Respuesta a Juli¨¢n Mar¨ªas
Motivado por el art¨ªculo del se?or Juli¨¢n Mar¨ªas, en la secci¨®n de Opini¨®n del diario EL PAIS, de 6 de mayo, titulado ?Legitimidad y desencanto?, desear¨ªa comentar algunos aspectos de su contenido.Dice el se?or Mar¨ªas que la prensa en general no informa sino que opina, unos m¨¢s, otros menos, cosa que, sin dejar de ser cierta, es por lo menos injusta. Puesto que habr¨¢ que distinguir al menos, simplificando mucho, tres grupos: una prensa que llamar¨ªamos de izquierdas, cuyo exceso de opini¨®n se entender¨ªa, que no quiere decir se justificar¨ªa, por estar editada por unos partidos pol¨ªticos con intereses concretos, a los que el cambio sabr¨ªa a poco; otra de derechas, a la que el cambio le sabr¨ªa a mucho, y, por fin, una prensa independiente (en la medida humana), entre la que cuento a EL PAIS, que pedir¨ªa que el cambio formal se llene de contenido real, es decir, que en sus opiniones (que por lo dem¨¢s se separan de la informaci¨®n en apartados claros, con t¨ªtulos previos, como: editorial, opini¨®n -su art¨ªculo-, etc¨¦tera) busca que el cambio, insisto, formal, tan magnificado por el se?or Mar¨ªas, no quede en una palabra vac¨ªa como esta prensa denuncia.
Nos muestra el se?or Mar¨ªas su sorpresa (y la de su historiador) ante la ausencia en la prensa (?otra vez!), la ausencia, repito, de un orgullo nacional y un entusiasmo fren¨¦tico (nada menos). Pero, ?de d¨®nde va a salir? Si la prensa de antes con su programa completo de relavado y lavado de cerebro durante, digamos, muchos a?os no hubiese grabado a fuego la desconfianza en los partidos pol¨ªticos, no aparecer¨ªa ese desen canto que tanto desencanta al se?or Mar¨ªas al constatar, el es pa?ol, los defectos reales (qu¨¦ du da cabe) de estos partidos, que con todo son de lo poco que tenemos a mano para empezar a crear un pa¨ªs tolerante y con vocaci¨®n human¨ªstica. Si se me acepta que al menos alguna prensa s¨ª recoge el sentir de muchos, ?c¨®mo sorprenderse de que no haya orgullo exhultante ante unas circunstancias pol¨ªticas que nos hemos hurtado durante tantos a?os? Esto es lo normal, y s¨®lo como marco formal a llenar de contenido democr¨¢tico que, entonces s¨ª, nos llenar¨¢ de leg¨ªtimo orgullo. Hasta entonces hay que enterrar el triunfalismo, de triste recuerdo.
?C¨®mo puede tan inveros¨ªmil manipulaci¨®n ser aceptada por nosotros, los testigos? Eso, digo yo ante (de la prensa ya se ha hablado bastante) la m¨¢s escandalosa de las manipulaciones (extra?amente olvidada en el art¨ªculo), la de TVE. ?C¨®mo se extra?a el se?or Mar¨ªas del desencanto, si precisamente los agentes directos del cacareado cambio pol¨ªtico insultan nuestra sensibilidad y nuestros derechos, d¨ªa a d¨ªa, desde las pantallas de TVE? Habr¨ªa que recomendarles la lectura de libros con t¨ªtulos tan sugerentes como El miedo a la libertad o Aprender a ser para si despu¨¦s de leerlos sigue la magn¨ªfica programaci¨®n de TVE caer en el m¨¢s desencantado de los desencantos, con riesgo de escandalizar al se?or Mar¨ªas que se desencanta con nuestros desencantos. Juego de palabras tan vulgar como lo que la caja tonta nos regala cada d¨ªa.
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