El magn¨ªfico Cuarteto italiano

El Cuarteto Italiano es una aut¨¢ntica instituci¨®n. Presentado en Mil¨¢n en 1945, durante 33 a?os actu¨® y grab¨® ininterrumpidamente, s¨¢n cambio alguno en su formaci¨®n: Borciani, Pegreffi, Farulli y Rossi. El pasado a?o, la enfermedad del viola Farulli aconsej¨® la sust¨ªtuci¨®n por el actual, Dino Asciolla, perfectamente integrado en el grupo, como pudimos apreciar El Cuarteto Italiano, aun all¨ª donde no prodiga actuaciones, personales, es ?familiar? para los aficionados, merced a u?a amplia discograf¨ªa que, basada en el gran repertorio cl¨¢sico- rom¨¢ntico, ha alcanzado altas cotas de difusi¨®n.En el programa del d¨ªa 19 para Cantar y Ta?erse inclu¨ªa el primer Cuarteto de Bartok, como muestra del temprano siglo XX, entre sendas muestras del repertorio cl¨¢sico (K. 499, de Mozart) y rom¨¢ntico (op. 51, n.? 1, de Brahms). El concierto fue a m¨¢s. En Mozart creo que la idea fue superior a la realizaci¨®n, perjudicada ¨¦sta seguramente por el inoportuno incidente de las l¨¢mparas situadas en el escenario que jugaron a apagarse y encenderse ad libitum; no obstante, ah¨ª qued¨® el hermoso fraseo del Adagio como muestra del buen hacer camer¨ªstico.

Redondo y bien interesante el Cuarteto ap. 7 bartokiano, que nos lleg¨® en versi¨®n bien personal... y digo personal porque pocos grupos como este italiano pueden presumir con tanta propiedad de ser un solo instrumento, dada la admirable cohesi¨®n sonora e interpretativa de que hace gala.

Por fin, Brahms, espl¨¦ndida demostraci¨®n de esa luz tan especial que los grandes artistas latinos -y en especial los italianos- han sabido arrojar a los densos pentagramas brahmsianos. El Brahms del Cuarteto Italiano se nos aparece como la versi¨®n camer¨ªstica del que un Giulini nos ha mostrado en su aspecto orquestal. Un interesant¨ªsimo concierto, en suma.