Confusi¨®n, desorden y descontrol caracter¨ªsticas del conflicto de los hospitales
La confusi¨®n y el desorden siguen siendo las caracter¨ªsticas principales del conflicto sanitario, que ayer afectaba de manera especial a los centros madrile?os de La Paz y Ram¨®n y Cajal. Una huelga convocada para el pasado d¨ªa 30 por la denominada comisi¨®n negociadora mixta (con representaci¨®n de comit¨¦s de empresa y de las centrales sindicales, excepto UGT) en apoyo de unas negociaciones con el INP, que han fracasado cuantas veces se han intentado, ha degenerado en un conflicto que escapa al control de los sindicatos, con independencia de que en las asambleas, en las que cada d¨ªa se decide la postura a mantener, figuren trabajadores afiliados a las centrales.Sin la m¨¢s m¨ªnima organizaci¨®n por lo que hace referencia a una huelga que afecta a un ?servicio esencial para la comunidad?, el conflicto est¨¢ a merced de un asamble¨ªsmo radicalizado. De esta manera, cada jornada, los trabajadores que persisten en el paro deciden en asambleas hurtadas a la vigilancia de las fuerzas antidisturbios -la polic¨ªa permanece en los centros sanitarios desde que el Gobierno acordara intervenir ¨¦stos, para evitar la huelga- el desarrollo de los acontecimientos.
Mientras tanto, la federaci¨®n de sanidad de la UGT reitera que su postura originaria de no secundar la primera convocatoria de huelga para el pasado d¨ªa 30 est¨¢ siendo justificada por los mismos hechos. Es decir, la negativa del INP a negociar las mejoras econ¨®micas y sociales que reclaman los 160.000 trabajadores de las instituciones sanitarias de la Seguridad Social -en base a la impotencia de la actual Administraci¨®n para hacer uso de un presupuesto que a¨²n no ha sido aprobado por el Parlamento-, vendr¨ªa a dar la raz¨®n a la central socialista (siempre de acuerdo con sus planteamientos) de que ?era in¨²til una huelga para apoyar una negociaci¨®n imposible?.
Comisiones Obreras, por su parte, despu¨¦s del llamamiento a la normalidad efectuado la v¨ªspera del d¨ªa 30, una vez que el INP aceptara la negociaci¨®n que trataba de reivindicar la huelga anunciada para este d¨ªa (llamamiento que fue deso¨ªdo por la mayor parte de los trabajadores, pues el d¨ªa 30 hubo paro generalizado, y negociaci¨®n que fracas¨® en los sucesivos intentos de hacerla realidad), viene manteniendo una postura ambigua en cuanto a las diferentes etapas del conflicto. As¨ª, mientras que como tal central reitera sus llamamientos a la normalidad y hace p¨²blica condena de las sucesivas convocatorias de nuevos paros por parte de la denominada comisi¨®n negociadora mixta, sus afiliados miembros de esta comisi¨®n secundan los paros y, seg¨²n fuentes del comit¨¦ de huelga de La Paz, destacan por su beligerancia en cuanto al desarrollo del paro.
La Uni¨®n Sindical Obrera, por su parte, aparece en el conflicto como compa?era de viaje de CCOO y, as¨ª, cada vez que aqu¨¦lla anuncia su postura ante la situaci¨®n en concreto, USO repite y secunda los planteamientos de la central mayoritaria.
Otras formaciones sindicales de car¨¢cter minoritario, caso de la CSUT, el SU y otras siglas, se limitan a mantener su originaria posici¨®n ante la huelga, es decir, servir de eco a los acuerdos de los trabajadores adoptados en asamblea, con los que aparecen escrupulosamente respetuosas. En ning¨²n momento han aparecido las urnas para definir la postura de los trabajadores.
Quedan, finalmente, los trabajadores como tales, es decir, desprovistos de su afiliaci¨®n sindical concreta, que son quienes soportan el peso de la situaci¨®n y sobre cuyo protagonismo responsable en la misma existe la m¨¢s absoluta falta de transparencia.
En cuanto al curso del conflicto, medios patronales han se?alado a EL PAIS su preocupaci¨®n por el precedente que podr¨ªa sentar la Administraci¨®n si, ante la falta de control por, las direcciones de los centros donde se registra el paro acerca del alcance de ¨¦ste, a los trabajadores -que lo protagonizan no les fuera aplicada la normativa relativa a la huelga por lo que hace referencia a la percepci¨®n de sus salarios. Concretamente, los citados medios se interrogan sobre si a los trabajadores que secundan los paros les ser¨¢n o no descontados sus salarios correspondientes a los d¨ªas en que est¨¢n en huelga. La duda de los medios empresariales viene motivada por la falta de conocimiento por parte de las juntas de Gobierno de los respectivos centros sanitarios de qui¨¦nes trabajan y qui¨¦nes no, ya que la huelga es ilegal, pues no se han cumplimentado los tr¨¢mites precisos para su celebraci¨®n.
En este sentido, el gobernador civil de Madrid, Juan Jos¨¦ Ros¨®n -que esta ma?ana, antes de que se cumplan las 72 horas l¨ªmite que establece la ley, pondr¨¢ a disposici¨®n judicial a los cinco trabajadores de La Paz detenidos el pasado d¨ªa 13-, ha asegurado que ya ha dado instrucciones a los responsables de los centros sanitarios para que se aplique la legislaci¨®n vigente en materia de huelga, as¨ª como que se investigue el comportamiento laboral de los huelguistas por si hubieran incurrido en motivos de despido.
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