Por un simple manguito
Nos soplan que est¨¢ en marcha una campana para que la autoridad vuelva a hacer la vista gorda en la cuesti¨®n de los manguitos. Varios caballos heridos en la primera corrida de feria es el argumento que utilizar¨¢n los campa?istas. La demagogia tiene aqu¨ª amplio terreno. Dir¨¢ que un simple manguito no tiene importancia, y en cambio puede salvar la vida de un caballo. Puestas as¨ª las cosas, ?qui¨¦n no apoya la tabla reivindicativa caballar? El que no lo haga entrar¨¢ en serio peligro de que lo corran a denuestos -si no son palos-, por equin¨®fobo.Pero resulta que el ?simple manguito? s¨ª tiene importancia. A?ade un peso al ya excesivo que tiene el bloque de picar y encorseta a la caballer¨ªa, que se convierte en una especie blindada de dif¨ªcil manejo. Durante las primeras corridas de feria hemos podido ver la suerte de varas en plenitud; los toros pelearon con posibilidades de ganar la partida y algunos llegaron a derribar; el monopuyazo interminable, del que la res sale f¨ªsicamente pulverizada y an¨ªmicamente derrotada, ha sido imposible de practicar; los picadores, por lo general, han hecho muy bien la suerte, pues adem¨¢s de ir por derecho al toro y herir, ten¨ªan que salvar al equino de la cornada; al tiempo, los lidiadores no eran espectadores pasivos de la carnicer¨ªa, sino que, por la misma raz¨®n, estaban atentos, prestos al quite; casi todos los toros tomaron tres o cuatro puyazos, con lo cual el castigo era relativamente medido, progresivo y se pod¨ªa calibrar bastante bien su bravura... ?Hace falta seguir? Y tanta riqueza de situaciones por un simple manguito, las cosas de la vida. De donde se deduce que quien defienda el cumplimiento estricto de lo reglamentado en esta materia no es un enfermo de la ortodoxia, ni pretende hacer la pu?eta al caballo o al caballero, sino que la suerte de varas se haga en debida forma, pues de ella depende toda la lidia. ?Hemos dicho algo?
Otra cosa es que sea precisa una mejor protecci¨®n del caballo, sin deterioro del primer tercio, pues a nadie le gusta que puedan despanzurrarse caballos. Pero eso tiene que hacerlo el Ministerio del Interior, al cual se le propuso la convocatoria de un concurso nacional para modificar el peto. Claro que tal d¨ªa hizo un a?o.
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