El fr¨ªo de M¨¦xico
LA GLACIAL -y hasta descort¨¦s- acogida del presidente L¨®pez Portillo al presidente Carter en su visita a M¨¦xico est¨¢ m¨¢s bien dirigida a su propia opini¨®n p¨²blica que a su interlocutor. Se ha extendido por el pa¨ªs, fomentada por la oposici¨®n, la idea de que este es el momento de romper la dependencia econ¨®mica. Estados Unidos necesita el petr¨®leo mexicano y ahora muy especialmente por la defecci¨®n del petr¨®leo iran¨ª. El ¨²ltimo informe oficial mexicano sobre su capacidad de producci¨®n de petr¨®leo estima en 40.190 millones de barriles las reservas ?registradas?, en 44.610 millones m¨¢s las reservas ?probadas? y en otros 200.000 millones las reservas ?probables?. Se trata de cantidades fabulosas que suponen, dentro de cinco a?os, una riqueza de energ¨ªa que, seg¨²n un comentario oficioso del departamento de Estado, superar¨ªa la de todos los estados de Oriente Pr¨®ximo. M¨¦xico pretende no lanzarse a una explotaci¨®n desmedida que, seg¨²n L¨®pez Portillo, convertir¨ªa a el pa¨ªs en un ?productor tipo que enriquece a los ricos y empobrece a los pobres?. Unido este petr¨®leo a los 2.000 millones de pies c¨²bicos de gas natural diario y a unas reservas de 15.000 toneladas de uranio natural, convierten a M¨¦xico en uno de los pa¨ªses m¨¢s importantes del mundo. Puede ser su fortuna, pero puede ser su desgracia.Lo que la oposici¨®n pretende es que esta energ¨ªa se venda en el mercado mundial; la intenci¨®n de Estados Unidos es la de ser el ¨²nico comprador. Conven¨ªa, por tanto, que Carter supiera que llegaba a una negociaci¨®n dif¨ªcil con un pa¨ªs independiente. Las presiones previas se han ejercido de muy distintas maneras. No es casual que en las v¨ªsperas de la llegada de Carter se produjera una declaraci¨®n de las organizaciones latinoam¨¦ricanas de Estados Unidos contra lo que consideran pol¨ªtica de discriminaci¨®n racial; que en M¨¦xico cerraran ocho transnacionales -con direcci¨®n de Estados Unidos- dedicadas a la transformaci¨®n del caucho, otra factor¨ªa de la General Motors y otra de la textil Celanese, en el estado de Jalisco, y que simult¨¢neamente se lanzasen a la calle millares de manifestantes en M¨¦xico protestando por la visita de Carter. Las organizaciones latinoamericanas -Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, Fondo Mexicano de Defensa Jur¨ªdica y de Educaci¨®n, Asociaci¨®n Nacional de Trabajadores Agr¨ªcolas: representan unos veinte millones de personas- se?alan que los residentes de lengua espa?ola en Estados Unidos ? viven en la miseria, no reciben educaci¨®n ni cuidados m¨¦dicos?, sufren ?malos tratos de la polic¨ªa? y los ¨ªndices de mortandad son m¨¢s elevados que en el conjunto de la poblaci¨®n. Todo ello se produce cuando Carter y L¨®pez Portillo iban a tratar de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos. Las huelgas, aunque proclamadas. por razones salariales, no dejan de se?alar el problema de la direcci¨®n social y econ¨®mica en manos de ejecutivos de Estados Unidos; inciden, por tanto, en este doble filo de nacionalismo y explotaci¨®n social. Y las manifestaciones gritaban consignas de oposici¨®n a cualquier venta de petr¨®leo o de uranio. -?ni un gramo ?-, a Estados Unidos, avanzaron sobre el Capitolio para forzar a L¨®pez Portillo.
Marcar distancias y hasta hostilidad era una concesi¨®n del presidente a esta oposici¨®n. Aunque no parezca que oficialmente, M¨¦xico pueda todav¨ªa ofrecer un frente demasiado fuerte al poderoso vecino al que C¨¢rdenas desafi¨® con unas nacionalizaciones que no se volver¨¢n a repetir y que, aunque se mantienen, se han desvirtuado por el camino de las transnacionales, de los acuerdos econ¨®micos y de otras formas de concesi¨®n.
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