Pero ?hubo alguna vez un mill¨®n de fascistas?

DE ENTRE Ios muchos asuntos -subalternos objeto de desmesuradas pol¨¦micas, uno reciente, y que nos ata?e, es el del n¨²mero de manifestantes en Madrid en el ? D¨ªa de la patria espa?ola?, celebrado el viernes 11 en Madrid por convocatoria de Fuerza Nueva y otras organizaciones derechistas. Desde los portavoces de los partidos convocantes se ha arremetido contra la cifra de 20.000 manifestantes publicada por EL PAIS. Con mayor o menor beligerancia, otras muchas personas se han dirigido a este peri¨®dico inquiriendo la raz¨®n de la disparidad entre las cifras dadas al lector por este peri¨®dico y las facilitadas por los organizadores de la manifestaci¨®n, Gobierno Civil de Madrid, Polic¨ªa Nacional y Polic¨ªa Municipal (m¨¢s de un mill¨®n de personas los primeros y un cuarto de mill¨®n las tres ¨²ltimas entidades).Se nos antoja que, si alguien tiene que explicar sus n¨²meros, ser¨¢n los responsables de la manifestaci¨®n o los organismos p¨²blicos que saldaron sus cuentas con 250.000 asistentes. Pasando por alto la boutade, comprensible desde el punto de vista de la propaganda pol¨ªtica, del m¨¢s de un mill¨®n de manifestantes, ?alguien ha reparado en lo que hubieran supuesto 250.000 personas encajonadas en la calle de Alcal¨¢?

Fuerza Nueva no ha explicado de d¨®nde extrae ese m¨¢s de un mill¨®n de manifestantes, ni el Gobierno Civil ni las autoridades policiales han dado cuenta p¨²blica de sus c¨®mputos. EL PAIS, en cambio, explic¨® con detalle sus c¨¢lculos. No nos duelen prendas en repetir la explicaci¨®n por extenso: dos redactores de este peri¨®dico, situados en un balc¨®n de la calle de Alcal¨¢, contaron por separado el n¨²mero de manifestantes que abr¨ªan frontalmente y cerraban por un lateral cada bloque de la manifestaci¨®n. Cada segmento de cifras se redondeaba por elevaci¨®n. La cuenta resultaba f¨¢cil al tratarse de una manifestaci¨®n -como todas las pac¨ªficas- seccionada en varios bloques y lenta. As¨ª se contabilizaron 20.000 personas asistentes, con el a?adido -del que dimos cuenta- de 5.000 a 6.000 personas estacionadas en las aceras y que en rigor no todas pod¨ªan ser tenidas por manifestantes.

Este m¨¦todo de cuantificar manifestaciones puede ser reputado de malo o de bueno, pero es un m¨¦todo. Y no puede ser tildado de malevolente. En cambio, cubicar una manifestaci¨®n desde su cabeza a su final en funci¨®n de la anchura de la calle en que se realiza (?con aceras o sin ellas?) e ignorando los obligados espacios vac¨ªos en toda manifestaci¨®n segmentada es un c¨¢lculo que nada tiene que ver con la realidad.

Lo que ocurre, a la postre, es que se ha querido dar una ?segunda lectura?, pol¨ªtica, a lo que s¨®lo era una informaci¨®n, y algunos han supuesto que a EL PAIS le complac¨ªa resaltar una cifra baja de asistentes a la manifestaci¨®n de Blas Pi?ar y sus correligionarios. Est¨¢n en un error. Que la extrema derecha espa?ola convoque en Madrid a 20.000 personas nos parece todo un ¨¦xito, por el que desde estas p¨¢ginas, y al filo de tan trivial pol¨¦mica felicitamos efusivamente a don Blas y a sus amigos pol¨ªticos. Pero, a la hora de exigir cuentas a los dem¨¢s, antes hay que especificar y aclarar las propias. Porque si Jardiel Poncela se preguntaba anta?o si hubo alguna vez 11.000 v¨ªrgenes, cabr¨ªa ahora preguntarse si hubo alguna vez m¨¢s de un mill¨®n de fascistas.