Un cuarto de Siglo de dictadura militar en Paraguay
El olvido generalizado y la indiferencia internacional han presidido la conmemoraci¨®n de uno de los cumplea?os de m¨¢s triste referencia en toda Am¨¦rica Latina: los veinticinco a?os cumplidos por el general Alfredo Stro?ssner al frente de la presidencia de la Rep¨²blica de Paraguay. Los desfiles militares y las concentraciones escolares que recorrieron las calles de Asunci¨®n el 4 de mayo recordaron a Stro?ssner y a sus allegados aquel otro 4 de mayo de 1954 en el que mediante la t¨¦cnica del golpe de Estado, tan com¨²n en estas tierras, se hicieron cargo del poder. Informa , corresponsal de EL PA?S para Am¨¦rica Latina.
Ahora, un cuarto de siglo despu¨¦s, el artillero de origen alem¨¢n que destac¨® en la guerra del Chaco, el ferviente admirador de Adolfo HitIer y de Benito Mussolini, puede ufanarse, con raz¨®n, de su cualidad de decano de los dictadores de Latinoam¨¦rica. Y no parece que el prolongado ejercicio del poder haya desgastado o aburrido al general, muy al contrario, se muestra decidido a emular al propio Francisco Franco, de quien tambi¨¦n se confiesa fervoroso devoto. Muchos factores le favorecen: su edad (65 a?os), una salud de hierro, la ausencia de una oposici¨®n organizada, un magn¨ªfico aparato represivo, el apoyo de compa?¨ªas multinacionales y una enmienda a la Constituci¨®n, ordenada por ¨¦l mismo en 1977, que permite la reelecci¨®n de los presidentes.Paraguay no despierta, adem¨¢s, el mismo inter¨¦s de la prensa occidental que otros pa¨ªses de esta zona del mundo. Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y Nicaragua consumen la tasa de espacio destinado a denunciar los reg¨ªmenes represivos de Am¨¦rica Latina. Paraguay se agazapa en el mapa y las miradas pasan por encima sin detenerse.
Y, sin embargo, el Gobierno del general Alfredo Stro?ssner es una de las dictaduras m¨¢s siniestras de todo el continente. El estado de sitio est¨¢ vigente en el pa¨ªs desde el d¨ªa siguiente de la toma de posesi¨®n de Stro?ssner como presidente. La Constituci¨®n no permite que esta circunstancia excepcional se mantenga indefinidamente. Por eso, el general prorroga cada noventa d¨ªas dicho estatuto: 96 decretos de pr¨®rroga del estado de sitio ha firmado ya Alfredo Stro?ssner.
Se guardan algunas f¨®rmulas democr¨¢ticas, como las elecciones cada cinco a?os, cuyo ganador es, invariablemente, Alfredo Stro?ssner, o el registro de partidos pol¨ªticos, en el que solamente figuran dos importantes: el Partido Colorado, que apoya al presidente, y el Partido Revolucionario Febrerista, cuya actividad se ve reducida a los m¨ªnimos de subsistencia.
El poder judicial sigue lo mandatos del dictador o, de lo contrario, se atiene a las consecuencias: como le sucedi¨® a un magistrado que orden¨® la libertad de un dirigente comunista detenido por la polic¨ªa. El juez Rub¨¦n Ben¨ªtez Acosta, fue destituido y enviado a la c¨¢rcel, y el militante comunista, Antonio Maidana, condenado a dos a?os de prisi¨®n, se pas¨® diecinueve entre rejas sin m¨¢s explicaciones
En el aspecto socioecon¨®mico el panorama es poco alentador: el 5% de la poblaci¨®n, un enriquecido grupo de familias, se beneficia del 60% de la renta nacional. De una poblaci¨®n de 2.600.000 personas, hay 200.000 parados o subempleados y medio mill¨®n de exiliados. Tan s¨®lo el 15% de las viviendas dispone de agua potable. De cada mil ni?os, 125 abandonan esta vida antes de haber cumplido un a?o.
La econom¨ªa paraguaya se basa en el contrabando, dirigido en muchas ocasiones por prominentes figuras del r¨¦gimen. No hace mucho, un diario con tanta fama de ecu¨¢nime como Le Monde citaba con sus nombres y apellidos al general Andr¨¦s Rodr¨ªguez, considerado el n¨²mero dos de Stro?ssner, como m¨¢ximo responsable del tr¨¢fico de estupefacientes en el pa¨ªs, y al almirante Hugo Gonz¨¢lez como el principal director de una vasta red de contrabando de armas. Esta actividad ilegal, tachada c¨ªnicamente por el propio Stro?ssner como ?el precio de la paz?, proporciona al pa¨ªs unos ingresos anuales de mil millones de d¨®lares (67.000 millones de pesetas.
La influencia extranjera en los asuntos del pa¨ªs, sobre todo en el manejo de los recursos naturales, es total. Las multinacionales aprovechan el petr¨®leo, la madera, el uranio o la ganader¨ªa paraguaya, pagando c¨¢nones rid¨ªculos al Gobierno que ni siquiera pone l¨ªmite a la transferencia al exterior de los beneficios. Las compa?¨ªas norteamericanas son, sin duda, las primeras en ejercer esta influencia. El propio Stro?ssner lo reconoc¨ªa hace algunos a?os, al se?alar, en uno de sus viajes a Washington, que consideraba al embajador norteamericano en Asunci¨®n como ?un miembro m¨¢s de mi Gabinete?.
Brasil no se queda atr¨¢s. En Paraguay, el conocido expansionismo brasile?o encuentra campo abonado. As¨ª se han vendido a los vecinos del Norte miles de hect¨¢reas en las zonas de Amambay, Gaazagu y Alto Paran¨¢, donde cerca de 300.000 colonos brasile?os han desplazado a los habitantes paraguayos e impuesto leyes y costumbres brasile?as. La presa de Itaip¨², la mayor obra p¨²blica jam¨¢s construida por el hombre es, quiz¨¢, el caso m¨¢s preclaro del neocolonialismo que tolera, imp¨¢vido, el Gobierno del general Alfredo Stro?ssner.
Persecuciones
Cuando el presidente Jimmy Carter lleg¨® a la presidencia de Estados Unidos, Paraguay fue puesto en la lista de los pa¨ªses latinoamericanos que de manera m¨¢s sistem¨¢tica violaban los derechos humanos. Esta fue la raz¨®n principal por la que se recortaron importantes ayudas econ¨®micas y se suspendieron algunos cr¨¦ditos ya negociados. Hace pocos d¨ªas, el Congreso norteamericano ha reconsiderado esta medida y autorizado un cr¨¦dito de cinco millones de d¨®lares (350.000 millones de pesetas) ?a la vista de las mejoras observadas con relaci¨®n a los derechos humanos y a la suavizaci¨®n de la censura de prensa?.
?Es real este cambio? Los dirigentes pol¨ªticos de oposici¨®n reconocen, en efecto, que la situaci¨®n ha variado algo con relaci¨®n a los ¨²ltimos a?os: han sido liberados prisioneros pol¨ªticos y el Gobierno tolera cierta cr¨ªticas desde los peri¨®dicos. ?Pero la polic¨ªa sigue deteniendo y torturando y a¨²n estamos esperando noticias de compa?eros desaparecidos hace a?os sin dejar rastro?, agregan.
Perspectivas pol¨ªticas
Hasta febrero de este a?o, la actividad pol¨ªtica de la oposici¨®n era m¨ªnima. Stro?ssner y su Partido Colorado lo dominaban todo. El n¨²mero de afiliados de este grupo era, (y sigue siendo) muy numeroso: hace falta el carnet del partido para cualquier cosa. El 3 de febrero pasado, sin embargo, desafiando la expresa prohibici¨®n policial, cuatro grupos de oposici¨®n se unieron para redactar un documento de repudio a la dictadura y elaborar un plan de catorce puntos presentado como alternativa pol¨ªtica. El ?acuerdo nacional? fue suscrito por el Partido Liberal Radical Aut¨¦ntico, progresista, el Partido Dem¨®crata Cristiano, alineado a las corrientes internacionales de esta ideolog¨ªa, el Partido Revolucionario Febrerista, el ¨²nico de oposici¨®n oficialmente tolerado por Stro?ssner, Y el Movimiento Popular Colorado, surgido, hace diecisiete a?os, de una escisi¨®n del partido del presidente. El acuerdo solicita, entre otras cosas, la derogaci¨®n del estado de sitio, la libertad de presos pol¨ªticos y la concesi¨®n de una amplia amnist¨ªa.
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