Reconstrucci¨®n moral
?Los hechos, seg¨²n han llegado a puntual conocimiento del p¨²blico por una reciente informac¨ª¨®n policial, revelan una profunda herida en la sociedad espa?ola de nuestros d¨ªas. Nos referimos a la juvenil banda de s¨¢dicos que ha cometido violencias sexuales dif¨ªcilmente narrables, pero con la particularidad de que no tienen nada que ver con el sexo. J¨®venes torturadas con procedimientos que, por desgracia, se pueden ver cada d¨ªa en los cines y en la televisi¨®n. Pero esta vez son hechos reales, ocurridos en esta ciudad de Madrid. ( ... )No basta el aumento del castigo; eso puede ser una fase tal vez oportuna. Pero el remedio preventivo est¨¢ en un trabajo muy ser¨ªo de reconstrucci¨®n moral de las grandes ciudades, que debe empezar por una cierta reconstrucc¨ª¨®n f¨ªsica o urban¨ªstica. A los j¨®venes de hoy, la sociedad de consurno les ofrece la tentaci¨®n de bienes y de placeres, pero no les ofrece trabajo con que obtener esos bienes y placeres; se promete una sociedad de ocio a quien nunca ha trabajado, pero tampoco se le facilita ning¨²n campo, instituci¨®n ni gu¨ªa donde pueda desarrollar una normal actividad recreativa. En tal situaci¨®n viven cientos de miles de j¨®venes. A partir de ese hecho, ?es muy dif¨ªcil imaginar que se va a generar una minor¨ªa descarriada que se lanzar¨¢ por los senderos de la delincuencia? Por eso, antes de originar una tempestad de protestas, esta sociedad autosatisfecha tiene que examinar sus propias lagunas como un seguro de prevenci¨®n especial para su propio y armonioso desarrollo. Los castigos son s¨®lo una parte de la pol¨ªtica general; no nos metamos en una carrera punitiva para remediar causas anteriores y m¨¢s profundas.?
15 abril
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.