Actuaciones de Amancio Prada
Amancio Prada actu¨® ayer en el teatro Barcel¨®, de Madrid, junto al grupo de marionetas Lib¨¦lula, dentro de lo que constitu¨ªa el acto de presentaci¨®n de su nuevo elep¨¦: Canciones de Amor y, Celda.
La trayectoria de Amancio Prada desde su vuelta (hace cinco a?os) de Par¨ªs ha venido marcada m¨¢s por unos intereses poco corrientes, que se han ido plasmando con extra?a periodicidad en unos elep¨¦s que recogen tanto folklore como canciones propias por completo, otras, construidas sobre textos de Rosal¨ªa, San Juan de la Cruz o, como en esta ocasi¨®n, de Juan del Encina o Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo.
Su nacimiento en la comarca del Bierzo, frontera entre la meseta y Galicia, o camino hacia Asturias, se ve reflejado en un biling¨¹ismo que nac¨ªa ya en su primer disco, Vida e morte, una de cuyas caras iba en gallego y la otra en castellano. Pero esto, finalmente, no es mucho. M¨¢s importante es el ambiente musical tranquilo y reposado de Amancio, un ambiente capaz de armonizar a la perfecci¨®n con letras de rom¨¢nticos y m¨ªsticos, sean de antes o de ahora, y que se trasluce en unas palabras de ¨¦l mismo: ?Yo quisiera confundir la canci¨®n popular y el lied cl¨¢sico, borrar la pared que les ha separado, en vez de unirlos.? A su vez, Garc¨ªa Calvo dice que la voz de este hombre es ?tan culta como emocionada?. Y tiene raz¨®n, sin duda. Este tal vez sea uno de los problemas con que haya de enfrentarse la escucha: desde el momento en que la m¨²sica no es agresiva, que la instrumentaci¨®n mantiene una gran sobriedad de medios, es preciso entrar en esa m¨²sica o en esa voz a trav¨¦s de un acto positivo, o tal vez de una disposici¨®n espiritual que no siempre se puede conseguir en la ciudad.
Evidentemente, esa es tambi¨¦n su ventaja, pues esa no imposici¨®n exige una escucha que ha de ser atenta (y m¨¢s profunda) para poder apreciar los matices que constituyen su encanto. Canciones de Amor y Celda no es un trabajo tan monogr¨¢fico como Rosal¨ªa o C¨¢ntico espiritual, y, sin embargo, conserva una coherencia interna que el mismo Amancio no trata de analizar a fondo. Tal vez trate de no desvelar sus propios misterios, de que no se levante la bruma tranquila que envuelve su forma de gestar canciones, de parirlas, de decirlas.
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