El golpe chino
POCAS SORPRESAS habr¨¢n sido tan anunciadas como la ?Operaci¨®n de castigo? de China contra Vietnam; Deng Xiaoping la advirti¨® a Carter, y durante dos meses -desde diciembre- ha sido preparada por una acumulaci¨®n de armas de todas clases en la frontera. Por ello se presentan dos l¨ªneas de duda: si los nuevos amigos de China -Estados Unidos, Jap¨®n- que ahora la instan a que se retire, creyeron alguna vez que una acci¨®n tan arriesgada iba a realizarse, o si contaban con ella como un hecho positivo para su pol¨ªtica. La operaci¨®n compromete a China y no a sus relativos aliados, y sit¨²a a la Uni¨®n Sovi¨¦tica ante el compromiso de acudir en auxilio de Vietnam, como exige el tratado de ayuda mutua firmado en noviembre. La primera Teacci¨®n sovi¨¦tica ha sido en¨¦rgica y dura: su advertencia de que China se retire ?antes de que sea demasiado tarde? tiene un car¨¢cter de ultim¨¢tum, aunque el plazo sea difuso -?que es ?demasiado tarde??-, aunque la mayor parte de los comentarios oficiales y oficiosos de Washington entienden que durar¨¢ mucho antes de comprometerse en una guerra abierta. Pero si no lo hace perder¨¢ su prestigio y su credibilidad; si lo hace, se ver¨¢ envuelta en una guerra peligros¨ªsima y en un momento de debilidad (con respecto a los pa¨ªses de su bloque, entre los cuales Rumania advirti¨® ya que nunca se dejar¨ªa envolver en una guerra con China; en su situaci¨®n internacional y en su pol¨ªtica interior).La condici¨®n de ?operaci¨®n limitada? que el domingo ratific¨® Deng Xia,oping en una conversaci¨®n con Orfila -secretario general de la OEA, que visitaba Pek¨ªn- tiene dos riesgos. Uno de ellos, que la resistencia del adversario haga que el ?castigo? sea m¨¢s para el invasor que para el invadido, en cuyo caso el invasor se ver¨¢ obligado a continuar la acci¨®n, quiz¨¢ hasta llegar a Hanoi. Otro, que la URSS haya considerado que la ofensiva antisovi¨¦tica china que viene aumentando en los ¨²ltimos meses con una velocidad uniformemente acelerada necesite ya un l¨ªmite. Si cede ahora, como ha cedido en otras ocasiones, podr¨¢ considerar que ha perdido una d¨¦ las partidas m¨¢s graves de su historia contempor¨¢nea. En Mosc¨², los ?halcones? presionan en el sentido de ir hacia adelante: el hecho se produce en uno de los desfallecimientos de salud habituales en Brejnev -si creemos las fuentes occidentales- y podr¨ªa dar lugar a una respuesta activa.
El c¨¢lculo chino de la ?operaci¨®n limitada? en Vietnam puede quebrar si no se tiene en cuenta la capacidad de respuesta. La de Vietnam es mayor que lo que pueden permitir suponer los tama?os comparativos entre los dos pa¨ªses. Vietnam tiene armas m¨¢s modernas que las de China -que se qued¨® con las de la ayuda sovi¨¦tica y no ha recibido todav¨ªa, que se sepa, las de Occidente- y un ej¨¦rcito de una combatividad probada, que consigui¨® mantener a raya y vencer finalmente a Estados Unidos. Se dice que es el sexto del mundo. No podr¨ªa vencer a la larga en una guerra con China -que tiene frontera amplia con Vietnam, en lugar de estir separada por una distancia enorme, como pasaba con Estados Unidos-, pero en un enfrentamiento corto tien¨¦capacidad para causar mucho da?o a sus atacantes.
Otro imprevisto es la situaci¨®n general de Asia. Desde Ir¨¢n hasta esta misma frontera de China con Vietnam hay una enorme efervescencia y una continua estabilidad. Son ?fichas de domin¨®?, seg¨²n la frase acu?ada por la estrategia: una ca¨ªda puede precipitar otras. Pakist¨¢n, Afganist¨¢n, Bangla Desh, India son algunas de estas fichas, comprometidas unas con la URSS, otras con Estados Unidos (y, por tanto, con China), hostiles entre s¨ª. No se puede considerar disparatada la idea de que el ataque chino est¨¦ en cierta relaci¨®n con lo que ha sucedido en Ir¨¢n, y como una manera de desviar la atenci¨®n sovi¨¦tica de aquella zona; o provocar una serie de acontecimientos que lleguen a repercutir all¨ª. El ¨²ltimo movimiento pol¨ªtico de Jomeini y Bazargan, la recepci¨®n entusiasta de Yasser Arafat y la expulsi¨®n de los israel¨ªes de Teher¨¢n, con cierre de sus oficinas diplom¨¢ticas, es otra de las ?sorpresas? que estaban pr¨¢cticamente anunciadas; el cambio de alianzas de Ir¨¢n con respecto al conflicto del oriente ¨¢rabe-israel¨ª puede desequilibrar todo el d¨¦bil tinglado de equilibrio. Un peri¨®dico de Arabia Saudita recog¨ªa ya ayer, lunes, en un editorial, opiniones favorables al ayatollah Jomeini como esperanza del Islam: es la primera vez que una opini¨®n as¨ª se expresa en ese pa¨ªs. La fascinaci¨®n del ayatollah se extiende.
Si el golpe chino en un extremo del arco de la crisis repercute forzosamente en el otro extremo, el iran¨ª, no se sabe a¨²n en qu¨¦ sentido va a hacerlo. La moral triunfali,sta de Ir¨¢n puede repercutir en un est¨ªmulo a Afganist¨¢n para que ataque a Pakist¨¢n. Las ?fichas de dom¨ªn¨®? se pondr¨ªan, entonces, en movimiento. Pero tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir que la acci¨®n de China estuviese concertada con una con el car¨¢cter contrario a la anterior, la de Pakist¨¢n contra Afganist¨¢n.
Todo resulta imprevisible en estos momentos. Desde la intervenci¨®n sovi¨¦tica -a su vez de resultados tampoco previsibles- hasta un incendio generalizado en Asia, que podr¨ªa extenderse hacia los pa¨ªses ¨¢rabes. De todo ello lo que parece lejan¨ªsimo en el terreno de lo posible es un enfrentamiento directo entre Estados Unidos y la URSS.
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