El Pa¨ªs Vasco, entre la hegemon¨ªa, PNV-PSOE y las dos opciones abertzales
Si lo que se juega Euskadi ma?ana en la confrontaci¨®n electoral es fundamentalmente la pugna PNV-PSOE por demostrar cu¨¢l de las dos fuerzas es capaz de hegemonizar el proceso de institucionalizaci¨®n de la autonom¨ªa no es menos claro que otras dos batallas parciales, pero de gran importancia, van a librarse en las urnas del Pa¨ªs Vasco: la que opondr¨¢ a UCD y Uni¨®n Foral del Pa¨ªs Vasco (Coalici¨®n Democr¨¢tica) y la que dilucidar¨¢ cu¨¢l de las dos coaliciones de la izquierda abertzale (Herri Batasuna o Euskadiko Ezkerra) es capaz de capitalizar la herencia pol¨ªtica de ETA.El Partido Nacionalista Vasco a trav¨¦s de su campa?a de ?rastrillo? por toda Euskadi, ha recordado a sus electores que en el a?o y medio de legislatura se ha consolidado como el partido ?responsable?, el partido ?que no pacta en Madrid?, y como una fuerza de oposici¨®n intransigente frente al Gobierno en el tema auton¨®mico (baste recordar la recomendaci¨®n que hizo a sus afiliados de abstenci¨®n a una Constituci¨®n que consideraba insuficiente en materia de autonom¨ªas).
El partido de los herederos de Sabino Arana, desde el 15 de junio a esta parte, ha demostrado ser ese partido at¨ªpico dif¨ªcil de etiquetar. Rasgos at¨ªpicos del PNV son, por ejemplo, su capacidad de movilizaci¨®n, ins¨®lita en un partido de ideolog¨ªa conservadora; el control que ejerce del sindicato obrero ELA-STV, con fuerte implantaci¨®n en Guip¨²zcoa y Vizcaya, y su hegemon¨ªa indiscutible en las zonas rurales y semirrurales, que le convierten en pr¨¢cticamente imbatible en las pr¨®ximas confrontaciones electorales de ¨¢mbito local (municipales y juntas generales). A ello habr¨ªa que a?adir un cierto halo m¨ªtico, muy caracter¨ªstico de los partidos de ideolog¨ªa nacionalista, que le permite en ocasiones hablar tan sincera como imprudentemente en nombre de ?todo el pueblo vasco?.
El PNV ha trabajado durante los ¨²ltimos meses de una forma tenaz en la elaboraci¨®n de un Estatuto de autonom¨ªa que hoy esgrime como su principal logro frente al electorado y como ?el primer paso para la reconstrucci¨®n de Euskadi?. La defensa del Estatuto ha sido el leif-motiv de su campa?a electoral (?EL PNV -declaraba Marcos Vizcaya el lunes pasado en el cierre de campa?a de su partido en Bilbao- no aceptar¨¢ una autonom¨ªa descafeinada. Si se recorta el Estatuto, si en su esencia no es respetado, estudiaremos la situaci¨®n, y si hay que rechazarlo, lo rechazaremos?).
El PSOE, por su parte, le ha podido faltar convicci¨®n a la hora de definir claramente su campo pol¨ªtico en Euskadi. La b¨²squeda de una imagen m¨¢s vasquista, que tuvo sus momentos ¨¢lgidos en la adopci¨®n de las siglas PSE (Partido Socialista de Euskadi). Para las cuatro provincias vascas y en la elevaci¨®n de Txiki Benegas -nacido en el exilio nacionalista- a la secretar¨ªa general del partido no tuvo, sin embargo, continuidad en ciertos terrenos concretos, como la participaci¨®n socialista en el Aberri Eguna, que fue escasa, o la defensa de determinadas enmiendas autonomistas a la Constituci¨®n, que no se produjo, seg¨²n se le reproch¨® desde el lado nacionalista, por ?obediencia a la estrategia estatal del partido?.
De cualquier forma, el PSOE ha insistido, no sin raz¨®n, en su campa?a en recordar a su electorado potencial su trabajo en el Consejo General Vasco
UCD, ?El partido que cumple?, dificilmente puede mostrar un balance suficientemente satisfactorio a un electorado vasco al que prometi¨® pacificar Euskadi y poner fin al pleito auton¨®mico del ¨²ltimo siglo. Ese electorado, moderado y realista, que le otorg¨® su confianza el 15 de junio, puede emigrar bien hacia ?la alternativa responsable? que le ofrece el PNV, bien hacia soluciones m¨¢s en l¨ªnea con la derecha tradicional, representada po Uni¨®n Foral del Pa¨ªs Vasco.
Nacida esta coalici¨®n para ser la opci¨®n por la derecha del par tido del Gobierno, sin embargo no ha sabido o no ha podido ven der una imagen clara, concreta y convincente a pesar de haberse vestido con el apelativo deforal. De cualquier forma, hay un factor que no escapa a la atenci¨®n de los observadores. Uni¨®n Foral podr¨ªa muy bien convertirse a corto plazo en el ?puente? de uni¨®n entre la derecha tradicional, el empresariado, que representa Olarra, y el PNV, al que consideran el ¨²nico partido capaz de estabilizar la situaci¨®n pol¨ªtica y social en el Pa¨ªs Vasco.
El voto "abertzale", dividido
Si el 15 de junio de 1977 el electorado vasco vio reducida la opci¨®n electoral de izquierda abertzale a la coalici¨®n Euskadiko Ezkerra, ma?ana, en las urnas, ese voto se repartir¨¢ entre la antigua coalici¨®n -hoy ya partido con calificaci¨®n de tal- y Herri Batasuna. A partir de aquel junio, el electorado de la izquierda abertzale qued¨® roto en dos sectores, que han ido d¨ªa a d¨ªa distanci¨¢ndose y adquiriendo una personalidad m¨¢s diferenc¨ªada. El punto de ruptura pudo situarse en la aceptaci¨®n por parte de Euskadiko Ezkerra de la v¨ªa institucional a trav¨¦s del CGV.
Este paso significaba de hecho la asunci¨®n de una preautonom¨ªa sin Navarra, rechazada de plano por las fuerzas de KAS-HASI y LAIA, ANV y ESB, que formaron entonces la mesa de Alsasua, y posteriormente Herri Batasuna, para ser la oposici¨®n a la pol¨ªtica que consideraban ?moderada? de Euskadiko Ezkerra.
Otros motivos de claro distanciamiento entre ambas opciones fueron la cr¨ªtica de EE a la actual estrategia de ETA militar y el posicionamiento enfrentado de ambas frente al Estatuto de Autonom¨ªa de la Asamblea de Parlamentarios vascos. Mientras Euzkadiko Ezkerra ha trabajado intensamente en su redacci¨®n y ha convertido su defensa en un objetivo m¨¢s de la campa?a electoral, Herri Batasuna lo rechaza tajantemente y propugna uno nuevo elaborado a partir de los resultados de las elecciones municipales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.