Una vuelta al Jarama con el Ferrari de Villeneuve
El trazado del circuito del Jarama es dur¨ªsimo. El hecho de contar con tantas curvas, tan reviradas, con tantas diferencias de pendientes y tantas diferencias de velocidades obliga al piloto a un esfuerzo tremendo, superior al de otros circuitos. Al mismo tiempo, exige de las cajas de cambio y de las suspensiones una precisi¨®n y una robustez a toda prueba para que puedan resistir la carrera. Un piloto como Villeneuve, en el circuito del Jaramal se ve obligado a cambiar de marcha en veinticuatro ocasiones. Eso quiere decir que hay que realizar la operaci¨®n de introducir una marcha en la caja de cambios -con el consiguiente embragado y desembragado -cada tres segundos. Cada 140 metros que recorre un monoplaza como el Ferrari, Villeneuve, l¨ªder de la clasificaci¨®n del Mundial, se ve obligado a realizar un cambio de marcha. Al final de la carrera habr¨¢ realizado 1.800 cambios de marcha, con el consiguiente esfuerzo f¨ªsico del brazo derecho y la pierna izquierda -es mucho m¨¢s duro el accionamiento que en una caja de cambios de un turismo normal-. A esto hay que a?adir el esfuerzo del resto del organismo -dejamos de lado el que sufren los ¨®rganos mec¨¢nicos del coche-, porque en las curvas, con la velocidad que se toman en la actualidad, el cuerpo del piloto est¨¢ sometido a una aceleraci¨®n lateral que es dos veces y media superior a la de la gravedad.
S¨®lo cinco marchas
De ah¨ª que el peque?o piloto canadiense Villeneuve haya optado por utilizar una caja de cambios de s¨®lo cinco marchas, en lugar de la de seis que utiliza habitualmente
A base de jugar con las relaciones, Villeneuve logra unos promedios alt¨ªsimos, evit¨¢ndose dos cambios de marcha por vuelta -es decir, 150 al cabo de toda la carrera-, con lo que evita desgaste f¨ªsico propio y aumenta la duraci¨®n de la m¨¢s que castigada caja de cambios.
El l¨ªder del Campeonato del Mundo pasa por la recta en quinta, a casi trescientos kil¨®metros por hora. Bruscamente, nada m¨¢s pasar, un cartel que avisa de que a cien metros est¨¢ la curva, frena, al tiempo que reduce desde quinta a segunda. Tras pasar el viraje Nuvolari, acelera a fondo, mientras cambia progresivamente de marchas, hasta llegar a Le Mans, en que reduce de cuarta -marcha en la que iba- hasta segunda. En la curva derecha se ve obligado a meter la primera. Despu¨¦s, vuelve a acelerar y a cambiar hasta Ascari, que toma en tercera, para introducir la segunda justamente antes de abordar Portago. Vuelve a acelerar a fondo por la bajada hasta la horquilla de Bugatti, en la que nuevamente se ve obligado a introducir la primera velocidad. En la rampa que asciende cambia hasta tercera, para reducir de nuevo a segunda, al afrontar Monza, tras la cual acelera y cambia de marchas hasta entrar en la recta de tribunas.
En la primera velocidad, el coche alcanza hasta 136 kil¨®metros por hora. En segunda, hasta 162. En tercera, hasta 189. En cuarta, hasta 231, y en quinta, hasta 294. Al final de una vuelta, pese a haber tenido que meter la primera en dos curvas y la segunda en cuatro, habr¨¢ realizado un promedio superior a 165 kil¨®metros por hora.
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