Su¨¢rez: "Espa?a apoya las negociaciones de paz mauritano-saharauis"

(Viene de primera p¨¢gina)

El tema parece congelado, pero no desechado oficialmente por Argelia. En este pa¨ªs el movimiento independentista del archipi¨¦lago canario mantiene una representaci¨®n oficial, junto a otros movimientos de liberaci¨®n africanos. Por ello se pens¨® que la visita de Su¨¢rez servir¨ªa para zanjar el tema, cosa que no fue as¨ª. El presidente Su¨¢rez se limit¨® a decir que no se hab¨ªa hablado del tema y luego a?adi¨® que ?se daba por olvidado?. Tampoco la esperada cooperaci¨®n econ¨®mica hispano-argelina ha surgido de manera concreta al t¨¦rmino de la visita. El comunicado incluye una breve alusi¨®n al proyecto de gasoducto argelino-espa?ol hacia la Europa comunitaria, y Su¨¢rez se limit¨® a decir que las perspectivas en este terreno eran muy buenas. El ministro de Industria -que se qued¨® en Argel- hoy conversar¨¢ con seis ministros t¨¦cnicos del Gobierno argelino.

En todo caso, una cosa es cierta: el presidente Su¨¢rez ha protagonizado una interesante iniciativa pol¨ªtica que (la movilidad a la actitud espa?ola ante la crisis del Sahara. Espa?a desea participar en las discusiones pol¨ªticas abiertas en torno al Sahara, que parten del llamado ?plan franc¨¦s de paz? (entrega del Saltara administrado por Mauritania al Polisario, como objetivo de la negociaci¨®n) y, aunque se suma con cierto retraso a la iniciativa de Par¨ªs, lo ha hecho con determinaci¨®n y de manera espectacular. Ah¨ª est¨¢ el encuentro del presidente Su¨¢rez con el secretario general del Polisario, Mohamed Abdelaziz -? fue muy interesante y cordial, Abdelaziz cerr¨® el di¨¢logo d¨¢ndome un abrazo y llam¨¢ndome hermano?, nos dir¨ªa Su¨¢rez- como prueba palpable de la decisi¨®n del Gobierno hispano.

Asimismo, al declararse favorable a dichas negociaciones de paz, el Gobierno espa?ol sale del impasse en el que estaba sumido con sus reiteradas declaraciones de no injerencia en el tema sahariano (?Espa?a ya no tiene responsabilidades en el Sahara?, se dec¨ªa), refugi¨¢ndose solamente en el apoyo al derecho de autodeterminaci¨®n saharaui. Una autodeterminaci¨®n que le sirvi¨® a Su¨¢rez para justificar el no reconocimiento de la RASD (Rep¨²blica Arabe Saharahui Democr¨¢tica), que le fue pedida por Abdelaziz con una l¨®gica contundente: no se puede reconocer a la RASD hasta que no se pronuncie la poblaci¨®n saharaui de acuerdo con la ONU.

Tambi¨¦n es de se?alar que el presidente Su¨¢rez se declar¨® favorable a la concertaci¨®n pol¨ªtica con Francia sobre el Sahara -?que no existe ?, dijo Su¨¢rez-, y no descart¨® la posibilidad de que Espa?a ofrezca sus buenos oficios para promover una conferencia de paz entre las partes implicadas, lo que incluye, defacto, la anulaci¨®n de los acuerdos de Madrid.

Lo que no ha quedado claro es el porqu¨¦ en este momento preciso el Gobierno decide dar este giro radical a su pol¨ªtica sobre el Sahara. La interpretaci¨®n que se puede recoger al t¨¦rmino de esta visita es que la decisi¨®n no ha sido muy madurada y que los acontecimientos de la zona (los contactos mauritanto-saharauis) han forzado el ritmo de un deseo del Gobierno espa?ol que gustaba especialmente al presidente Su¨¢rez por su espectacularidad y por los efectos que iba a producir en la esfera internacional y en la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Efectos que tambi¨¦n tendr¨¢n su contrapartida negativa. En los medios espa?oles de Argel la gran inc¨®gnita era: ?c¨®mo reaccionar¨¢ Marruecos?

Las opiniones son varias: se piensa, por una parte, que Rabat puede congelar la ratificaci¨®n del acuerdo pesquero a Espa?a y forzar un proceso de descolonizaci¨®n de Ceuta y Melilla en la OUA y la ONU -la conferencia de la OUA en Monrovia est¨¢ pr¨®xima y es significativa la suspensi¨®n del viaje del rey don Juan Carlos a Liberia.

Tambi¨¦n se especula con la posibilidad de que Marruecos no estuviera completamente al margen de las negociaciones mauritano-saharauis, lo que reducir¨ªa sensiblemente los riesgos (calculados o no) de la operaci¨®n espa?ola. Por ¨²ltimo, se afirma que la-actitud de Su¨¢rez puede servir tambi¨¦n de advertencia a Rabat si insiste en una pol¨ªtica de dureza con Espa?a.