El discurso del m¨¦todo
La afici¨®n de las gentes por los hitos hist¨®ricos, y el exceso de efem¨¦rides en nuestro calendario, no deben empa?ar la importancia de la fecha de hoy. Hoy, en efecto, se inaugura de facto una legislatura de las Cortes espa?olas. La primera desde hace casi medio siglo que es fruto de unas elecciones realizadas al amparo de una Constituci¨®n democr¨¢tica. La existencia de un partido gubernamental fuerte y casi mayoritario y de una oposici¨®n de Izquierdas prioritariamente representada por los socialistas a?ade, adem¨¢s, al panorama las condiciones b¨¢sicas de un r¨¦gimen estable. Por eso mismo, hoy la clase pol¨ªtica estrena corbata y cuello duro. No se lo han de quitar en casi una generaci¨®n. Durante los pr¨®ximos lustros, el cabello esculpido a la navaja de la UCD, la rancia severidad vestimental de los comunistas, los olores a incienso y azufre de los nacionalismos y el ¨ªntimo y risue?o desparpajo del PSOE, nos van a acompa?ar a los espa?oles en un turnarse incierto de las mismas caras, los mismos apellidos, las mismas infinitas, aburridas, pl¨¢ticas.Algunas cosas deber¨ªamos haber aprendido ya. Algunas deber¨ªan saber los excelent¨ªsimos se?ores diputados que hoy toman su esca?o. Por ejemplo, que la pol¨ªtica no es coto cerrado para profesionales, aunque los ciudadanos necesitamos de los profesionales de la pol¨ªtica. O, por mejor decir: ser diputado no es ning¨²n cargo, pero tampoco una carga que se asume con fingida resignaci¨®n ?para el bien del pa¨ªs?. Es nada m¨¢s que una funci¨®n concreta: elaborar leyes y controlar la acci¨®n del ejecutivo. Unos, apoy¨¢ndola, otros critic¨¢ndola. Pero la pol¨ªtica no es, no debe ser, un espect¨¢culo para iniciados y, claro, tampoco me voy a poner yo a definir ahora lo que es la pol¨ªtica. S¨ª podemos, en cambio, definir lo que no es, lo que el pueblo no quiere que sea, aquello en lo que no se puede convertir: un juego de palabras, una esgrima de sal¨®n, un baile de m¨¢scaras o de ritual. La pol¨ªtica, se supone, es hacer cosas -y no encuentro a mano una expresi¨®n m¨¢s vulgar y menos definitoria, crear compromisos. Si se ha dicho que es un arte, y no una ciencia, es porque se somete a las leyes atrabiliarias del genio, la oportunidad, a intuici¨®n, el riesgo, la imaginaci¨®n, la creatividad. Hacer pol¨ªtica es decidir, pensar, emprender, hasta combatir. Y aqu¨ª, a la postre, llevamos tiempo sin decidir nada. Por mejor decir de nuevo: llevamos tiempo decidiendo m¨¦todos, terrenos de juego, calendarios para los partidos. El bal¨®n espera en el campo, entre esc¨¦ptico y dormido, a que alguien se atreva a darle el primer impulso.
Pero todo es en vano. La victoriosa UCD busca una investidura honorable, m¨¢s que honorable, de brindar con champ¨¢n. ?Ahora vamos a gobernar mucho tiempo?, dicen sus hombres, y se pelean por los puestos, porque son puestos para cuatro a?os. Qu¨¦ digo para cuatro, para ocho, para muchos m¨¢s. Los socialistas anuncian: ?Ahora se van a enterar de lo que es la oposici¨®n.? Constructiva, por si fuera poco. Nuestra fe es, gracias a Dios, todav¨ªa mayor que nuestro razonamiento. Todav¨ªa queremos pensar que tenemos un Parlamento hecho de pol¨ªticos, y no de juristas; de pol¨ªticos, y no de tecn¨®cratas; de pol¨ªticos, y no de intrigantes; de pol¨ªticos, y no de jesuitas; y que me perdonen los jesuitas, que ya podr¨ªan dar, por otra parte, a los se?ores diputados alguna que otra lecci¨®n de pol¨ªtica. Ya sabemos lo que significa consenso, pacto, reforma, ruptura, mesa y hasta comenzamos a enteramos de para qu¨¦ vale la Junta de Portavoces. ?Portavoces de qu¨¦? ?De reglamentos de enmiendas, de addendas, de alusiones, de se?or¨ªas, de palabras? Siempre las palabras. He aqu¨ª que estamos escribiendo un art¨ªculo a base de palabras contra las palabras, de razones contra el exceso de razones. Un art¨ªculo para decir: excelent¨ªsimos se?ores diputados, con la venia, les hemos elegido para que unos gobiernen y otros critiquen c¨®mo lo hacen. Sabemos lo que es la democracia, el turno, el Parlamento, la investidura. ?La investidura! ?Pero alguien duda de que el pr¨®ximo presidente del Gabinete va a ser el se?or Su¨¢rez? Pues que lo sea, caramba, que lo sea, pero no aspiren a que el pueblo se apasione con estas cosas investimentales, o con el destino final del se?or Ord¨®?ez. Una vez comprendido que tendremos un Gobierno monocolor de la UCD, poco importa el cambalache de los coches oficiales. Este pa¨ªs tiene temas concretos y urgentes a abordar, y no son ni la composici¨®n del Gabinete ni la solemnidad de su proclamaci¨®n. Espera respuestas a sus interrogantes, incluso aunque sean respuestas equivocadas, porque espera tambi¨¦n que haya quien lo diga en las Cortes, quien est¨¦ dispuesto a demostrar que hay otras soluciones.
Adolfo Marsillach escribe en el dominical de este peri¨®dico una secci¨®n alrededor de su ombligo.
La realidad es que aqu¨ª estamos todos girando alrededor del ombligo de otro Adolfo. Pero no es una cuesti¨®n de apellidos. Es una cuesti¨®n de toda la clase pol¨ªtica: de su composici¨®n y de sus aspiraciones. Entre todos hemos hecho la transici¨®n, pero no podemos estar permanentemente en el discurso del m¨¦todo. O el m¨¦todo sirve para algo o pereceremos, lenta e in¨²tilmente, con ¨¦l.
Resulta que cuando Sadat dice que nos visita, y luego no nos visita, peligra la paz en el Pr¨®ximo Oriente, hay cambios en Marruecos que ignoramos c¨®mo nos pueden afectar, siguen deteniendo a nuestros pesqueros, las cifras de paro y de inflaci¨®n aumentan, como seguramente el precio de la gasolina, hay un deterioro creciente en la seguridad ciudadana, un aumento de la delincuencia y una inc¨®gnita cada d¨ªa m¨¢s grande, cada d¨ªa m¨¢s urgente de ser abordada, sobre el futuro del Pa¨ªs Vasco, la ejecutiva de UCD se re¨²ne para darnos a conocer las ¨²ltimas combinaciones de la quiniela del Poder. Son tan poco interesantes que ni siquiera se cruzan apuestas.
Por si acaso, la oposici¨®n recurre al surrealismo. No pide que Su¨¢rez vaya a Bilbao o a San Sebasti¨¢n, que se entreviste con Leizaola, que parlamente con Hassan, que se defina sobre Israel, que explique cu¨¢l es la situaci¨®n de la econom¨ªa, que depure al se?or Conesa -esto de Conesa ha dejado de ser una obsesi¨®n para convertirse en un imp¨¦tigo- No, lo que pide la oposici¨®n socialista es que siga siendo presidente del Congreso el se?or Alvarez Miranda, aun cuando ellos mismos presenten un candidato propio al puesto.
La situaci¨®n comienza as¨ª a parecerse demasiado al pasado. ?Habremos hecho un viaje desde el cero hasta el infinito? Los pol¨ªticos del poder no hablan gran cosa, por si acaso se equivocan y no les nombran algo. Nos promet¨ªan un modelo de sociedad, pero est¨¢n discutiendo sobre la cilindrada de los autom¨®viles a los que tendr¨¢n derecho. Los pol¨ªticos del contrapoder nos anuncian que van a tirar de la manta. Bajo la manta ha aparecido la s¨¢bana. Estamos como est¨¢bamos: en medio de una algarab¨ªa de palabras que componen un ingente, redondo, abrumador silencio.
Pienso que ¨¦ste es un buen d¨ªa para meditar sobre estas cosas. Un d¨ªa para pedir a los partidos, y muy especialmente a los mayoritarios, que tengan tambi¨¦n ellos su jornada de reflexi¨®n. Sobre este punto: cada fecha que pasa sin una actividad pol¨ªtica real, sin un gobernar efectivo y una oposici¨®n aut¨¦ntica, se agiganta el foso entre la Espa?a oficial y la del pueblo. No se diga que estamos en campa?a de las municipales y es imposible hacer de otro modo, porque la abstenci¨®n en las pr¨®ximas elecciones puede ser a¨²n superior a la de las legislativas. Y la raz¨®n no resultar¨¢ otra que el escepticismo creciente de la sociedad ante la clase pol¨ªtica. Ante las personas, no ante el sistema. Corremos el peligro cierto de reproducir las lacras del parlamentarismo decimon¨®nico y burgu¨¦s, sin apenas ninguna de sus virtudes, porque ni siquiera nos regalan la oportunidad de o¨ªr discursos que merezcan la pena. Anta?o, las gentes se quejaban de la hueca oratoria de sus representantes. Ahora, ni la oratoria queda. S¨®lo declaraciones en los peri¨®dicos y quejas de los l¨ªderes por el tama?o de las fotos. ?Hasta cu¨¢ndo?
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