Inhumano transporte p¨²blico
El pasado 4 de abril, como todos los d¨ªas laborables, me levant¨¦ a las 6.25 horas. Llegu¨¦ a las siete a la estaci¨®n de San Jos¨¦ de Valderas, del suburbano Madrid-M¨®stoles de la Renfe.Durante un cuarto de hora permanec¨ª en el and¨¦n de la citada estaci¨®n, ya que pasaron dos trenes
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de dos unidades, a los que fue materialmente imposible subir, pues ven¨ªan abarrotados.
A las 7.15 lleg¨® uno de cuatro unidades que ven¨ªa en las mismas condiciones, pero coincidi¨® que encontr¨¢ndome en la primera fila del and¨¦n y parando una de las puertas del vag¨®n frente a m¨ª, mis compa?eros de aventura del and¨¦n, al abrirse aqu¨¦lla, me ?incrustaron? en el colectivo humano que iba dentro del vag¨®n, sin necesidad de ning¨²n movimiento por mi parte.
A¨²n debimos esperar cinco minutos m¨¢s hasta que el tren arranc¨®, dado que no se pod¨ªan cerrar las puertas porque la sobrecarga de los vagones lo imped¨ªa. Llegamos a la estaci¨®n de San Jos¨¦ de Valderas, habiendo invertido, por tanto, media hora en un trayecto que, en circunstancias normales, se tarda de siete a ocho minutos. Esta odisea relatada, se repite, con ligeras variantes, cualquier d¨ªa laborable. Como dato para evaluar el hacinamiento en que se realiza este tipo de transporte a las horas punta de la ma?ana, se puede citar que en las plataformas interiores del vag¨®n, que no tienen dimensiones mayores de 3 x 3 metros, pueden llegar a ?instalarse? entre cuarenta y cincuenta personas dato que si a alguien le parece inveros¨ªmil, cosa l¨®gica, dado lo abultado de la cifra, puede comprobar cualquier d¨ªa laborable a las horas citadas.
La sencilla divisi¨®n de las anteriores cifras de una densidad de cinco a seis viajeros por metro cuadrado; ni los barcos negreros transportaban su carga humana en peores condiciones de espacio vital.
Como colof¨®n a esta aventura que le he relatado, llegu¨¦ tarde a trabajar.
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