan Tappeh, en el barrio de Farahabad, al este de la capital. La divisi¨®n -compuesta por mil hombres y varios carros de combate- trataba de detener, seg¨²n parece, a una veintena de cadetes que viv¨ªan en la citada base. El motivo del arresto ser¨ªa haber participado en manifestaciones a favor de Jomeini. Los cadetes entablaron resistencia. Pronto comenzaron los tiros. Durante las dos primeras horas se escucharon sin parar r¨¢fagas de metralleta y algunos ca?onazos aislados.
Luego, y ya de manera intermitente, los enfrentamientos continuar¨ªan hasta el mediod¨ªa de ayer.
La base a¨¦rea se encuentra a unos tres kil¨®metros de la residencia de Jomeini, lo que, en la gigantesca ciudad de Teher¨¢n, se considera una distancia corta. Inmediatamente corri¨® el rumor: ?Tratan de detener a Jomeini.? Desafiando el toque de queda, varios miles de seguidores del ayatollah abarrotaban camiones y coches para llegar lo m¨¢s cerca posible del lugar del que part¨ªan los disparos.
Durante toda la madrugada, sobre el tableteo de las metralletas, se pod¨ªan o¨ªr los gritos de los manifestantes. A primera hora de la ma?ana de ayer continuaba la batalla. Varios helic¨®pteros de la Guardia Imperial acudieron en ayuda de sus compa?eros: uno fue derribado por los resistentes y varios m¨¢s ametrallaron desde el aire la base a¨¦rea, una residencia de oficiales del Ej¨¦rcito del Aire y, por ¨²ltimo, a la multitud que se manifestaba en las cercan¨ªas.
A las ocho de la ma?ana, una bala perdida alcanzaba el coraz¨®n de Joe Alex Morris, enviado especial del diario Los Angeles Times.
Pasa a p¨¢gina 3
Hogueras y barricadas en Teher¨¢n mientras Jomeini amenaza con desatar la "guerra santa"
(Viene de primera p¨¢gina)
Se da la sarc¨¢stica casualidad de que Joe acababa de ser operado de un c¨¢ncer y los m¨¦dicos le hab¨ªan comunicado hace unos d¨ªas que estaba ya fuera de peligro. El periodista deja viuda y tres hijos.
Durante toda la ma?ana, las calles se llenaron de ambulancias y coches que ped¨ªan donantes de sangre o transportaban suero, vendas y algod¨®n hidr¨®filo.
A las once de la ma?ana, dos grandes manifestaciones part¨ªan de la universidad con direcciones opuestas. En cada una de ellas participaban varios miles de personas. Por un lado, los partidarios de Jomeini, con grandes fotos del ayatollah y de Bazargan y un largo cortejo de mujeres cubiertas por el chador. Por otro, la extrema izquierda, con retratos del Che Guevara, pancartas con la estrella roja de cinco puntas y j¨®venes vestidas a la europea mezcladas con los hombres.
Entre tanto, por una calle cercana desfilaba el ins¨®lito cortejo f¨²nebre de un joven que hab¨ªa muerto en la manifestaci¨®n de la madrugada. Delante iba una bandera blanca, roja de sangre; inmediatamente detr¨¢s, varios compa?eros sosten¨ªan la camilla que transportaba el cad¨¢ver, y, por ¨²ltimo, un grupo de chicas cerraba el entierro. Todos iban corriendo. La mayor parte lloraba de rabia. Algunos ense?aban sus manos llenas de sangre, como dando testimonio de que, de nuevo, hab¨ªa llegado la muerte.
Sobre las once de la ma?ana, los Inmortales de la Guardia Imperial iban ya en retirada. Los soldados del ej¨¦rcito del aire hab¨ªan logrado romper el cerco y avanzaban calle por calle hasta llegar a la plaza Jaleh, a unos tres kil¨®metros de la base.
Algunos soldados anunciaban a trav¨¦s de meg¨¢fonos que aquellos j¨®venes que hubieran cumplido el servicio militar pod¨ªan presentarse en el cuartel para recibir armas. En pocos minutos, mientras continuaba la batalla, comenzaron a aparecer civiles pertrechados de granadas y armamento ligero del Ej¨¦rcito. Cogida entre dos fuegos, la Guardia Imperial tuvo que retroceder definitivamente. Un grupo de soldados del ej¨¦rcito del aire desfil¨® por las calles del centro, entre los aplausos de la gente.
A esa hora, el primer ministro oficial, Shapur Bajtiar, estaba reunido con el Estado Mayor y Jomeini hab¨ªa desaparecido de su residencia. Un oficial del ej¨¦rcito del aire, que fue a informarle, tuvo que volver a la base sin conseguir verle.
Barricadas
Antes del mediod¨ªa, las barricadas surgieron por toda la ciudad Ya no eran barricadas de sacos terreros, como las que se hab¨ªan construido al final de la madrugada en las cercan¨ªas de la base a¨¦rea, ahora se trataba de simples montones de hierro, madera y basura.
A la una de la tarde se conoc¨ªa ya la decisi¨®n tomada en la reuni¨®n, en la que participaban los militares y Bajtiar: el toque de queda se adelantar¨ªa de la media noche a las cuatro y media de la tarde (dos de la tarde hora espa?ola). Todas las tiendas cerraron y se formaron largas colas ante las panader¨ªas.
Por la televisi¨®n pirata apareci¨® Jomeini condenando la actuaci¨®n de la Guardia Imperial y amenazando con la ?guerra santa?. Poco despu¨¦s, hablar¨ªa el primer ministro del Gobierno provisional, Mehdi-Bazargan, quien pidi¨® a la poblaci¨®n que no respetara el toque de queda.
La batalla, entre tanto, continuaba. Hasta altas horas de la madrugada de hoy, han seguido sonando los disparos sin que hubiese ni un solo minuto de respiro. A media tarde se supo que un grupo de guerrilleros hab¨ªa atacado la comandancia militar del sector sureste de Teher¨¢n. Civiles armados, acompa?ados a veces por soldados del ej¨¦rcito del aire, hac¨ªan frente al ej¨¦rcito de tierra.
Bajtiar habl¨® por la radio. Como suele hacer cuando no habla franc¨¦s y utiliza su idioma materno, acompa?¨® las palabras de en¨¦rgicos golpes en la mesa. ?Los causantes de los disturbios son de todos conocidos?, dijo antes de hacer referencia directa a los comunistas. ?En ninguna de esas manifestaciones he visto banderas iran¨ªes?, agreg¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.