La opci¨®n nuclear

Me refiero a la campa?a organizada por gran parte de la opini¨®n p¨²blica en contra de la instalaci¨®n de centrales nucleares.Estoy convencido de que las centrales nucleares ser¨¢n las fuentes de energ¨ªa del futuro, por ello creo que no debemos oponernos de una forma radical a los adelantos de la ciencia. Lo que s¨ª debemos exigir es una informaci¨®n detallada.

El informe t¨¦cnico que el Ministerio de Industria nos ha dado sobre el accidente de Harrisburg, publicado el d¨ªa 4 de mayo de 1979, a pesar de la extensi¨®n del mismo explicando las causas del accidente, no hace la menor menci¨®n del peligro que ofrecen las tuber¨ªas del sistema principal de refrigeraci¨®n por corrosi¨®n de las mismas, ni tampoco dice las medidas adoptadas para evitar esa corrosi¨®n en las ya instaladas.

A muchos espa?oles, entre los que me cuento yo, no nos convencen las afirmaciones del se?or presidente de Iberduero cuando dice que si no se pone en marcha la central nuclear de Lem¨®niz, tendr¨¢ que restringir la energ¨ªa el¨¦ctrica en esa regi¨®n. Este se?or no dice lo que ocurrir¨ªa si, una vez terminada esa central, los pa¨ªses extranjeros dejaran de suministrar las materias primas para su funcionamiento.

Don Pedro Areitio no ignora que existen en nuestro pa¨ªs muchas centrales hidr¨¢ulicas abandonadas, que no necesitan de materias primas de importaci¨®n para ponerlas en servicio.

Por todo lo expuesto, creo que nuestros pol¨ªticos y gobernantes deben meditar antes de autorizar las instalaciones nucleares y vigilar los movimientos de esas empresas multinacionales, que anteponen sus ambiciones al bien social.