Salvar Granada una exigencia para el nuevo Ayuntamiento
Si los temas urban¨ªsticos van a ser en l¨ªneas generales el tal¨®n de Aquiles y la manzana de la discordia de la mayor¨ªa de los futuros ayuntamientos democr¨¢ticos de las grandes capitales, esto resultar¨¢, sin duda, mucho m¨¢s evidente en una ciudad como Granada, debido a la sistem¨¢tica destrucci¨®n que de su rico patrimonio hist¨®rico-art¨ªstico se viene haciendo imp¨²nemente desde hace varias d¨¦cadas, por no decir siglos.
Por desgracia, este tipo de actuaci¨®n destructora y acelerado proceso de deterioro del patrimonio art¨ªstico de la ciudad no es exclusivo de Granada, aunque aqu¨ª sea quiz¨¢ m¨¢s evidente, sino que podr¨ªa hacerse extensible al resto de las grandes ciudades monumentales andaluzas, principalmente en los casos de C¨®rdoba y Sevilla.Aunque la construcci¨®n del renacentista palacio de Carlos V en el interior del recinto de La Alhambra supuso ya el primer gran atentado contra el legado hist¨®rico-art¨ªstico dejado por las anteriores civilizaciones que hab¨ªan pasado por la ciudad, desde la primera ilibergue ibera o la il¨ªberis romana, hasta la exquisita garnatha de los ¨¢rabes, no fue hasta ¨²ltimos del siglo XIX y principios del actual cuando la verdadera destrucci¨®n de Granada comenz¨®, con el trazo de la actual Gran V¨ªa de Col¨®n, que parti¨® la mitad el antiguo casco urbano. Sin embargo, en todos esos a?os el elemento humano no lleg¨® a ensa?arse tanto en el deterioro voluntario y sistem¨¢tico del patrimonio art¨ªstico-monumental de la ciudad como en la etapa de los ayuntamientos franquistas, a partir del presidido por el ilustre Gallego Bur¨ªn, pasando por el del se?or Sola Rodr¨ªguez-Bol¨ªvar y terminando por el actual, en los a?os que figur¨® a su cabeza Jos¨¦ Luis P¨¦rez-Serrabona.
?D¨®nde est¨¢n los responsables?
Lleva raz¨®n, desde luego; el actual consejero provincial de bellas artes, Vicente Gonz¨¢lez Barber¨¢n, cuando dice que ?en nombre de la higiene, de la seguridad, de la piedad religiosa, del progreso y de la libertad han ca¨ªdo en Granada puertas, murallas, templos, palacios enteros, no importa de qu¨¦ ¨¦poca?. Cuando ya no la lleva, sin embargo es al afirmar que se trata de un ?proceso de autodestrucci¨®n hace siglos?. Porque, obviamente, ni Granada se ha podido destruir a s¨ª misma, ni tampoco la ha destruido el pueblo granadino. Los responsables de esa destrucci¨®n, que tienen nombres concretos, habr¨ªa que buscarlos, en todo caso, entre los diferentes alcaldes y concejales delegados de urbanismo que se han ido sucediendo en el Ayuntamiento granadino, as¨ª como entre los propietarios y directivos de los grandes hoteles y almacenes comerciales, de las empresas. inmobiliarias y entidades bancarias que, poco a poco, se han adue?ado del centro. hist¨®rico de la ciudad.La indiscutible categor¨ªa monumental e hist¨®rica de Granada, ciudad que, parad¨®jicamente, todav¨ªa hoy contin¨²a siendo considerada como patrimonio cultural de car¨¢cter mundial, al igual que puedan serlo, por ejemplo, Venecia, Florencia o Estambul, fue, en efecto, una de las m¨¢s tempranamente reconocidas por la legislaci¨®n espa?ola, al ser declarada en 1929 como conjunto hist¨®rico-art¨ªstico nacional. Sin embargo, desde ese mismo momento se sentaron las bases para que dicha declaraci¨®n no pudiera ser realmente efectiva, impidi¨¦ndose que se delimitaran sus zonas y se catalogaran sus edificios, cosa que a¨²n hoy, al cabo de cincuenta a?os, contin¨²a sin solucionarse.
Como dice el arquitecto t¨¦cnico Jos¨¦ Miguel Castillo, especialista en urbanismo granadino, ?los sucesivos planes que sufri¨® la ciudad a partir de entonces determinaron su progresiva destrucci¨®n, aumentando vol¨²menes y alturas, rectificando sus alineaciones, invadiendo zonas verdes y r¨²sticas, fabric¨¢ndose solares a base de expedientes de ruina deliberadamente provocados y sumiendo, en una palabra, a la ciudad en el m¨¢s desastroso caos urban¨ªstico jam¨¢s imaginado?.
Una sola batalla ganada a la piqueta
As¨ª, poco a poco, han ido cayendo a lo largo de los ¨²ltimos a?os interesantes casas ¨¢rabes y palacios monumentales de todas las ¨¦pocas (casa de la lona, palacio de la calle de Tendillas, casa de los siete moros), as¨ª como edificios hist¨®ricos de raigambre popular (la sede de la Sociedad de Amigos del Pa¨ªs, el edificio del diario El defensor de Granada o la casa de Garc¨ªa Lorca, en la acera del casino). Al tiempo que se suced¨ªan costosas y antipopulares reformas de rincones t¨ªpicos (Campo del Pr¨ªncipe, plaza de Isabel la Cat¨®lica, plaza Nueva, Bibarrambla), ataques y atropellos contra la flora y la jardiner¨ªa granadinas (baste recordar la escandalosa tala de 430 ¨¢rboles en el actual paseo de Calvo Sotelo, con manifestaciones ciudadanas, de protesta y enfrentamientos con la polic¨ªa, en 1974). Y tantas otras barbaridades que han mantenido a los granadinos pr¨¢cticamente en pie de guerra contra el Ayuntamiento de la ciudad durante los ¨²ltimos veinte a?os.A pesar de que ya existe el precedente de una batalla ganada a la piqueta destructora, gracias a la movilizaci¨®n ciudadana (el caso de la huerta de San Vicente, propiedad de la familia Garc¨ªa-Lorca y futuro museo del universal poeta granadino, para cuya salvaci¨®n hubo de ser modificado el plan parcial Granada-oeste), hay otros muchos casos que actualmente se encuentran a¨²n pendientes de soluci¨®n satisfactoria, con actuaciones populares por la v¨ªa contencioso-administrativa de por medio e incluso sentencias pendientes del Tribunal Supremo.
La revitalizaci¨®n del centro hist¨®rico
Precisamente lo que los granadinos esperan del nuevo Ayuntamiento, y as¨ª lo han expresado ya en numerosas ocasiones a trav¨¦s de asociaciones de vecinos y colegios profesionales de la ciudad, es la realizaci¨®n de un ?plan especial de revitalizaci¨®n del centro hist¨®rico y conservaci¨®n del patrimonio art¨ªstico? y una posterior actuaci¨®n pol¨ªtica que no lo deje en papel mojado, sino que sea capaz de salvar -o, al menos, intentarlo- lo que a¨²n queda en pie de la ciudad a la que Angel Ganivet se refer¨ªa como Granada la bella.Se trata, en definitiva, de evitar que la propuesta realizada hace unos a?os en el seno de la Unesco, en el sentido de lanzar una campa?a mundial para ?salvar Granada?, al estilo de la de Venecia, tenga que ser finalmente llevada a la pr¨¢ctica. Porque Granada no est¨¢ siendo carcomida por elementos naturales adversos, como en el caso de la ciudad italiana, sino por la capacidad destructora de los modernos especuladores del suelo y por la pasividad, tolerancia y a veces colaboraci¨®n de unas autoridades totalmente insensibles y unos organismos p¨²blicos que deb¨ªan impedirlo y no lo hacen.
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