El feminismo y el XXVIII Congreso del PSOE
De la Comisi¨®n Mujer y Socialismo del PSOE
La experiencia hist¨®rica ha demostrado hasta el momento la absoluta necesidad de los grupos feministas aut¨®nomos de los partidos pol¨ªticos. Ellos son los que han hecho las primeras denuncias y las primeras reivindicaciones espec¨ªficamente feministas, recogidas cuando ya hab¨ªan sido asumidas por sectores importantes de la poblaci¨®n, por los partidos que son los que han hecho proyectos de ley, modificaciones legislativas, campa?as de difusi¨®n, etc¨¦tera. No hay ning¨²n ejemplo hist¨®rico de partido pol¨ªtico que se haya adelantado en alguna reivindicaci¨®n o en alguna alternativa a los grupos feministas.
As¨ª, desde hace a?os, la gran mayor¨ªa de los militantes de los partidos de izquierda y de los sindicatos est¨¢n haciendo el juego a la clase dominante, puesto que no son capaces de abordar el tema de la opresion de la mujer, no han le¨ªdo una sola l¨ªnea de lo que se ha escrito sobre el tema y ejercen el machismo sin ning¨²n complejo a nivel familiar.
Sin embargo, esta situaci¨®n es te¨®ricamente absurda. Si, cuando analizamos la opresi¨®n de la mujer, y hay ya mucho escrito sobre el tema, llegamos a la conclusi¨®n de que es un medio m¨¢s que el sistema utiliza para manejar a la clase trabajadora (y esto para las feministas resulta ya un lugar com¨²n que aburre repetir), ?c¨®mo es posible que a los partidos pol¨ªticos que pretenden defender los intereses de la clase trabajadora les cuesta tanto asumir el feminismo?
Pueden ocurrir dos cosas: que los partidos de izquierdas no defiendan en realidad los intereses de los trabajadores o que la influencia, de la ideolog¨ªa machista dominante sea tan poderosa que a los varones les resulta imposible tomar conciencia de la importancia de la opresi¨®n de la mujer, si previamente las mujeres no nos rebelamos y nos negamos a asumir el papel tradicional de esposas sumisa, y obedientes, amas de casa eficaces y madres sacrificadas. O puede ocurrir, lo cual ser¨ªa terrible, las dos cosas, en cuyo caso el movimiento feminista estar¨ªa llamado a desempe?ar un papel decisivo en la historia pol¨ªtica y social.
Las feministas que militamos en partidos que consideramos de izquierda lo hacemos con la esperanza de que la historia no tiene por qu¨¦ repetirse y que acabaremos consiguiendo que nuestros compa?eros y compa?eras asuman como organizaci¨®n el feminismo, aunque sea gradualmente. ?Hasta cu¨¢ndo guardaremos esa esperanza?
Gran parte de los miembros de grupo de trabajo Mujer y Socialismo desear¨ªamos, por ejemplo, que en el XXVIII Congreso del PSOE, pr¨®ximo a celebrarse, el partido fuera capaz de reconocer la importancia pol¨ªtica del feminismo, as¨ª como de ofrecer una alternativa real a corto, medio y largo plazo a la situaci¨®n de la mujer espa?ola, ya sea trabajadora asalariada o ama de casa. Creemos, adem¨¢s, que esa alternativa debe ir acompa?ada de una estructura organizativa eficaz que permita un amplio trabajo de concienciaci¨®n y movilizaci¨®n de las mujeres espa?olas, que, una vez m¨¢s, el 1 de marzo y el 3 de abril han sido, sin duda, uno de los grupos sociales que en porcentaje importante no ha votado al PSOE. Si en vez de dedicarnos a hacer una campa?a electoral y un programa de gobierno moderados para quitarle votos a la derecha hubi¨¦ramos sido capaces en estos dos a?os de hacer una pol¨ªtica dirigida a la mujer eficaz y coherente, no s¨®lo hubi¨¦ramos ganado las elecciones legislativas, sino que hubi¨¦ramos ampliado considerablemente nuestra base militante y simpatizante y hubi¨¦ramos dado pasos importantes en la transformaci¨®n de nuestra sociedad.
Pensamos, sin embargo, que no basta con elaborar una alternativa y crear una estructura organizativa, sino que ser¨ªa necesario que el equipo dirigente del PSOE sufriera .cambios y entrar¨¢n a formar parte, de ¨¦l, no s¨®lo personas inteligentes y eficaces, sensibles a los problemas reales de la sociedad, entre ellos el de la opresi¨®n femenina, sino mujeres feministas, mujeres cuya inseguridad, y falta de formaci¨®n pol¨ªtica no las lleve a las primeras de cambio a afirmar -renegando de su propia condici¨®n femenina- que no son feministas. Mientras en los partidos y en la sociedad en general, las mujeres que consiguen ser algo importante lo obtengan a base de convertirse en unos hombrecitos m¨¢s o en sumisas corderas, que se olvidan del resto de las mujeres y se sienten muy satisfechas de estar por encima, como el obrero que se aburguesa, no habremos conseguido nada. Ese no es, desde luego, el camino.
Y si el PSOE en este pr¨®ximo congreso no sabe rectificar y emprender una nueva v¨ªa habr¨¢ perdido un carro que a¨²n est¨¢ a tiempo de tomar. Puesto que es el partido mayoritario de la izquierda, ello querr¨¢ decir que dejar¨¢ el tiempo libre, por un lado, a UCD, que podr¨¢ presumir de ocuparse m¨¢s de la mujer que el PSOE y que contar¨¢ as¨ª con probabilidades de volver a ganar las pr¨®ximas elecciones generales; por otro, a los dem¨¢s partidos de izquierda, entre ellos el Partido Comunista, que, si sabe ser m¨¢s inteligente, tambi¨¦n puede restarle votos al PSOE convenciendo a parte de las mujeres de que es el partido de la liberaci¨®n de la mujer. Puede ocurrir que tanto los partidos de derechas como los de izquierda sigan ignorando al feminismo; el movimiento feminista se convertir¨¢ as¨ª, fatalmente, en una importante fuerza pol¨ªtica con la que habr¨¢ que contar para cualquier acci¨®n decisiva. Con ello se habr¨¢ producido una nueva divisi¨®n de la izquierda que s¨®lo favorecer¨¢ a la derecha y al sistema establecido, divisi¨®n de la que nadie podr¨¢ acusarnos a las feministas de ser las responsables. De lo que en cualquier caso no vamos a ser responsables es de cruzarnos de brazos y dejar que las cosas sigan siendo, para las mujeres, exactamente las mismas.
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