El frac
Pongo de pie mi m¨¢quina, Tierno pone el capuch¨®n a su pluma y nos vamos por ah¨ª a tomar unos anises. No m¨¢s art¨ªculos, no m¨¢s Ayuntamiento, no m¨¢s mostrador.-?Usted conoce el an¨ªs del Clavel, Umbral?
-No, jefe, prefiero un mono.
-?Y el an¨ªs escarchado, Umbral?
-Mi abuela me lo daba a chupar algunas veces, jefe.
Me gustan los humanistas que me tratan de usted. Y tambi¨¦n es viejo profesor en anises. De qu¨¦ no sabr¨¢ este se?or.
-?Qu¨¦ le parece este rinc¨®n para hacer unas greguer¨ªas, Umbral?
-Vale, jefe, empecemos por el frac.
El frac de Tierno y el antimarxismo de Felipe tienen en un grito al personal. De Tierno lo he o¨ªdo decir: ?Es rojo y se pone frac?. Y de Felipe tambi¨¦n lo he o¨ªdo: ?Es, marxista y dice que no?.
-Enrique, dicen que se ha puesto usted el frac de la gran derecha.
-Lo que pasa es que la gran derecha lleva un siglo poni¨¦ndose el m¨ªo.
Quien dice un frac dice una alcald¨ªa. Les molesta que Tierno no le haga ascos al crucifijo, al frac ni a la buena educaci¨®n. Y yo creo que tienen raz¨®n. ?D¨®nde se ha visto un rojo con frac, d¨®nde se ha visto un marxista sin Marx? Lo que tiene en un grito a la derecha civilizada es que la izquierda sea m¨¢s civilizada que ella. Ponerse el frac de Pan de Soraluce y quitarse la barba pasota de Marx, todo en la misma semana, es demasi¨¦ too much para los esquemas mentales de la gente de orden.
-?Clavel o mono, Umbral?
-Lo que usted mande, se?or alcalde, pero no vamos a mezclar anises.
Y encima tiene que conseguir el viejo penene de la alcald¨ªa que una ni?a madrile?a haga la primera comuni¨®n vestida de paracaidista. Es su ilusi¨®n. Le piden a la ni?a dos a?os de catequesis para poder comulgar. El nacionalcatolicismo se ve que se va recrudeciendo y tridentizando a medida que la izquierda implanta.crucifijos en las alcald¨ªas y pega estampas de Santa Teresita de Lisieux en las papeleras de la calle.
-Tengo que negociar con ese santo p¨¢rroco la catequesis de la ni?a. Es mucha catequesis -me dice Tierno mientras va pasando del mono al clavel y del clavel al mono y vuelta.
-Si las ni?as comulgan de paracaidistas, que las se?oritas se casen de corsarias, jefe.
Tierno viste a Marx de frac y Felipe le afeita la barba. La derecha no se lo agradece y la izquierda no se lo perdona.
Don Luis Prados de la Plaza, alcaide del b¨²nker de Arespacochaga, en Col¨®n, anta?azo, se?or de las cataratas y el gui?ol infantil, presidente de la plaza entre porciones gigantescas de queso imperial y ni?os de pecho, escribe ahora, en la oposici¨®n, que ?el sost¨¦n (con perd¨®n) de Tierno Galv¨¢n ... ?, refiri¨¦ndose a alg¨²n sost¨¦n moral o t¨¦cnico. Son chistes de revist¨®n que rechazar¨ªa muy digna, llena de furia intelectual, la propia Addy Ventura, Venus eterna de la celulitis de pasarela, Afrodita reciclada hoy mismo por la empresa de La Latina.
-Est¨¢n tratando a los ayuntamientos de izquierda como gulags sovi¨¦ticos -le digo al alcalde.
-Pues yo, en cambio, estoy pensando en ponerle a alguna avenida Avenida de la Concordia.
-Ya est¨¢. Ya lo tengo. A la del General¨ªsimo.
-Ambicioso sois, pardiez.
(Ahora pasa del usted al vos. Cada vez m¨¢s ilustrado este hombre.)
-Y no es por imitar a Francia -dice-, sino porque lo que m¨¢s necesitamos hoy es concordia. Se obstinan en perpetuar el esquema de las dos Espa?as. Y eso siempre acaba mal.
Se equivocaba Felipe, se equivocaba. Las concesiones irritan a la derecha, en lugar de tranquilizarla. No s¨¦ lo que piensa Tierno. ?Andan enter¨¢ndose de si atiendo la c¨¢tedra, para denunciarme si no la atiendo.? Tierno tiene un frac de civismo y naftalina que saca cuando va a Palacio, para que Marx no se le enfr¨ªe en el pecho. La derecha se pone levantisca como si les hubiera robado el frac. Pero ellos s¨®lo van de frac cuando se ponen el frac. ?No ven que este viejo marxista va a diario de frac por la vida?
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