Actuaciones del grupo Queen en Madrid
?Se pasan much¨ªsimo los t¨ªos estos?, dec¨ªa una joven espectadora cr¨ªtica refiri¨¦ndose a la esplendorosa actuaci¨®n de Queen en Barcelona y que podremos observar hoy y ma?ana en Madrid.Y s¨ª, se pasaron mucho. Para empezar, el Palacio de los Deportes se llen¨® bastante. Qui¨¦n m¨¢s, qui¨¦n menos, hab¨ªa visto al entrar los cuatro enormes trailers de equipo (generador incluido) que aguardaban de manera ostentosa y con sus panzas vac¨ªas junto a uno de los laterales del recinto. Aquello impresionaba, como tambi¨¦n que la marquesina de los focos (unos cuatrocientos) se encontrara como a medio izar, ocultando el escenario. En esto, se apagan las luces y en el seno de un sonido maquinista, los focos comienzan a encenderse, a parpadear, mientras la marquesina se levanta majestuosa e imponente entre el gozo del respetable. Era el principio y as¨ª fue todo.
La m¨²sica de Queen es una mescolanza ecl¨¦ctica que toma elementos de todas partes y cuya mayor gracia reside en la capacidad de showman de su cantante, Freddy Mercury, en los efectos de la guitarra de Brian May y en un ritmo cuadrado y machac¨®n que resulta siempre en la misma canci¨®n.
Mercury es una especie de Jagger de segunda divisi¨®n. Su cara afilada, cuando se ve de perfil posee un cierto aspecto leporino, como de conejo chirriante. No canta ni muy bien ni muy mal, pero como el t¨¦cnico de sonido que llevan, es un mago, resulta que incluso da el pego. Sali¨® vestido como de negro, con un cierto aspecto de facha motociclista, pero poco a poco se fue despojando de impedimentos hasta llegar a lucir sobre su pecho, m¨¢s bien piloso, unos tirantes rojos que hac¨ªan bonito. Estuvo dando saltos, por aqu¨ª y por all¨¢ y de cuando en cuando se acercaba al piano para dar tres acordes (ten¨ªa, incluso un roadie para cogerle el micro cuando se sentaba).
Brian May, por su parte, se las pegaba de Hendrix, Townsend o cualquiera de los grandes acopladores de la guitarra el¨¦ctrica. Lo malo es que se pierde tanto en los efectos que cuando quiere hacer algo de m¨²sica (que sabe) ya no le quedan tiempo ni ganas. Iba vestido de normal, pero hacia el final se coloc¨® una especie de casulla de seda, plisada y estampada con la cual adquir¨ªa tan pronto el aspecto de una mariposa como el de monagu¨ªllo ef¨¦bico y rockanrollero.
En realidad, todo aquello s¨®lo pod¨ªa enfocarse desde un punto de vista: el del show. Es injusto acusar a Queen de no saber hacer m¨²sica: por lo visto en Barcelona ni siquiera lo pretendieron.
Quien vaya a un concierto de Queen con ¨¢nimo art¨ªstico llega con un criterio est¨¦tico equivocado. A esta gente o se les aprecia el descaro, el montaje obvio y la efectividad b¨¢sica (incluidos los sonidos). o no se les aprecia nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.