Parir en Madrid
Catedr¨¢tico de Ginecolog¨ªa
Cuando nos preparamos para unas elecciones que pueden ser trascendentales en nuestro futuro, pensemos en los ni?os que ahora nacen y, que habr¨¢n de ser dentro de dieciocho a?os los futuros votantes y los beneficiarios, para bien o para mal, de lo que nosotros construyamos. Un grupo de m¨¦dicos dedicados al noble arte de asistir partos ha realizado un estudio estad¨ªstico, sobre una muestra bastante numerosa de madres de nuestro distrito geogr¨¢fico, y me dan el listado de la computadora; pidi¨¦ndome que yo diga algo sobre sus resultados. Cumplo con mucho gusto el papel de mero transcriptor, poniendo a lo sumo algunos peque?os comentarios. El m¨¦rito no es m¨ªo, sino de ellos.
Se han entrevistado varios cientos de j¨®venes madres: su edad media era de 27-33 a?os. Menores de veinte eran el 5%, y mayores de 37, el 14%. La m¨¢xima frecuencia de la maternidad, 33 %, estaba comprendida entre los veinticinco y veintinueve a?os. Todas ellas vinieron a dar a luz al hospital Cl¨ªnico. Fueron entrevistadas cuidadosa y aisladamente, procurando recoger sus respuestas con sinceridad y precisi¨®n. S¨®lo hab¨ªa un 2% de solteras. El 86% eran amas de casa, y s¨®lo un 14%, trabajadoras. Obreras no especializadas, 2,6; obreras especializadas, 3,4; t¨¦cnicas o administrativas, 5,7; universitarias de grado medio, 0,76, y de grado superior, 1,14 %. La profesi¨®n del esposo correspond¨ªa a un 20% de obreros no especializados; 51 % de obreros especializados,. 22% de t¨¦cnicos o administrativos, 4% universitarios de grado medio, y 2,2% de grado superior. Algo menos del 1 % estaban en paro. .
La mayor¨ªa de las mujeres ingresaron en la cl¨ªnica por la ma?ana; la media aritm¨¦tica, las once. De media noche, a las seis, 24%. De siete a doce, 31 %. De 13 a 18, 26%, y de 19 a 24, 17%. Esto, que parece contrariar la ley de que hay m¨¢s partos de noche que de d¨ªa, puede ser debido a que muchas mujeres aguantan en su casa las primeras molestias y se encaminan a principios de ma?ana, porser m¨¢s f¨¢cil su transporte. El 66 % de las mujeres ingresaron sin estar todav¨ªa de parto, y pasaron a sus habitaciones. Solamente el 33 % ven¨ªan ya con parto avanzado y entraron directamente en el quir¨®fano. El porcentaje de prematuridad fue de un 8%, poniendo como tope la trig¨¦simo octava semana. El 87% dieron a luz entre la 38 y la 42. Y m¨¢s all¨¢ de este tope, es decir, lo que se llama embarazo post¨¦rmino, no hubo m¨¢s que un 4,5%. Interesa decir que la talla de la mujer espa?ola es m¨¢s bien corta. S¨®lo un 2,4% med¨ªan m¨¢s de 1,70 metros. En cambio, el peso es excesivo. El peso medio fue 67 kilos, y durante el embarazo, el 51 % de ellas hab¨ªan engordado de once a quince kilogramos, lo cual es un engordamiento excesivo y no conviene para una embarazada. Una primera reflexi¨®n: hay que aconsejar una dieta adecuada a las futuras madres, y hay aqu¨ª una labor de educaci¨®n sanitaria que realizar. Un 15% de ellas engordaron m¨¢s de quince kilos, lo cual debe considerarse, ya francamente, dentro de los l¨ªmites del peligro. El 34% de ellas ten¨ªan su primer parto; las restantes ya hab¨ªan dado a luz. Pero cada vez hay menos madres mult¨ªparas, porque el promedio era de 1,3 ni?os por caso. (Segundo parto, 28%; tercero, 20%, y sexto parto o m¨¢s, poco m¨¢s de un 2%
Menos hijos
Comparadas estas cifras con las de hace diez a?os, hay que afirmar que la mujer espa?ola tiende a tener menos hijos. El 15 % de ellas hab¨ªan tenido abortos anteriores, no se les pregunt¨® si deliberados o no, tampoco nos lo habr¨ªan dicho. Pero estando evaluada la frecuencia del aborto espont¨¢neo en un 10%, bien podemos suponer que un 5% de mujeres hab¨ªan interrumpido voluntariamente un embarazo anterior. El 82% de las mujeres no ten¨ªan antecedentes de partos anormales, pero el 18% hab¨ªan tenido partos dist¨®cicos, y es de llamar la atenci¨®n sobre la frecuencia muy alta de ces¨¢reas anteriores que se observa en el 10,6% de los casos. No vamos a entrar aqu¨ª en un an¨¢lisis m¨¦dico, pues este art¨ªculo no est¨¢ hecho para m¨¦dicos, sino para el p¨²blico en general; pero s¨ª vale la pena decir que el 11 % ten¨ªa antecedentes diab¨¦ticos. La frecuencia de la diabetes va creciendo, y para la embarazada, esto constituye un importante peligro a tener en cuenta. Un 2% eran cardi¨®patas y otro 2% padec¨ªan infecciones cr¨®nicas. La proporci¨®n de hipertensi¨®n era peque?a, menor del 1 %. El 98% de estas mujeres estaban afiliadas a la Seguridad Social solamente algo menos del 2% carec¨ªa de seguro; no obstante, fueron igualmente atendidas. Hab¨ªan sido vistas durante el embarazo en veinticuatro consultas distintas, una de las cuales, la del propio hospital. Estos consultorios cubren el ¨¢rea suroeste de Madrid, desde Alcorc¨®n y M¨®stoles, hasta Getafe. Hemos visto tambi¨¦n embarazadas de Alcal¨¢ de Henares, de Canillas, Fuencarral y otros pueblos lim¨ªtrofes. Las dos terceras partes eran consultorios del ¨¢rea suburbana, y solamente una tercera parte del ¨¢rea urbana.
El 85% de las mujeres no fumaban; la proporci¨®n de fumadoras (155) es, desde luego, baja; dig¨¢moslo para satisfacci¨®n del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, la cantidad de cigarrillos fumados entre las fumadoras era grande, pues m¨¢s de seis cigarrillos diarios lo fumaban el 8,5% de las pacientes. Nos preocupaba mucho saber si las mujeres acuden a su m¨¦dico durante el embarazo. Solamente un 1,14% no acudi¨® a ninguna consulta durante el embarazo. Menos de tres consultas las celebraron un 6%, y las restantes acudieron casi mensualmente, siendo el promedio m¨¢s elevado de ocho consultas por embarazo. Un 71 % no sigui¨® ning¨²n r¨¦gimen de alimentaci¨®n, y las restantes, estuvieron sometidas a alguna prescripci¨®n alimentar¨ªa por su m¨¦dico. Preparaci¨®n psicoprofil¨¢ctica al parto s¨®lo la hizo un 5,3 %, proporci¨®n que nos parece muy baja, y que deber¨ªamos aumentar. La tensi¨®n arterial no fue tomada en un 24%, lo cual es una desatenci¨®n grave; pero al grupo restante se le tom¨® un promedio de 3,12 veces por enferma, lo cual es bajo de todas formas. En cambio, an¨¢lisis de sangre y de orina se hicieron con m¨¢s frecuencia. Solamente un 4,26% de las mujeres carec¨ªan de ellos. El 93% de las mujeres conoc¨ªan su grupo sangu¨ªneo y, por supuesto, el grupo RH. A pesar de lo que se dice de la man¨ªa de las aseguradas de hipermedicarse, esto no fue cierto, pues, excepci¨®n hecha de vitaminas, hierro, f¨®sforo y calcio, s¨®lo un 9,55% tomaban medicaci¨®n en la gestaci¨®n. Esto nos parece satisfactorio, pues el ideal es medicar poco a la embarazada, sobre todo en sus tres primeros meses. El 80% de las mujeres tuvieron un parto estrictamente normal, pero ces¨¢reas se practicaron en un 6,5 % de los casos. El peso medio de los reci¨¦n nacidos es de 3.300 gramos, siendo menores de 2.000 gramos s¨®lo el 0,38%, y mayores de 4.000 gramos, el 5,74. Esta es una distribuci¨®n de peso bastante buena.
Las manifestaciones de vitalidad de los ni?os en el momento del nacimiento -lo que en t¨¦rminos m¨¦dicos se llama test de Apgar- son satisfactorias en el 89% de los casos, elev¨¢ndose esta proporci¨®n a un 97% despu¨¦s de la reanimaci¨®n al cabo de cinco minutos. Contra lo que suele ocurrir, nacieron m¨¢s varones que hembras, 52% de varones y 48% de ni?as. No podemos explicar este cambio de la relaci¨®n sexual. Lactancia materna o parcialmente materna. se practic¨® en el 91 %, cifra muy alta, y que nos satisface, pues la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, recomienda de nuevo, con mucho inter¨¦s, este tipo de lactancia. Muchos m¨¢s datos se podr¨ªan dar, pero conviene que digamos que las interrogamos acerca de si estaban contentas de la asistencia prenatal. Un 69% nos dijeron que s¨ª; pero un 28% estaban descontentas de la atenci¨®n que hab¨ªan recibido en los ambulatorios. Esta es una cifra que nos debe hacer meditar profundamente la necesidad de una reforma. No nos atrevimos a preguntarles si estaban contentas con nuestra asistencia, pues la pregunta hubiera sido coactiva. Vamos a realizar ahora un muestreo por personas ajenas a la cl¨ªnica, para que con toda objetividad nos digan qui piensan las embarazadas de nosotros, si lo hemos hecho bien o si lo hemos hecho mal y si las hemos atendido con cari?o y con humanidad.
?Qu¨¦ informaci¨®n sobre el parto ten¨ªan las mujeres? Un 33% carec¨ªan de informaci¨®n. Cifra esta muy grave. Un 28% hab¨ªan le¨ªdo libros o art¨ªculos en la prensa. Un 21% hab¨ªan sido informadas por su madre, o por su familia, y un 90 %, por vecinas o amigas. Solamente algo menos del 6% fueron informadas por su m¨¦dico. Esto es una llamada de atenci¨®n sobre la necesidad de ilustrar a estas mujeres en los consultorios. Por fin, digamos que la mortalidad perinatal, en esta muestra, y durante todo el ¨²ltimo a?o en el departamento, fue del 15‰. Esta cifra debe considerarse buena si se compara con la cifra nacional de otros pa¨ªses, como Estados Unidos, Alemania, Suecia o Inglaterra, pero ya no es tan buena si se compara con la cifra de cl¨ªnicas aisladas. En efecto, en Estados Unidos, la cifra nacional coincide con la nuestra, pero cuando cl¨ªnicas especializadas publican sus resultados propios, llegan a dar hasta el 9‰. Claro que en Madrid hay cl¨ªnicas que dan tambi¨¦n cifras m¨¢s bajas; pero son cl¨ªnicas que se niegan a asistir a las mujeres que ingresan ya con el ni?o muerto durante el embarazo, y nos las desv¨ªan a nosotros. Probablemente, si descont¨¢ramos esta mortalidad anteparto, nuestra cifra ser¨ªa tan buena como la de las cl¨ªnicas norteamericanas. Nos preocupa grandemente el que, por falta de buena profilaxia durante el embarazo, muchos ni?os mueren antes del parto y nosotros ya no podemos hacer nada.
Todas estas cifras, tan cansadas de leer, nos dicen una cosa: que en Madrid, se da a luz bastante bien y con relativa seguridad, pero que nuestra asistencia tiene, todav¨ªa, grandes defectos que hemos de apresurarnos a corregir. Necesitamos, primero, una atenci¨®n m¨¢s cuidadosa durante el embarazo. Segundo, una mayor educaci¨®n sanitaria de la futura madre. Y me atrevo a decir, por fin, aunque de esta estad¨ªstica no se deduce, pero estoy casi seguro de ello, que en los hospitales l¨¢s parturientas se sienten un poco perdidas entre m¨¦dicos que no conocen y, a veces, asistidas por distintos facultativos, cuando el parto dura m¨¢s de lo debido y llega el relevo de la guardia. Es muy dif¨ªcil organizar la asistencia de manera que un mismo m¨¦dico vea a la mujer durante el embarazo y luego sea ¨¦l el que la asista durante el parto, pero si esta continuidad pudiera lograrse, habr¨ªamos dado un paso gigantesco.
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