Jomeini toma el poder en Ir¨¢n y proclama la Rep¨²blica Isl¨¢mica
El ayatollah Jomeini, l¨ªder de la oposici¨®n religiosa chiita al sha durante m¨¢s de veinte a?os, se hizo ayer con el poder en Ir¨¢n, despu¨¦s que la Guardia Imperial, ¨²ltimo basti¨®n de defensa del Gobierno del primer ministro, Shapur Bajtiar, se rindiera al mediod¨ªa sin disparar un solo tiro en defensa de su jefe exiliado. Horas despu¨¦s, el l¨ªder chiita declaraba formalmente la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n y confirmaba en su cargo al del Gobierno provisional primer ministro Mebdi Bazargan. La Uni¨®n Sovi¨¦tica reconoc¨ªa casi inmediatamente a la nueva Rep¨²blica y, pese al estupor y temor en Occidente, todos los Gobierno europeos y el propio presidente norteamericano, Jimmy Carter, expresaban sus deseos de ?trabajar? en colaboraci¨®n con el nuevo r¨¦gimen, para hacer ?un Ir¨¢n estable e independiente?.
A las cuatro de la tarde de ayer, el primer ministro del Gobierno provisional, Mehdi Bazargan, se convert¨ªa en jefe del ejecutivo de la flamante Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n. Se acaban as¨ª ?los 2.500 a?os de imperio?, seg¨²n titulaba ayer el vespertino persa Kayhan.De este modo parec¨ªa finalizar tambi¨¦n una peque?a guerra civil que comenz¨® el pasado viernes a las once de la noche y que ha costado m¨¢s de trescientos muertos y setecientos heridos. Se conoce ya cu¨¢l fue el inicio de los incidentes. Todo empez¨® con una discusi¨®n entre militares del Ej¨¦rcito del Aire de la base de Doshan Tappeh. Minutos antes, la televisi¨®n oficial hab¨ªa pasado un documental de una hora sobre la vida cotidiana del ayatollah Jomeini. La inmediata discusi¨®n pol¨ªtica se continu¨® con el fuego. Despu¨¦s lleg¨® la Guardia Imperial.
El s¨¢bado, los militares de la aviaci¨®n partidarios de Jomeini repartieron armas, y la lucha continu¨® en toda la ciudad de Teher¨¢n. A mediod¨ªa, el general Rajimi, administrador de la ley marcial, adelant¨® el toque de queda. Bazargan pidi¨® a la poblaci¨®n que desobedeciera la orden. En la madrugada del s¨¢bado al domingo continuaron los combates. Los jomeinistas, en principio, estaban casi desarmados: cada grupo de guerrilleros contaba s¨®lo con alguna pistola, unas pocas metralletas y c¨®cteles molotov. Hab¨ªa quienes nada m¨¢s llevaban armas blancas. En la ma?ana del domingo vimos un comba tiente que portaba, como ¨²nica defensa, un hacha arrancada de una panoplia decorativa.
Los enfrentamientos opon¨ªan a la Guardia Imperial, de un lado, y a los guerrilleros y algunos soldados del Ej¨¦rcito del Aire, por otro. El Ej¨¦rcito de Tierra permanec¨ªa al margen. Ocasionalmente, los jomeinistas asaltaron cuarteles del Ej¨¦rcito o de la gendarmer¨ªa para proveerse de armas y municiones.
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Victoria chiita tras una corta guerra civil
(Viene de primera p¨¢gina)
El domingo por la ma?ana se ve¨ªan ya carros blindados llevados por guerrilleros. La batalla m¨¢s dura tuvo lugar entonces al sur de Teher¨¢n. En un. radio de poco m¨¢s de cien metros se encontraban tres objetivos b¨¢sicos: la central de telecomunicaciones, unos estudios de radiotelevisi¨®n y el edificio principal de la polic¨ªa. A no mucha distancia est¨¢ tambi¨¦n la presidencia del Gobierno.
Al mediod¨ªa, la Guardia Imperial qued¨® pr¨¢cticamente rodeada. Sin embargo, algunos de sus miembros actuaban desde los tejados como francotiradores. La desesperaci¨®n final de los partidarios del sha a?adi¨® un peligro adicional a los combates. Disparaban no s¨®lo contra los guerrilleros, sino tambi¨¦n contra las ambulancias y los periodistas. Un t¨¦cnico del primer canal de la televisi¨®n francesa fue herido en un brazo. Minutos despu¨¦s, otro francotirador dispar¨® cinco r¨¢fagas contra los enviados especiales de Corriere della Sera, RAI, L'Unita y EL PAIS, quienes salieron ilesos despu¨¦s de marchar a gatas durante cincuenta metros en busca de refugio.
Sobre la una de la tarde, el tiroteo comenz¨® a disminuir, despu¨¦s de cuarenta horas de fuego intenso en diversos lugares de la ciudad. En el resto del pa¨ªs hab¨ªa, entre tanto, una relativa calma. S¨®lo incidentes aislados y alguna ocupaci¨®n de cuarteles o centrales de polic¨ªa.
A las cinco, los rebeldes tomaban la RTV; dos horas despu¨¦s, la televisi¨®n comenzaba sus programas. Por primera vez, el retrato del sha no presid¨ªa la apertura. La primera imagen fue un ramo de claveles, que iba acompa?ado con la m¨²sica de una fanfarria militar. Luego, un descorbatado presentador salud¨® a los espectadores: ?Salam, malam? (salud, pueblo). Hab¨ªa comenzado la Rep¨²blica Isl¨¢mica.
Poco antes, en las oficinas del Gobierno provisional, uno de los ayudantes de Jomeini, el doctor Yazdi, hab¨ªa presentado a los periodistas al administrador de la ley marcial, general Rajimi, prisionero de los guerrilleros. Entonces se supo tambi¨¦n que el general Nasiri antiguo jefe de la Savak (polic¨ªa pol¨ªtica del sha) hab¨ªa sido trasladado de la prisi¨®n en que se encontraba a una c¨¢rcel del pueblo -probablemente, una mezquita- El primer ministro, Shapur Bajtiar, hab¨ªa desaparecido. En un principio se rumore¨® que hab¨ªa muerto. Luego se supo que estaba en un lugar seguro.
El domingo por la tarde se conoci¨® tambi¨¦n el contenido de cuatro comunicados que hac¨ªan pensar que la paz pod¨ªa llegar. Por un lado, el ayatollah Jomeini absolv¨ªa a los militares de su juramento de fidelidad al trono. Por otro, el Consejo de las Fuerzas Armadas declaraba su neutralidad en cuestiones pol¨ªticas y ped¨ªa que el Ej¨¦rcito no saliera de los cuarteles. En tercer lugar, la marina dec¨ªa apoyar al movimiento chiita. Por ¨²ltimo, los jefes de la Guardia Imperial (cuyos soldados y oficiales continuaban defendiendo con las armas al sha) declaraban su solidaridad con el pueblo.
En algunos momentos, los guerrilleros dieron muestra de haber perdido los nervios. La busca y captura de polic¨ªas y oficiales de la Guardia Imperial llegaba a ser una aut¨¦ntica caza de brujas. M¨¢s de una vez, el domingo por la ma?ana, se celebraron en las calles juicios sumar¨ªsimos. Se habl¨® de inmediatas ejecuciones de supuestos partidarios del r¨¦gimen anterior.
Por la tarde comenz¨® una calma relativa. S¨®lo quedaban por tomar unos pocos objetivos, que terminar¨ªan cayendo ayer por la ma?ana. Doce mil presos comunes hab¨ªan sido puestos en libertad y hab¨ªa aire de fiesta.
Ayer se continuaron escuchando los tiros. Eran disparos de fiesta.
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