El rigor y la integridad de Noam Chomsky
Cuando a ra¨ªz del affaire Watergate se dio a conocer la lista de los ?enemigos? de la Casa Blanca, elaborada por John Dean, result¨® sorprendente que la ¨²nica personalidad de izquierdas incluida fuera el ling¨¹ista Noam Chomsky. En pol¨ªtica, demostrar, por el contrario, suele ser una operaci¨®n arriesgada. Y, sin embargo, si ubicamos el dato en un contexto como el norteamericano, el que un sistema que ha llevado su capacidad de control y asimilaci¨®n sobre individuos y grupos a l¨ªmites orwellianos haya puesto a Chomsky en su ¨ªndex no deja de hablar en pro de la labor del acusado.La creciente tecnificaci¨®n del proceder cient¨ªfico ha desembocado en el paso de la ciencia a manos de expertos en hechos, debido a lo cual el investigador ha terminado por perder su categor¨ªa de intelectual. La peligrosidad de Chomsky para el sistema EEUU, en donde, cada vez m¨¢s, la inteligencia es formada para servir t¨¦cnicamente a los intereses del complejo militar-industrial, radica en su negativa a encerrarse en una parcela del conocimiento. Por el contrario: Chomsky es un brillante investigador que ha introducido en la ling¨¹¨ªstica conceptos innovadores como no se conoc¨ªan desde Saussure y que, lejos de confinarse a los l¨ªmites de esta disciplina espec¨ªfica, se ha dedicado al estudio de su situaci¨®n. a la aprehensi¨®n de la realidad en la cual est¨¢ inmerso para formular una exhaustiva denuncia de esa democracia americana que considera una falacia.
Noam Chomsky
USA: mito,realidad, acracia. Editorial Ariel. Barcelona, 1978
Respetado, ind¨®cil, perspicaz, no pod¨ªa escapar a la administraci¨®n Nixon que Chomsky es de los que sientan inadecuados precedentes. Desde las ant¨ªpodas, su ejemplo es invalorable: seg¨²n la definici¨®n de Castilla del Pino, su figura da la dimensi¨®n del verdadero intelectual, en su doble vertiente ¨¦tica -subordinaci¨®n a precisos valores humanos- y cient¨ªfica -aproximaci¨®n a la realidad como problema para hacerla objeto de la tarea interpretativa.
Intentar un an¨¢lisis de la ling¨¹¨ªstica generativa y transformacional es una tarea que excede las posibilidades de cualquier art¨ªculo breve. Baste consignar que las ideas de Chomsky constituyen el aporte m¨¢s importante realizado durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas a la comprensi¨®n de la ling¨¹¨ªstica como una disciplina b¨¢sica para el estudio de la mente y la conducta humanas. El hecho de que su teor¨ªa de las estructuras innatas est¨¦ sometida a ardua discusi¨®n no le quita trascendencia: su pensamiento sigue apareciendo lleno de unidad, l¨®gica y rigor.
Pero el Chomsky de USA: mito, realidad y acracia es otro. Claro est¨¢, el mismo eminente profesor del Massachusetts Institute of Technology, pero m¨¢s conocido en su pa¨ªs por su infatigable cr¨ªtica de la pol¨ªtica americana y de la guerra de Vietnam. El hombre que apoy¨® a los m¨¢s radicales pacifistas y objetores de conciencia, que intenta librar a la universidad de la devastadora confluencia entre educaci¨®n, tecnolog¨ªa militar y expansi¨®n imperialista, que puso en juego su status de profesor en nombre de sus certezas y de la barbarie que quiere evitar. Este Chomsky es, adem¨¢s, el m¨¢s claro desvelado de la real condici¨®n de un sistema que basa su permanencia en el achatamiento y la falta de participaci¨®n. cuando no en la represi¨®n dentro de sus fronteras y la masacre ?defensiva? fuera de ellas.
El an¨¢lisis de Chomsky es impacable en presentar la vida general de su pa¨ªs como producto de la sujeci¨®n del poder pol¨ªtico al complejo econ¨®mico militar industrial. La inmovilidad -ya que no estabilidad- del sistema se basa en el logro de un silente consenso, mezcla de miedo a la p¨¦rdida de la ?opulencia? de tergiversaci¨®n y ocultamiento de la realidad por la poderosa maquinaria de los medios de comunicaci¨®n. Es en esta ?ingenierizaci¨®n del asentimiento? - que no s¨®lo abarca a la TV o los peri¨®dicos, sino a todas las instituciones formadoras de opini¨®n-, en donde la ingeligentzia tecnocr¨¢tica cumple un rol fundamental. Esa inteligentzia es que, con su palabra autorizada coloca hoy en d¨ªa el debate americano sobre la guerra de Vietnam en el terreno de la t¨¢ctica consiguiendo que el ciudadano medio olvide siquiera preguntarse por el derecho de EEUU a intervenir en los asuntos de otro, pa¨ªs y reducirlo a cenizas. La facilidad con que el poder americano se ha repuesto de las convulsiones y protestas de finales de los sesenta es un ¨ªndice elocuente de la eficacia de sus sistemas de control. Una eficacia que no podr¨ªa existir sin la adopci¨®n de las ideas dominantes por parte de quienes deber¨¢n ocuparse de desarrollarlas y exponerlas.
Es por esto que Chomsky ve como esencial en su pa¨ªs el trabajo de debate en las universidades. La funci¨®n reflexiva transforma al mundo de un ca¨®tico agrupamiento de cosas y sucesos en un campo organizado en donde tiene sentido una acci¨®n que tienda al cambio. ?Creo que la principal tarea de los intelectuales consiste en tratar de articular objetivos, evaluar, entender, persuadir, organizar?, deduce Chomsky. Y agrega que igualmente importante es crear una erudici¨®n objetiva y actuar contra las instituciones represivas cuando eso sea una actividad pol¨ªtica efectiva y no meramente algo emocionante.
La tarea parece imposible cuando se tiene enfrente al imperio m¨¢s poderoso que se haya conocido. Pero justamente por eso vale la pena leer a Chomsky, familiarizarse con su apasionada sed de excavar a fondo, tanto en la ling¨¹¨ªstica como en la pol¨ªtica. El pensamiento que en la actualidad le pone a la apat¨ªa una m¨¢scara de oposici¨®n verdadera, s¨®lo tiende a fomentar solapadamente la ignorancia.
Babelia
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