Oriol Martorell y la Coral Saint Jordi
?El concepto de m¨²sica coral no como finalidad en s¨ª misma, sino como un medio instrumental para ayudar a la formaci¨®n integral del hombre ya sus relaciones mutuas.? En estas palabras de Oriol Martorell se sintetiza toda una doctrina seguidora de una larga tradici¨®n catalana. Como Oriol entiende rectamente que no existe mejor camino para respetar una tradici¨®n que continuarla en un proceso de desarrollo, en una acomodaci¨®n a las necesidades que cada hora demanda, ha venido a convertirse en el m¨¢s eficaz y enraizado cultivador de la m¨²sica coral en su Catalu?a natal y m¨¢s all¨¢ de las fronteras, incluidas las m¨¢s lejanas.Y es que Oriol Martorell es un hombre entero y verdadero, un m¨²sico completo, un intelectual agud¨ªsimo y un conocedor de las cosas de la terra como es muy dif¨ªcil encontrar. Por eso perdura su Coral Sant Jordi, que celebra estos d¨ªas su concierto n¨²mero mil. Mil actuaciones son muchas actuaciones; 32 a?os de vida palpitante es larga vida. Y el empe?o de olvidarse de cualquier tentaci¨®n lindante con hacer ?la Catalunyeta?, aun en circunstancias que tal tentaci¨®n habr¨ªa sido comprensible y disculpable) convierten a ¨¦l y a su obra en catalanismo universal: aquel que. partiendo de las ra¨ªces, se asoma a las encrucijadas musicales del inundo. No ha sido Oriol de los que. ante las circunstancias dif¨ªciles. haya dicho: a esperar. Todo lo contrario, pens¨® que hab¨ªa que hacer. E hizo.
Fue con sus ?cantaires? por los pa¨ªses catalanes hasta visitar m¨¢s de un centenar de villas y ciudades. Sali¨® a Francia. Suiza, Alemania, B¨¦lgica, Portugal, Austria, Hungr¨ªa, Inglaterra y Polonia. Grab¨® discos y discos, hizo radio y televisi¨®n y visit¨® muchos lugares de Espa?a. Revivi¨® la m¨²sica grande de su pa¨ªs, de ayer y de hoy, pero tambi¨¦n cultiv¨® el gran repertorio internacional y estren¨® de modo absoluto o en Espa?a, muchas partituras. La dedicaci¨®n de la Coral St. Jordi es tan amplia como que va desde el Llibre Vermell y el C¨®dex de las huelgas, hasta Strawinsky, Bartok, Britten, Messiaen o partituras nacidas ayer mismo.
Al mismo tiempo, Oriol Martorell investiga, escribe, ense?a, combate. Su d¨ªa parece no tener fin como su entusiasmo. La vida musical catalana -la espa?ola en general- habr¨ªa sido m¨¢s pobre sin Oriol y la Saint Jordi. Por eso, su fiesta milenaria no es s¨®lo suya y de su coro, sino de todos.
Babelia
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